Hijos e Hijas de Dios

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Nos ayuda a comprender la naturaleza, 22 de agosto

Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo. Salmos 92:4. HHD 243.1

Así también hoy el hombre por sí mismo es incapaz de leer debidamente las enseñanzas de la naturaleza. Si no lo guía la sabiduría divina, el hombre exalta la naturaleza y sus leyes y las sobrepone al Dios de la naturaleza. Por esto las meras ideas humanas respecto de la ciencia están tan a menudo en contradicción con la enseñanza de la Palabra de Dios. Mas para los que reciben la luz de la vida de Cristo, la naturaleza vuelve a iluminarse. En la luz que brilla desde la cruz podemos interpretar acertadamente la enseñanza de la naturaleza.—El Ministerio de Curación, 367. HHD 243.2

En el plan de redención hay misterios que la mente humana no alcanza a imaginar, cosas que la sabiduría humana no puede explicar, pero la naturaleza puede enseñarnos mucho con respecto al misterio de la piedad. Por lo tanto permitamos que la mente de los jóvenes aprenda del libro de la naturaleza tanto como sea posible. Toda hierba, todo árbol que lleva fruto, toda vegetación se nos concede en nuestro beneficio. Han de leerse los misterios del reino de Dios en el crecimiento de la semilla... Dios decidió que la naturaleza fuera para el hombre un libro de texto que lo apartara de la senda de la desobediencia y lo trajera de vuelta a Dios. Hay necesidad de un íntimo estudio de la naturaleza bajo la dirección del Espíritu Santo. El Señor está dando lecciones objetivas, está familiarizando la mente humana con las verdades más santas, por medio de las cosas más sencillas de la naturaleza.—The Youth’s Instructor, 6 de mayo de 1897. HHD 243.3

Todo lo bueno que tenemos, cada rayo del sol y cada lluvia, cada bocado de alimento, cada momento de la vida, es un regalo de amor.—El discurso maestro de Jesucristo, 75. HHD 243.4