Hijos e Hijas de Dios

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No seremos conmovidos, 21 de enero

A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Salmos 16:8. HHD 29.1

En medio de las perplejidades que oprimen nuestra alma, hay sólo Uno que puede ayudarnos a salir de nuestras dificultades y aliviar nuestra inquietud. Debemos echar toda nuestra solicitud en Jesús, y recordar que él está presente, y nos está dirigiendo para que tengamos comunión con él. Debemos hacer descansar nuestra mente en Dios, y en nuestra debilidad será nuestra fortaleza, en nuestra ignorancia será nuestra sabiduría, en nuestra fragilidad será nuestra fortaleza para mantenernos firmes. HHD 29.2

Debemos recibir la seguridad de que no necesitamos ir al cielo para traer a Jesús junto a nosotros, ni a lo profundo para acercarlo a nuestro lado, porque está a nuestra mano derecha, y su ojo está siempre sobre nosotros. Siempre debemos tratar de comprender que el Señor está muy cerca de nosotros para ser nuestro Consejero y Guía. Es la única forma en que podemos tener confianza en Dios. HHD 29.3

Necesitamos educar y preparar la mente para que tengamos una fe inteligente y una amistad comprensiva con Jesús. A menos que continuamente mantengamos amistad entre Dios y nuestra alma, nos separaremos de él y marcharemos aparte de él. Nos amistaremos con los que nos rodean, y pondremos nuestra confianza en los hombres y nuestros afectos se desviarán del verdadero propósito del culto. No debemos permitir que la frialdad resfríe nuestro amor por nuestro Redentor. Si hemos de tener comunión con él, siempre debemos tenerlo frente a nosotros, y tratarlo como un Amigo honorable, dándole el primer lugar en nuestros afectos. Debiéramos hablar de sus encantos inmaculados y cultivar constantemente el deseo de tener un conocimiento mayor en Jesucristo.—The Youth’s Instructor, 19 de julio de 1894. HHD 29.4