Hijos e Hijas de Dios

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Comportémonos sabiamente, 5 de noviembre

Entenderé el camino de la perfección... en la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. Salmos 101:2. HHD 318.1

No deberíamos ser entremetidos o importunos, sino vivir sosegadamente nuestra religión, con la vista puesta en la gloria de Dios... Entonces brillaremos como luces en el mundo, sin ruido ni aspavientos. No necesitamos fracasar, porque está con nosotros Uno que es sabio en sus consejos, excelente en sus obras y poderoso para cumplir sus propósitos. Obra por medio de sus instrumentos, visibles e invisibles, humanos y divinos. Esta obra es grandiosa, y será llevada adelante hacia la gloria de Dios, si todos los que se relacionan con ella efectúan sus tareas de acuerdo con su profesión de fe. La pureza de pensamiento debe estimarse indispensable en la obra de salvar a otros. El alma debe rodearse de una atmósfera pura y santa, una atmósfera que tienda a vivificar la vida espiritual de todos los que la respiren. HHD 318.2

Jesús es honrado o deshonrado por las palabras y el proceder de sus profesos seguidores. El corazón debe mantenerse puro y santo, porque de él manan las corrientes de la vida. Si el corazón se purifica por la obediencia a la verdad, no habrá preferencias egoístas ni motivos corrompidos. No habrá parcialidad ni hipocresía; no se desarrollará el sentimentalismo amoroso enfermizo... HHD 318.3

En la condición actual de la sociedad, con los principios morales rebajados no sólo en la juventud sino también en los de más edad y experiencia, existe gran peligro de ponerse negligentes y de conceder atención especial a los preferidos, creando así envidias, celos y malas sospechas. Pero pocos se dan cuenta de que ahuyentan al Espíritu de Dios con sus pensamientos y sentimientos egoístas y su conversación necia y frívola... La pureza en la conversación y la verdadera cortesía cristiana deberían practicarse constantemente.—Carta 74, 1896. HHD 318.4