Hijos e Hijas de Dios

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No tomaremos su nombre en vano, 21 de febrero

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Éxodo 20:7. HHD 60.1

Se nos indica por qué se dio este mandamiento: No hemos de jurar “ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello”. HHD 60.2

Todo proviene de Dios. No tenemos nada que no hayamos recibido; además, no tenemos nada que no haya sido comprado para nosotros por la sangre de Cristo.—El discurso maestro de Jesucristo, 58. HHD 60.3

Las quemantes palabras de ira no debieran ser pronunciadas, porque delante de Dios y de los santos ángeles son como una especie de blasfemia.—El hogar adventista, 399 (1894). HHD 60.4

Este mandamiento no sólo prohíbe el jurar en falso y las blasfemias tan comunes, sino también el uso del nombre de Dios de una manera frívola o descuidada, sin considerar su tremendo significado. Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales, cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. “Santo y terrible es su nombre”. Salmos 111:9. Todos debieran meditar en su majestad, su pureza, y su santidad, para que el corazón comprenda su exaldado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y solemnidad.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 314. HHD 60.5

No es al hombre a quien debemos exaltar y adorar; es a Dios, al único Dios verdadero y viviente, a quien se le debe adoración y reverencia. De acuerdo con la enseñanza de las Escrituras, deshonramos a Dios al dirigirnos a los ministros dándoles el nombre de “reverendo”.—The Youth’s Instructor, 7 de julio de 1898. HHD 60.6