Hijos e Hijas de Dios

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En el estudio de la naturaleza, 8 de mayo

Habla a la tierra, y ella te enseñará. Job 12:8. HHD 137.1

La niñez y la juventud de Cristo se desarrollaron en circunstancias humildes, bajo condiciones favorables para el desarrollo de una constitución sana. Su vida transcurrió mayormente al aire libre. Bebía del agua pura de la fuente, y se alimentaba de los frutos de la huerta. Subía y bajaba los empinados senderos de la montaña y a lo largo de las calles de Nazaret, e iba de su casa a su trabajo y de su trabajo a su casa. Se regocijaba con las notas de los himnos de alabanza que las aves elevaban a su Creador. Se deleitaba con la belleza de las flores que alfombraban el campo. Notaba con alegría la gloria de los cielos, el esplendor del sol, la luna, las estrellas, y contemplaba las salidas y las puestas del sol con admiración. El libro de la naturaleza estaba abierto ante él, y gozaba con sus tiernas lecciones. Las colinas eternas, los huertos de olivos, eran sus lugares favoritos de descanso, donde iba a intimar con su Padre. Estaba lleno de sabiduría divina, y por el estudio y la meditación de la naturaleza, y la comunión con Dios, sus facultades espirituales se fortalecían.—The Youth’s Instructor, 13 de julio de 1893. HHD 137.2

El Redentor del mundo subió y bajó por las colinas y las montañas, desde la gran llanura hasta el valle de la montaña. Se regocijaba con el hermoso escenario de la naturaleza. Se deleitaba con los campos encendidos por la belleza de las flores, y al escuchar a las aves del cielo y unir su voz con ellas en su regocijado himno de alabanza.—The Youth’s Instructor, 1 de febrero de 1873. HHD 137.3

En la vida de Cristo, su infancia y juventud, hay una lección para los jóvenes de hoy. Cristo es nuestro ejemplo, y en la juventud deberíamos contemplar a Dios en la naturaleza, estudiar su carácter y la obra de sus manos.—The Youth’s Instructor, 13 de julio de 1893. HHD 137.4