Elena G. de White en Europa
Aumentan las dificultades
El domingo amaneció un día diáfano y bello. Elena G. de White quedó impresionada ante la escena que contempló al dirigirse al mercado. Vio allí a algunas mujeres con los ojos inflamados y una piel áspera y dura, que gritaban ofreciendo su mercancía. En invierno, mucha de esta gente que provenía de la montaña, vivía en los establos junto con las vacas y los chivos para mantenerse abrigada. Los edificios contaban generalmente con una sola ventanita pequeña. EGWE 160.2
Por la tarde, la Sra. de White volvió a hablar ante un grupo reducido. Mientras lo hacía, Malan se presentó otra vez. Ocupo un asiento, visiblemente agitado. Cuando oía algo que estaba de acuerdo con su opinión, asentía con un movimiento de cabeza. De lo contrario sacudía la cabeza y comenzaba a murmurar con las personas que lo rodeaban. Finalmente, se levantó de un salto y le preguntó a Bordeau, que hacía las veces de traductor: “¿Guarda usted todos los mandamientos mejor que los fariseos? ¡Respóndame!” Bourdeau lo ignoró, y Malan tomó su sombrero, airado, y salió apresuradamente del salón. EGWE 160.3
“Este comienzo no fue muy alentador—escribió Elena G. de White en su diario esa noche—, pero nos quedaremos y veremos si el Señor tiene alguna otra obra para que yo haga”.—Manuscrito 29, 1885. EGWE 161.1
Al día siguiente escribió, feliz: “Tenemos una mañana gloriosa. El sol brilla e irradia un suave calor, las puertas están abiertas y parece que estuviéramos en primavera”. Ibid. Durante toda su permanencia en Italia el tiempo se mantuvo templado y diáfano, y ella aprovechó al máximo la situación para salir en todas las oportunidades posibles. EGWE 161.2
Por la tarde, Bourdeau alquiló un coche y llevó a Elena G. de White y a B. L. Whitney a pasear. Dejaron atrás la villa protestante de Saint Jean, y llegaron a una antigua ciudad católica. Vieron a algunos hombres y jóvenes, e incluso niños, que trabajaban en una cantera de granito. EGWE 161.3
El pequeño grupo regresó luego a la casa de Bourdeau, después de haber adquirido una mejor comprensión de la vida que llevaban los humildes montañeses. EGWE 161.4
Parte de los planes que tenía Elena G. de White al ir a Italia, era disfrutar un poco del descanso y la tranquilidad que habia echado de menos en Basilea. EGWE 161.5
El jueves volvieron a pasear unos ocho kilómetros en coche. El viernes se sumergieron nuevamente en las reuniones de evangelización. EGWE 161.6
Después de las dos irrupciones que Malan realizó durante el primer fin de semana, los obreros llegaron a la conclusión de que sería mejor alquilar otro salón, ya que él era el propietario del que estaban usando para las reuniones y se sentía con derecho a interrumpirlos siempre que lo deseaba. EGWE 161.7