Hijos e Hijas de Dios

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Para que sean una cosa, 15 de octubre

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Juan 17:22. HHD 297.1

“Emmanuel, Dios con nosotros”. Esto lo es todo para nosotros. ¡Qué ancho fundamento coloca para nuestra fe! ¡Qué esperanza llena de inmortalidad pone ante el alma creyente! ¡Dios con nosotros en Cristo Jesús para acompañarnos en cada etapa del viaje al cielo! ¡El Espíritu Santo con nosotros como Consolador y Guía en nuestras perplejidades, para aliviar nuestras tristezas y escudarnos de la tentación! “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!”... Cultivad el amor, desterrad las sospechas, la envidia, los celos y el pensar y hablar el mal. Uníos más, trabajad como un solo hombre. Estad en paz entre vosotros mismos. HHD 297.2

Os ruego en el nombre de Jesús de Nazaret que desterréis todo lo que se asemeje al orgullo espiritual y el amor a la supremacía. Convertíos en niñitos, ya que cuando termine la lucha, llegaréis a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Leed Juan 17 una y otra vez. Esa oración que nuestro Salvador elevó a su Padre en favor de sus discípulos es digna de repetirse a menudo, y de ser practicada en la vida diaria. Alzará al hombre caído, porque el Señor ha prometido que si conservamos esta unidad, Dios nos amará como amó a su Hijo; el pecador se salvará, y Dios será glorificado eternamente. HHD 297.3

Los ángeles y los arcángeles se maravillan de este gran plan de redención; admiran y aman al Padre y al Hijo cuando contemplan la misericordia y el amor de Dios; no hay ninguna manifestación de envidia cuando se presenta este nuevo templo, renovado a la imagen de Cristo, y en toda su belleza, para permanecer alrededor del trono de Dios.—Carta 31, 1892. HHD 297.4