Elena G. de White en Europa

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Interferencia y hostilidades

El viernes, Bourdeau le preguntó a Malan si podía imprimir algunos volantes para anunciar que Elena G. de White hablaría al día siguiente por la tarde en Torre Pellice, pero éste se negó rotundamente. De todos modos la reunión se llevó a cabo, pero debido a la falta de propaganda, asistieron apenas 25 personas, y de ellas sólo tres o cuatro no eran adventistas. La Hna. White se refirió a la importancia de obedecer a Dios y de caminar en la luz, sin tomar en cuenta las opiniones ni el proceder del mundo. EGWE 159.3

Cuando la disertación estaba a punto de concluir, Malan, que había estado tomando apuntes durante la reunión, se puso rápidamente de pie. Exigió que se le contestara con un “sí” o un “no” si era necesario guardar el sábado para ser salvo. EGWE 159.4

“Ella hizo unas cinco o seis tentativas de contestarle—escribió María K. de White a su esposo Guillermo a la noche siguiente—, pero él se ponía de pie de un salto cada vez y furioso le exigía que le contestara ‘sí’ o ‘no’” (carta de M. K. de White, 29 de noviembre de 1885). EGWE 159.5

Elena G. de White trató de explicar que una pregunta tan importante requería algo más que un mero “sí” o “no” como respuesta; y en medio de los exabruptos de* Malan, procuró decirle que si una persona había recibido luz acerca del sábado y la rechazaba, no podía ser salva. EGWE 159.6

Malan tomó un papel que había escrito, y comenzó a leer algo que estaba relacionado con la posibilidad de observar el sábado sin abstenerse por completo de trabajar. A. C. Bourdeau hizo los mayores esfuerzos por traducir para que la Hna. White pudiera comprenderlo, pero Malan proseguía la lectura sin interrupción. Finalmente ella le indicó cortésmente que le contestaría por escrito, y así concluyó la reunión del sábado por la tarde. Cuando la perturbada esposa de Malan, que seguía siendo fiel al mensaje adventista, se adelantó para rogar a la Sra. de White que perdonara a su marido, prorrumpió en llanto. EGWE 160.1