Hijos e Hijas de Dios

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Más hombres como Moisés, menos como Aarón, 21 de julio

Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Éxodo 32:1. HHD 211.1

En ausencia de Moisés, el poder judicial había sido confiado a Aarón, y una enorme multitud se reunió alrededor de su tienda para presentarle esta exigencia: “Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”... Para hacer frente a semejante crisis, hacía falta un hombre de firmeza, decisión, y ánimo imperturbable, un hombre que considerara el honor de Dios por sobre el favor popular, por sobre su seguridad personal y su misma vida... Aarón reconvino débilmente al pueblo, y su vacilación y timidez en el momento crítico sólo sirvieron para hacerlos más decididos en su propósito. El tumulto creció... Aarón temió por su propia seguridad; y en vez de ponerse noblemente de parte del honor de Dios, cedió a las demandas de la multitud. Su primer acto fue ordenar que el pueblo quitara todos sus aretes de oro y se los trajera. Esperaba que el orgullo haría que rehusaran semejante sacrificio. Pero entregaron de buena gana sus adornos, con los cuales él fundió un becerro semejante a los dioses de Egipto.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 326, 327. HHD 211.2

Y hay todavía Aarones dóciles que... ceden a los deseos de los miembros no consagrados, y así los incitan al pecado... Aquellos que han recibido el honor de un mandato divino, no han de ser débiles... ni evitar los deberes desagradables, sino que deben realizar la obra de Dios con una fidelidad inflexible.—Ibid. 328, 333. HHD 211.3