Hijos e Hijas de Dios

207/374

Decididamente temperantes, 24 de julio

Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 1 Corintios 9:25. HHD 214.1

En el círculo familiar y en la iglesia debiéramos poner la temperancia cristiana en una plataforma elevada. Debiera ser un elemento viviente y activo, que reforme los hábitos, las disposiciones y los caracteres. La intemperancia constituye el fundamento de todo mal en nuestro mundo.—Testimonies 165. HHD 214.2

Es necesario dar a los niños lecciones que nutran en ellos el valor para resistir el mal... Los padres debieran ejercer gran cuidado con respecto al alimento que ponen delante de sus hijos. Muchos beodos son el resultado de la intemperancia aprendida en el hogar. Dad a los niños alimentos que edifiquen la mente y el cuerpo, pero apartadlos de los platos excesivamente sazonados que podrían suscitar el deseo de consumir estimulantes más fuertes todavía. HHD 214.3

El uso del tabaco y las bebidas fuertes tiene mucho que ver con el aumento de las enfermedades y los crímenes. El tabaco es un veneno lento, insidioso, pero muy maligno, y su empleo está produciendo un daño indecible... HHD 214.4

No es preciso presentar argumentos para manifestar los males del consumo de bebidas intoxicantes. Por todas partes encontramos esos despojos cegados y embrutecidos de la humanidad, almas por las cuales Cristo murió y sobre las cuales lloran los ángeles. Constituyen una mancha sobre nuestra pomposa civilización. Son la vergüenza, la maldición y el peligro de toda nación... HHD 214.5

Los que en la antigüedad participaban en una carrera para ganar un premio, comprendían la importancia de los hábitos de temperancia, y cuánto más debiéramos hacerlo nosotros, que estamos corriendo una carrera para obtener una corona celestial. Debiéramos ejercer todo esfuerzo posible para vencer el mal.—Manuscrito 29, 1886. HHD 214.6