Hijas de Dios

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Capítulo 13—La influencia de la mujer cristiana

[Usted] puede actuar en forma digna sin una vana confianza propia; puede ser condescendiente y ceder sin sacrificar el respeto propio o la independencia personal, y su vida será de gran influencia sobre aquellos que pertenecen a las clases altas como a las bajas.—Testimonies for the Church 3:555.

Maravillosa misión de las mujeres—Los adventistas del séptimo día no deben de ninguna manera despreciar la obra de la mujer.—Obreros Evangélicos, 468 (1898). HD 147.1

Maravillosa es la misión de las esposas y las madres y de las obreras más jóvenes. Si ellas lo desean, pueden ejercer una influencia para bien sobre todos los que las rodean. Con la modestia en el vestir y un comportamiento circunspecto ellas pueden, en su sencillez, dar testimonio de la verdad. Pueden permitir que su luz alumbre delante de todos los otros que pueden ver sus buenas obras y glorificar a su Padre que está en el cielo. Una mujer verdaderamente convertida puede ejercer una influencia para el bien, poderosamente transformadora. Unida a su esposo, puede ser una ayuda en su trabajo y convertirse en instrumento de estímulo y bendición para él. Cuando la voluntad y la conducta son presentadas en sujeción al Espíritu de Dios, no hay límite para el bien que puede ser realizado.—El Ministerio de la Bondad, 164 (1908). HD 147.2

Abstenerse de toda apariencia de mal—Hay quienes no sienten que es un deber religioso disciplinar la mente para pensar en temas alegres, a fin de reflejar luz en lugar de tinieblas y lobreguez. Esta clase de mentes puede estar en ambos extremos: o buscan su propio placer mediante la conversación frívola, las bromas y las risas, y están constantemente en la búsqueda de diversiones; o se tornan deprimidas y experimentan pruebas y conflictos mentales a los que consideran tan agudos que muy pocas personas pueden soportarlos o comprenderlos. Estas personas pueden profesar el cristianismo, pero están engañando sus propias almas. No tienen material genuino. La religión de Jesucristo primero es pura, luego pacífica, llena de frutos de justicia. Muchos, especialmente mujeres, han caído en el triste error de esta era degenerada; les gusta demasiado el sexo opuesto. Les encanta su compañía. Sus atenciones las adulan y animan, o permiten familiaridades que no están de acuerdo con la exhortación del apóstol, “Absteneos de toda especie de mal”. 1 Tesalonicenses 5:22.—The Review and Herald, 12 de marzo de 1872. HD 148.1

No hay tiempo para impulsos corruptos—Nuestro tiempo de prueba se acorta según las más favorables condiciones e interpretaciones. No tenemos tiempo para gastar en la indulgencia de impulsos corruptos. La familiaridad de hombres casados con mujeres casadas y jóvenes es ofensiva a la vista de Dios y los ángeles santos. El descaro de las mujeres que buscan la compañía de varones, rondando en torno al lugar donde ellos trabajan, buscándoles conversación, hablando de cosas vulgares, ociosas, rebajan su femineidad y su estima aun ante quienes ellas desean tentar.—Testimonio acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, 274-275 (1888). HD 148.2

El uso correcto de los talentos—No todos tienen la misma obra que hacer. Cada uno tiene una obra de carácter individual que realizar. Sin embargo, a pesar de las variadas tareas debe existir una hermosa armonía que nos permita trabajar en perfecta unidad. Nuestro Padre celestial no requiere de aquel a quien ha dado un talento que presente cinco. Pero si el que tiene un talento lo usa sabiamente, pronto se multiplicará, incrementando así el poder de su influencia y su esfera de utilidad. Si la mujer pone los talentos que Dios le ha dado a su mejor uso, su individualidad podrá ser preservada, y a la vez cumplirá una parte importante de la obra de reforma que es tan necesaria. HD 148.3

Si la mujer incrementa el uso de su tiempo y facultades confiando en la fuerza y la sabiduría que Dios puede darle, puede estar en pie de igualdad con su esposo y actuar como consejera, compañera y colaboradora, sin perder su modestia y gracia femenina. Al elevar su propio carácter, estará elevando y ennobleciendo los caracteres de su propia familia, e inconscientemente estará ejerciendo una poderosa influencia sobre todos los que la rodean.—The Health Reformer, 1 de junio de 1880. HD 149.1

Alcanzar un pleno desarrollo—¿Por qué las mujeres no cultivan su intelecto? ¿Por qué no habrán de aceptar el propósito de Dios para su existencia? ¿Por qué no habrán de reconocer la potencialidad de sus propios poderes dados por Dios y esforzarse por desarrollarlos al máximo para hacer el bien a otros y avanzar la obra de la reforma y de la verdad en el mundo? Satanás sabe que las mujeres son una poderosa influencia para el bien o para el mal; por lo tanto intenta alistarlas para su causa [...]. HD 149.2

Hermanas y madres, nosotras tenemos un blanco más alto, una obra más noble que la de estudiar la última moda y prepararnos vestidos y adornos innecesarios que solo buscan satisfacer a este moderno Moloc. Podemos transformarnos en sus esclavas; podemos sacrificar sobre sus altares nuestra propia felicidad y la felicidad presente y futura de nuestros hijos. Pero, ¿qué habremos ganado al final? Hemos sembrado para la carne, y de la carne segaremos corrupción. Nuestras obras no podrán pasar la inspección de Dios. Al fin veremos cuántas almas podrían haber sido bendecidas y redimidas del error por nuestra influencia, las que, en cambio, fueron llevadas al orgullo y la apariencia exterior con descuido del adorno interior.—The Health Reformer, 1 de junio de 1880. HD 149.3

Una parte en la obra final—Nuestras hermanas, la juventud, los de edad madura y los avanzados en años, todos pueden tener una parte en la obra final para este tiempo; y al hacerlo cada vez que tengan oportunidad, obtendrán una experiencia del más alto valor para sí mismos. Al olvidarse del yo, crecerán en la gracia. Y al ejercitar el pensamiento en esa dirección, aprenderán a llevar cargas por Jesús.—The Review and Herald, 2 de enero de 1879. HD 149.4

Una influencia transformadora—Grande es la misión de las mujeres, especialmente de las que son esposas y madres. Pueden ser una bendición para los que las rodean. Pueden ejercer una influencia poderosa para el bien si hacen brillar su luz de modo que los demás puedan ser llevados a glorificar a nuestro Padre celestial. Las mujeres pueden tener una influencia transformadora si solo están dispuestas a rendir sus caminos y su voluntad a Dios, y dejar que él controle sus mentes, afectos y ser. Pueden tener una influencia que tenderá a refinar y elevar a los que con ellas se relacionen. Pero este tipo de mujeres generalmente no son conscientes del poder que poseen. Ejercen una influencia inconsciente que parece emanar naturalmente de una vida santificada, de un corazón renovado. Es el fruto que brinda naturalmente el buen árbol plantado por la mano divina. Se olvida al yo, fusionado en la vida de Cristo. Ser ricas en buenas obras es tan natural como respirar. Viven para hacer el bien a los demás y sin embargo están dispuestas a decir: Somos siervas inútiles.—Testimonies for the Church 2:414 (1870). HD 149.5