Elena G. de White en Europa
El mundo antes del diluvio
“Si todos los aspectos de las obras divinas nos resultan tan bellos, si las majestuosas montañas y las elevadas y sólidas rocas antiguas son atractivas, cuánto más bello, grandioso y encantador tiene que haber sido el mundo antes del diluvio, ese mundo que fue destruido por causa de la pecaminosidad de los hombres. Dios los rodeó con los tesoros de la tierra porque los amaba. Pero estas bendiciones se transformaron en una maldición, y ellos usaron esas dádivas preciosas para satisfacer su orgullo y glorificarse a sí mismos, hasta que el Señor los destruyó junto con la tierra, que se había contaminado por causa de su violencia y sus obras corruptas... EGWE 205.3
“Llegamos hasta un panorama que resulta indescriptiblemente grandioso para nuestros sentidos. Los picos de algunas montañas se destacan sobre los demás y contemplamos un grupo de rocas espléndidas, curiosamente labradas, que han sido levantadas por agentes poderosos y esculpidas por las tormentas de los siglos. Los riscos aparecen desnudos, abruptamente cortados. Luego hay una pequeña meseta en las alturas, entre las rocas que sobresalen... EGWE 206.1
“El gran Dios ha levantado sus poderosos monumentos en las rocas de granito, en las elevadísimas montañas, en las grietas profundas, en las quebradas, en los desfiladeros, en las fortalezas de roca y en las cavernas de la tierra; y en medio de estos paisajes surgen las evidencias del poder divino... EGWE 206.2
“Descubrimos las huellas del toque inconfundible de la mano del gran Arquitecto. Hay belleza en la sobrecogedora grandeza del valle, en las grietas solemnes y sólidas de las rocas; hay majestad en las encumbradas montañas que parecen tocar los cielos. Los árboles gigantescos con hojas de formas delicadas, los brotes de hierba, el pimpollo naciente y la flor que ya se ha abierto, los bosques, todo lo que tiene vida, todo señala al gran Dios viviente. Cada facultad de nuestro ser da testimonio de que existe un Dios vivo y podemos extraer del libro abierto de la naturaleza las más preciosas lecciones acerca del Dios del cielo. EGWE 206.3
“Al realizar este estudio, la mente se expande y se eleva; anhela conocer más acerca de Dios y su Majestad. Se despiertan en nuestro corazón no sólo sentimientos de reverencia y temor, sino de amor, fe, confianza y de entera dependencia de Aquel que es el Dador de todo lo bueno. Cuando contemplo sus obras maravillosas y veo las evidencias de su poder, instintivamente pregunto: ‘¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?’ Salmos 8:4. Toda la grandeza y la gloria de estas maravillas de la casa de Dios, sólo se pueden apreciar cuando la mente las relaciona con el Creador y con el futuro hogar de gloria que él está preparando para los que le aman. Disfrutamos los magníficos detalles de las últimas montañas, aunque todo esto parecerá insignificante cuando se lo compare con las glorias que aguardan como recompensa a los adoradores del verdadero Dios”. EGWE 207.1