Elena G. de White en Europa
Las necesidades de todos los misioneros
En una carta que la Sra. de White dirigió a los dirigentes de Battle Creek en ese tiempo, analizó detenidamente la situación y vio que más importante aún que el dinero, era la necesidad de encontrar hombres jóvenes y capaces. EGWE 282.4
“De tanto en tanto—escribió—, me he sentido apremiada por el Espíritu de Dios para dar testimonio a nuestros hermanos acerca de la necesidad de conseguir los mejores talentos para trabajar en nuestras diversas instituciones”. Esos hombres deben ser “idóneos, hombres a los que Dios pueda enseñarles... Deben ser inteligentes, deben llevar el sello de Dios y progresar continuamente en la santidad... Si son hombres que se están desarrollando seguirán, como el sol, un rumbo inmutable, y crecerán en conocimiento y en el favor de Dios”.—Carta 63, 1886; Mensajes Selectos 2:190. EGWE 282.5
Ella exhortó a procurar la perfección en todos los aspectos. “Nuestras instituciones realizan una obra grandiosa y definitiva en favor del mundo—escribió—, y deberían emplear los mejores talentos que se puedan conseguir”.—Carta 63, 1886. EGWE 283.1
No sólo hacían falta ministros, sino también personal administrativo idóneo: EGWE 283.2
“Se me mostró que existen grandes deficiencias en los registros contables de los diversos departamentos de la causa. La contabilidad es y será siempre una parte importante en nuestra obra, y en todas nuestras instituciones hay una gran necesidad de contar con personas idóneas... Esta rama de la obra ha sido descuidada vergonzosamente y por demasiado tiempo. Es reprochable permitir que un trabajo de tal magnitud sea hecho en forma tan deficiente y chapucera. Dios desea que la obra se haga con tanta perfección como puedan lograrla los seres humanos... Es necesario estudiar para poder llevar la contabilidad con exactitud y rapidez, sin preocupaciones ni carga”.—Ibid. EGWE 283.3
No nos sorprende que durante el congreso de la Asociación General se haya acordado enviar a Basilea precisamente en ese momento crítico a uno de sus mejores contadores, A. H. Mason, para inspeccionar los libros, establecer un sistema nuevo y mejor de contabilidad, y preparar tenedores de libros para proseguir el trabajo después de su partida. EGWE 283.4