Elena G. de White en Europa
Navidad en Tramelan
El primer templo dedicado en Europa
Cuando Elena G. de White regresó a Basilea, a fines de noviembre de 1886 *, en los Estados Unidos se estaba realizando el Congreso de la Asociación General. Whitney había viajado desde Suiza en representación de la Misión Europea Central. Los informes del exitoso viaje de la Sra. de White llegaron a Norteamérica, y en el congreso se hizo evidente la gran necesidad de que ella regresara a Norteamérica a tiempo para asistir a las reuniones de primavera. Como es natural, los hermanos norteamericanos deseaban oír los informes de la obra en Europa, y darían una bienvenida muy cordial a quien había ejercido allí su ministerio, pero el acuerdo que tomaron indicaba tan sólo que ella y G. C. White debían regresar “en cualquier momento que pensaran que era su deber hacerlo”. EGWE 281.1
No se conoce la fecha exacta en que Elena G. de White decidió regresar a los Estados Unidos, pero sabemos que el 18 de abril de 1887 escribió lo siguiente: “Nos estamos esforzando al máximo por concluir nuestro trabajo en Basilea”.—Carta 82, 1887. EGWE 281.2
Australia también presentó una petición en ese congreso de la Asociación General: Solicitaron que la Sra. de White y su hijo Guillermo visitaran su territorio. Cinco años más tarde ellos cumplieron con ese pedido, y pasaron nueve años muy fructíferos en esa tierra. EGWE 282.1
Hasta entonces la Sra. de White había tenido suficiente trabajo como para estar muy activa. En la casa editora se estaba gestando otra crisis financiera. Había vencido el plazo para pagar deudas, y la institución tenía un saldo de 30.000 francos, (6.000 dólares) en descubierto en el banco de Basilea. No contaban siquiera con el dinero suficiente para pagar el sueldo de los obreros. EGWE 282.2
Durante el congreso, los dirigentes de la iglesia decidieron reunir 100.000 dólares para cubrir las crecientes demandas financieras de la causa que se expandía en Europa, Sudáfrica, Australia y las Guayanas, y también en los Estados Unidos. Pero en Basilea el dinero se necesitaba con suma urgencia. Guillermo escribió al pastor Haskell diciéndole que, aunque era un “alivio” saber que los hermanos habían resuelto reunir 100.000 dólares, aquella se parecía un poco a la “vieja historia de los protestantes encadenados en un torreón y muertos de hambre, aunque había abundantes alimentos fuera de su alcance”. Se sintió más que aliviado cuando le enviaron un giro por 2.000 dólares a mediados de diciembre. EGWE 282.3