Elena G. de White en Europa

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La dedicación del templo de Tramelan

La obra en Europa había alcanzado otro hito: La primera iglesia adventista estaba lista para ser dedicada en Tramelan, Suiza.* El edificio, construído por la familia Roth con un costo de 3.000 francos (660 dólares) estaba en el terreno vecino a su hogar. Aunque era pequeño, representaba un comienzo, y Elena G. de White estaba contenta con él. La habían invitado para predicar el sermón de dedicación. EGWE 284.3

Por la mañana temprano, la víspera de Navidad, tomó el tren que partía de Basilea, acompañada por Guillermo Ings y Juanita, su esposa. El tiempo se presentó apropiado para la ocasión, según lo indica el siguiente escrito: EGWE 285.1

“Pasamos lentamente junto a los árboles que ofrecían un aspecto hermosísimo con su carga de nieve fresca y pura... Retrocedí a los días de mi niñez, cuando en mi estado natal [Maine] atravesaba los bosques de pinos gritando por el gozo que me producía la encantadora escena, jamás había visto nada que me recordara tanto aquel paisaje, como esta mañana. EGWE 285.2

“Treinta años atrás, estas escenas eran comunes en el estado de Maine”.—Manuscrito 72, 1886. EGWE 285.3

Uno de los hijos de Roth los esperaba en la estación con otra “novedad” europea: Un paseo en trineo por la nieve, hasta la casa de la familia Roth. A la Sra. de White le encantó el paseo. Para esta importante ocasión, se habían reunido los creyentes de varias iglesias suizas, y esa noche el pastor Erzberger habló a los alemanes que había entre ellos. EGWE 285.4

El sábado, día de Navidad, Elena G. de White predicó el sermón de dedicación de la pequeña capilla. Apropiadamente escogió como texto 1 Rey. 8, donde se describe la dedicación del templo de Salomón. EGWE 285.5

“Es cierto que el grupo de Tramelán es pequeño... pero la presencia del Señor no se limita por el número... Estamos agradecidos por el hecho de que Dios ha puesto en el corazón de los hermanos Roth el deseo de levantar esta casa confortable y atractiva para adorarlo... El primer tabernáculo, construído de acuerdo con las instrucciones divinas, contó ciertamente con su bendición. De este modo el pueblo se fue preparando para adorar en el templo no hecho de manos—un templo en los cielos. Las piedras del templo construído por Salomón fueron preparadas en la cantera y luego trasladadas hasta el lugar del templo... del mismo modo, la poderosa espada de la verdad ha sacado a un pueblo de la cantera del mundo y está preparando a los que profesan ser hijos de Dios, para que ocupen un lugar en su templo celestial”.—Manuscrito 49, 1886. EGWE 285.6

Más adelante recordó las primeras iglesias que registra la historia de Battle Creek: EGWE 286.1

“La primera casa * construida en Battle Creek era apenas una tercera parte más grande que ésta, y cuando entramos en el edificio nos sentimos felices. Hasta entonces, las reuniones se habían realizado en una casa privada. Todos éramos pobres, pero pensábamos que debíamos contar con un lugar para dedicarlo al Señor... A los dos años hubo que cambiarlo por uno más grande. (**) EGWE 286.2

“Poco tiempo después tuvimos que edificar la tercera iglesia, y luego la que hoy tenemos, con capacidad para tres mil personas... Esperamos que el Señor bendiga de tal manera vuestra obra que esta casa os resulte muy pequeña. Esperamos ver otras casas levantadas porque la fe sin obras es muerta. Esta casa, aunque pequeña está registrada en el cielo. Puede venir a visitaros con más ánimo ahora que antes, porque la gente verá que estáis hablando en serio”.—Ibid. EGWE 286.3

Después se refirió a la reverencia en la casa de Dios, y a la solemne importancia de adorar juntos a al Señor. Concluyó con las siguientes palabras: EGWE 287.1

“Por encima de todo, haya paz entre vosotros... y que de este lugar salgan la luz y la verdad para que obren en el corazón de la gente; así se sentirá vuestro testimonio. Debemos entretejer en nuestro carácter los principios de la verdad a fin de estar preparados para el templo de Dios y para disfrutar del privilegio de unirnos en el himno que dice: Digno es el Cordero”.—Ibid. EGWE 287.2