El Ministerio de la Bondad

27/62

Capítulo 19—La influencia de las mujeres cristianas

Maravillosa misión de las mujeres—Los adventistas del séptimo día no deben de ninguna manera despreciar la obra de la mujer.—Obreros Evangélicos, 468. MB 164.1

Maravillosa es la misión de las esposas y las madres y de las obreras más jóvenes. Si ellas lo desean, pueden ejercer una influencia para bien sobre todos los que las rodean. Con la modestia en el vestir y un comportamiento circunspecto ellas pueden, en su sencillez, dar testimonio de la verdad. Pueden permitir que su luz alumbre delante de todos los otros que pueden ver sus buenas obras y glorificar a su Padre que está en el cielo. Una mujer verdaderamente convertida puede ejercer una influencia para el bien, poderosamente transformadora. Unida a su esposo, puede ser una ayuda en su trabajo y convertirse en instrumento de estímulo y bendición para él. Cuando la voluntad y la conducta son presentadas en sujeción al Espíritu de Dios, no hay límite para el bien que puede ser realizado.—Manuscrito 91, 1908. MB 164.2

Realizar una parte en el trabajo inmediato—Nuestras hermanas, las jóvenes, las de edad madura y aquellas de edad avanzada, pueden desempeñar una parte en la obra inmediata para este tiempo; y haciendo esto, cuando ellas tengan oportunidad, obtendrán una experiencia del más elevado valor para ellas. Olvidándose de sí mismas, crecerán en la gracia. Disciplinando la mente en esa dirección, aprenderán cómo llevar las cargas por Jesús.—The Review and Herald, 2 de enero de 1879. MB 164.3

Para servir con fidelidad y discernimiento—En este tiempo cada talento de cada obrero debiera ser considerado como un sagrado depósito para ser usado en extender la obra de reforma. El Señor me ha instruido que nuestras hermanas que han recibido una preparación que las ha capacitado para puestos de responsabilidad han de servir con fidelidad y discernimiento en su vocación, usando sabiamente su influencia y, junto con sus hermanos en la fe, obteniendo una experiencia que las capacite para un mayor servicio. ... MB 165.1

En los tiempos antiguos, el Señor obró de un modo maravilloso a través de mujeres consagradas, a quienes unió en su trabajo con hombres a los que él había elegido para permanecer como sus representantes. El usó a mujeres para ganar grandes y decisivas victorias. Más de una vez, en tiempos de emergencia, él las puso al frente y obró a través de ellas para la salvación de muchas vidas.—Carta 22, 1911. MB 165.2

La primera responsabilidad de las madres—La influencia de las madres nunca se acaba. Es siempre activa, ya sea para bien o para mal, y si ha de resistir su obra la prueba del juicio [de Dios], ella deberá hacer de Dios su confianza y trabajar con sinceridad para su gloria. Su primer deber es para sus hijos, para así modelar sus caracteres, para que ellos puedan ser felices en esta vida y asegurar su futuro: la vida eterna. No debería dejarse influir por lo que hace la señora Fulana de Tal, ni por las observaciones de las señoras A o B, de que ella es tan singular, tan diferente de otras personas en su vestido o en el arreglo de su casa, donde procura la comodidad antes que la ostentación, o en el manejo de sus hijos. MB 165.3

Dios ha dado a la madre, en la educación de sus hijos, una responsabilidad superior a cualquier otra.—Good Health, junio de 1880. MB 165.4

La sociedad tiene derecho sobre las mujeres—El privilegio de una mujer es velar por el interés de su marido, cuidar el guardarropa de él y tratar de hacerlo feliz. Es su privilegio cultivar su mente y sus modales, ser sociable, alegre y feliz, derramando rayos de luz sobre su familia y haciendo de ella un pequeño cielo. Y así tendrá un interés por algo más que ella y sus cosas. Debería considerar que la sociedad tiene derecho sobre ella.—The Health Reformer, junio de 1873. MB 166.1

Una labor fuera de nuestros hogares—Los hombres y las mujeres no están cumpliendo el designio de Dios cuando simplemente expresan afecto por el círculo de su propia familia, por sus parientes y amigos ricos, mientras excluyen de su afecto a aquellos a quienes deberían consolar y bendecir aliviando sus necesidades. ... MB 166.2

Cuando el Señor nos pide que hagamos bien a otros fuera de nuestros hogares, no significa que nuestro cariño por el hogar disminuya, y que amemos menos a nuestros parientes o a nuestro país sólo porque desea que extendamos nuestras simpatías. Es que no hemos de confinar nuestros afectos y simpatías dentro de cuatro paredes y encerrar las bendiciones que Dios nos ha dado, para que otros no se beneficien junto con nosotros en su goce.—The Review and Herald, 15 de octubre de 1895. MB 166.3

Incremento del círculo de acción de la utilidad—Todos no tienen el mismo trabajo. Hay deberes distintos e individuales para que realice cada uno; sin embargo, entre esa variedad de deberes debe haber una hermosa armonía, uniéndose esta obra de todos juntos en perfecta proporción. Nuestro Padre celestial no requiere de nadie a quien él ha dado sólo un talento la utilidad de cinco. Pero si el uno es sabiamente usado, el poseedor pronto habrá ganado más y puede incrementar continuamente su poder de influencia y esfera de utilidad, haciendo el mejor uso de los talentos que Dios le ha dado a la mujer. Su individualidad puede ser claramente conservada y aún ella es parte del gran todo en el avance de la obra de reforma tan grandemente requerida. MB 166.4

La mujer, si prudentemente aprovecha su tiempo y sus facultades, confiando en Dios para obtener sabiduría y fortaleza, puede permanecer en pie de igualdad con su esposo, como consejera, consoladora, compañera y colaboradora, y sin embargo no perder nada de su gracia o modestia femeninas. Ella puede elevar su propio carácter, y justamente cuando lo hace está elevando y ennobleciendo los caracteres de su familia y ejerciendo una poderosa, aunque inconsciente influencia sobre los que la rodean.—Good Health, junio de 1880. MB 167.1

Aprendiendo a llegar hasta otras mujeres con la verdad—Las mujeres pueden aprender qué necesitan hacer para alcanzar a otras mujeres. Hay mujeres que están especialmente adaptadas para el trabajo de dar estudios bíblicos y tienen mucho éxito al presentar la Palabra de Dios en su sencillez a otros. Se convierten en una gran bendición al alcanzar a madres y sus hijas. Es una sagrada tarea, y las que se empeñen en ella deben recibir estímulo.—Carta 108, 1910. MB 167.2

Responsabilidad de recoger las gavillas—Cada hermana que pretende ser una hija de Dios llene una responsabilidad para ayudar a todos los que están a su alcance. El más noble de todos los logros puede ser conseguido por medio de la abnegación y caridad prácticas del bien hacia otros. Hermanas, Dios os llama para trabajar en el campo de cosecha y ayudar a recoger las gavillas. ... En las diferentes formas de la obra misionera del hogar, la mujer modesta e inteligente puede usar sus facultades en la más elevada responsabilidad.—The Review and Herald, 10 de diciembre de 1914. MB 167.3

Una influencia del lado de la reforma y la verdad—¿Por qué las mujeres no han de cultivar el intelecto? ¿Por qué no responderían al propósito de Dios en su existencia? ¿Por qué no pueden ellas comprender sus propias facultades y comprobar que éstas son dadas por Dios, procurando hacer lo posible para usarlas en su mayor amplitud para hacer bien a otros, adelantar la obra de la reforma, de la verdad y de una verdadera benevolencia en el mundo? Satanás sabe que las mujeres tienen un poder de influencia para bien o para mal; por lo tanto, trata de enrolarlas en su causa. Inventa numerosas modas, y tienta a las mujeres de hoy, como cuando hizo que Eva arrancara la fruta y comiera, para que adopten y practiquen estas siempres cambiantes y nunca satisfactorias modas. MB 168.1

Hermanas y madres, tenemos una más elevada aspiración, una obra más noble que el estudiar la última moda y coser prendas de vestir con adornos superfluos, para concordar con las normas de este moderno Moloc. Podemos llegar a ser sus esclavas y sacrificar sobre sus altares lo que es nuestro y la presente y futura felicidad de nuestros hijos. ¿Pero qué ganaremos al fin? Hemos sembrado para la carne; cosecharemos corrupción. Nuestras obras no podrán soportar el examen de Dios. Veremos al fin cuantas almas podrían haber sido bendecidas y redimidas de las tinieblas y el error por medio de nuestra influencia, las cuales, por el contrario, estimuladas en el orgullo y en el adorno externo, descuidaron el adorno interior.—Good Health, junio de 1880. MB 168.2

Colocando la levadura de la Palabra de Dios en los hogares—Los hombres, tanto como las mujeres, pueden empeñarse en la obra de ocultar la verdad donde ella puede tener éxito y ser hecha manifiesta. ... MB 168.3

Las mujeres discretas y humildes pueden hacer un buen trabajo al explicar la verdad a las gentes en sus hogares. La Palabra de Dios así explicada comenzará su trabajo de leudar y, a través de su influencia, familias enteras serán convertidas a la verdad.—Carta 86, 1907. MB 169.1

No nos cansemos del trabajo misionero—Mis hermanas, no os canséis en la distribución de la página impresa. Este es un trabajo en que podéis todas empeñaros exitosamente si tan sólo estáis relacionadas con Dios. Antes de aproximaros a vuestros amigos y vecinos o escribir cartas de sondeo, elevad el corazón a Dios en oración. Todos los que toman parte en esta obra, con corazón humilde, se educan a sí mismos como obreros aceptables en la viña del Señor.—The Review and Herald, 10 de diciembre de 1914. MB 169.2

Las mujeres pueden alcanzar los corazones—A aquellos de nuestros amigos que esperan pronto irse de aquí hacia otras tierras yo deseo decir: “Recordad que podéis derribar la más grande oposición al demostrar un interés personal en aquellos con quienes os encontréis. Cristo demostró un interés personal en los hombres y las mujeres mientras vivió en esta tierra. Doquiera iba era un médico misionero. Hemos de ir por doquiera haciendo el bien como él lo hizo. Se nos ha enseñado a dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y consolar al triste”. MB 169.3

Las hermanas pueden hacer mucho para alcanzar los corazones y enternecerlos. Dondequiera que estéis, mis hermanas, trabajad con sencillez. Si estáis en un hogar donde hay niños, demostrad interés en ellos. Vean ellos que los amáis. Si uno está enfermo, ofreceos para darle un tratamiento; ayudad a la angustiada y ansiosa madre a aliviar a su doliente hijo.—Ibid. 11 de noviembre de 1902. MB 169.4

Uníos con otras mujeres en la obra pro temperancia* La Unión Pro Temperancia de Mujeres Cristianas es una organización con cuyos esfuerzos por la difusión de los principios sobre temperancia nosotros podemos unirnos cordialmente. Me ha sido dada luz de que no nos mantengamos apartados de ellas, pero al paso que no hemos de sacrificar ningún principio de nuestra parte, hasta donde sea posible hemos de unirnos con ellas en la obra de reforma pro temperancia. ... Hemos de trabajar con ellas cuando podamos, y ciertamente podemos hacer esto en el asunto de la clausura absoluta de las tabernas. MB 170.1

Cuando el agente humano somete su voluntad a la voluntad de Dios, el Espíritu Santo impresionará los corazones de aquellos a quienes ministra. Me ha sido mostrado que no debemos rehuir a las obreras de la Unión Pro Temperancia de Mujeres Cristianas. Uniéndonos con ellas en defensa de una total abstinencia no cambiamos nuestra posición en cuanto a la observancia del séptimo día, y podemos demostrar nuestro aprecio por su posición en cuanto al tema de la temperancia. Al abrir la puerta e invitarlas a unirse con nosotros en el asunto de la temperancia nos aseguraremos su ayuda en lo que atañe a la temperancia; y ellas, al unirse con nosotros, oirán nuevas verdades las cuales el Espíritu Santo está esperando impresionar en sus corazones.—Ibid. 18 de junio de 1908. MB 170.2

Sorprendida por nuestra indiferencia—He tenido alguna oportunidad de ver la gran ventaja que tendríamos al relacionarnos con las obreras de la Unión Pro Temperancia de Mujeres Cristianas, y he quedado muy sorprendida cuando he visto la indiferencia de muchos de nuestros dirigentes hacia esa organización. Exhorto a mis hermanos a que despierten.—Carta 274, 1907. MB 170.3

Aprecio por el buen trabajo con la UPTMC—Me ha sido dada luz en cuanto a que hay en la UPTMC quienes tienen los más preciosos talentos y capacidades. Mucho tiempo y dinero han sido absorbidos entre nosotros en formas que no darán recompensa. En lugar de esto, algunos de nuestros mejores talentos debieran ser puestos al trabajo para la UPT MC, no como evangelistas, sino como los que aprecian plenamente el bien que ha sido hecho por esta organización. Deberíamos tratar de ganar la confianza de las obreras de la UPTMC, armonizando con ellas tanto como sea posible. ... Esta gente ha sido rica en buenas obras.—Manuscrito 91, 1907. MB 171.1

Una notable influencia. Consejo a una hermana—Espero, mi hermana, que Ud. tendrá una influencia en la Unión Pro Temperancia de Mujeres Cristianas. ... Lleve el óleo de gracia de la influencia consciente e inconsciente de las palabras habladas, revelando el hecho de que Ud. tiene la luz de la vida para iluminar a otros en un directo, positivo testimonio sobre temas en los que Uds. todas pueden concordar y esto dejará una notable influencia. Mi corazón está con su corazón en este trabajo de temperancia. Hablo sobre este tema muy decididamente, y ello tiene una manifiesta influencia sobre otras mentes.—Manuscrito 74, 1898. MB 171.2

Haciendo trabajo misionero sin descuidar los deberes del hogar—Inteligentes mujeres cristianas pueden usar sus talentos hasta su máxima utilización. Pueden mostrar, por medio de su vida de abnegación y por su buena voluntad para trabajar con lo mejor de sus habilidades, que creen la verdad y que están siendo santificadas por medio de ella. Muchas necesitan un trabajo de esta clase para desarrollar las facultades que poseen. Las esposas y las madres, no deberían en ninguna circunstancia descuidar a sus esposos y a sus hijos, pero pueden realizar mucho sin descuidar las tareas del hogar y no todas tienen estas responsabilidades. MB 171.3

¿Quién puede tener tan profundo amor por las almas de hombres y mujeres por quienes Cristo murió, sino aquellos que son participantes de su gracia? ¿Quién puede representar mejor la religión de Cristo que las mujeres cristianas, mujeres que están trabajando sinceramente para dar a las almas la luz de la verdad? ¿Quién otro está mejor capacitado para trabajar en la escuela sabática? La verdadera madre es la verdadera maestra de los niños. Si, con un corazón imbuido con el amor de Cristo, enseña a los niños de su clase, orando con ellos y por ellos, puede ver almas convertidas y recogidas en el redil de Cristo. Yo no recomiendo que la mujer trate de llegar a ser sufragista * o empleada pública; pero como misionera, enseñando la verdad por correspondencia, distribuyendo material de lectura, conversando con las familias y orando con la madre y los niños, ella puede realizar mucho y ser una bendición.—The Signs of the Times, 16 de septiembre de 1886. MB 172.1

Las mujeres no tienen excusa a causa de las tareas domésticas—Algunas pueden hacer más que otras, pero todas pueden realizar algo. Las mujeres no deberían sentir que están excusadas a causa de los cuidados domésticos. Deberían tratar de informarse de qué manera pueden trabajar en forma más exitosa y metódica para traer almas a Cristo. Si todas pudieran comprobar la importancia de aprovechar al máximo sus habilidades en la obra de Dios, teniendo un profundo amor por las almas, sintiendo el peso de la obra sobre ellas, centenares se ocuparían como obreras activas, que hasta ahora han estado sordas y desinteresadas, no haciendo nada o a lo sumo muy poco. MB 172.2

En muchos casos, los desechos del mundo han obstruido los canales del alma. El egoísmo controla la mente y tuerce el carácter. Cuando la vida está oculta con Cristo en Dios, su servicio no será un trabajo penoso. Si todo el corazón estuviera consagrado a Dios, todas encontrarían algo que hacer y aspirarían a una parte en la obra. Sembrarían junto a todas las aguas, orando y creyendo que el fruto aparecerá. Los obreros prácticos, temerosos de Dios crecerán, orando con fe en procura de la gracia y la sabiduría celestiales para que puedan realizar, con alegría y mente bien dispuesta, la obra que les ha sido confiada. Buscarán los rayos de luz para que puedan iluminar la senda de otros (Ibid.). MB 173.1

Una bella resolución de modelar el carácter—Pregúntese cada miembro de la iglesia: “¿Qué parte puedo realizar para salvar almas para Jesucristo?” Algunos dirán: “Vigilaré que mis necesidades sean tan limitadas de modo que no derroche los peniques y chelines en adornos innecesarios para complacer el orgullo o el despilfarro. Consagraré mi ser a Dios y mi deseo de complacencia propia será muerto antes que brote, florezca y dé fruto”. Esta es una buena resolución. Complacerá al Salvador que os ha comprado. ... MB 173.2

Otro dirá: “No tengo oportunidad de obtener dinero, pero consagraré mi ser. Me instruiré y disciplinaré sin dejar que pase ninguna oportunidad sin aprovecharla. Siempre me he mantenido ocupado, pero a pesar de todo, no me he sentido satisfecho con la forma en que he ocupado mi tiempo. Ahora veo como nunca antes que mucho de mi tiempo lo he empleado en no hacer nada, sino aquellas cosas que me complacían a mí mismo. Ahora deseo agradar a Dios y daré una parte de mi tiempo para realizar un verdadero servicio para el Maestro. Visitaré a los enfermos. Me prepararé para sentir interés y simpatía por los que sufren, y añadiré, si me es posible, algunos favores para hacer que se sientan más cómodos. De esta manera podré alcanzar sus corazones y hablar palabras como las de un siervo de Jesucristo. Así podré cultivar la habilidad de ministrar y podré ganar almas para Jesús”. ¿No podéis ver que Jesús dirá: “Bien hecho” a esta clase de ministerio?—Carta 12, 1892. MB 173.3