Hijos e Hijas de Dios

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Esencial para crecer, 2 de abril

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23. HHD 101.1

El guardar con diligencia el corazón, es algo esencial para crecer saludablemente en la gracia. El corazón en su estado natural es la habitación adecuada de pensamientos impíos y pasiones pecaminosas. Cuando se lo pone en sujeción a Cristo, debe ser purificado por el Espíritu, de toda contaminación. Esto no puede hacerse sin el consentimiento del individuo. HHD 101.2

Cuando el corazón ha sido purificado, es deber del cristiano mantenerlo sin contaminación. Muchos parecen pensar que la religión de Cristo no requiere el abandono de los pecados de todos los días, el apartarse de hábitos que mantienen al alma en servidumbre. Renuncian a algunas cosas acerca de las cuales los condena la conciencia, pero fallan en el propósito de revelar a Cristo en su vida diaria. No llevan al hogar la semejanza a Cristo. No manifiestan un cuidado reflexivo en la elección de sus palabras. A menudo se pronuncian palabras irritadas, impacientes, que suscitan las pasiones del corazón humano. Los tales necesitan la presencia de Cristo en el alma. Solamente con su fortaleza pueden dominar las palabras y los actos. En la obra de guardar el corazón, debemos ser constantes en la oración y pedir ayuda al trono de la gracia incansablemente. Los que toman el nombre de Cristo debieran acudir a él con fervor y humildad, suplicando su ayuda. El Salvador nos ha dicho que debemos orar sin cesar. El cristiano no puede asumir siempre la actitud de la oración, pero sus pensamientos y deseos pueden dirigirse hacia arriba. Si habláramos menos y orásemos más, la confianza en el yo se desvanecería.—The Youth’s Instructor, 5 de marzo de 1903. HHD 101.3