Hijos e Hijas de Dios

244/374

Simón llevo la cruz, 30 de agosto

Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. Mateo 27:32. HHD 251.1

La carga del Salvador era demasiado pesada para él en su condición débil y doliente. Desde la cena de Pascua que tomara con sus discípulos no había ingerido alimento ni bebida. En el huerto de Getsemaní había agonizado en conflicto con los agentes satánicos... Durante toda la deshonrosa farsa del proceso, se había portado con firmeza y dignidad. Pero cuando, después de la segunda flagelación, la cruz fue puesta sobre él, la naturaleza humana no pudo soportar más, y Jesús cayó desmayado bajo la carga. HHD 251.2

La muchedumbre que seguía al Salvador vio sus pasos débiles y tambaleantes, pero no manifestó compasión... Sus perseguidores vieron que le era imposible llevar más lejos su carga. No sabían dónde encontrar quién quisiese llevar la humillante carga. Los judíos mismos no podían hacerlo, porque la contaminación les habría impedido observar la Pascua. Entre la turba que le seguía no había una sola persona que quisiese rebajarse a llevar la cruz. HHD 251.3

En ese momento, un forastero, Simón cireneo, que volvía del campo, se encontró con la muchedumbre. Oyó las burlas y palabras soeces de la turba; oyó las palabras repetidas con desprecio: “Abrid paso para el Rey de los judíos”. Se detuvo asombrado ante la escena; y como expresara su compasión, se apoderaron de él y colocaron la cruz sobre sus hombros. Simón había oído hablar de Jesús. Sus hijos creían en el Salvador, pero él mismo no era discípulo. Fue para él una bendición llevar la cruz al Calvario, y desde entonces estuvo siempre agradecido por esta providencia. Ella le indujo a tomar sobre sí la cruz de Cristo por su propia voluntad, y a estar siempre alegremente bajo su carga.—El Deseado de Todas las Gentes, 690, 691. HHD 251.4