Hijos e Hijas de Dios

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El ejemplo de José y Sansón, 29 de junio

Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8. HHD 189.1

Pocas tentaciones son más peligrosas y fatales para los jóvenes que la sensualidad, y ninguna, si la voluntad sucumbe a ella, demuestra ser más decididamente ruinosa para el alma y el cuerpo tanto para este tiempo como para la eternidad. El bienestar de vuestro futuro eterno depende de la decisión de un momento. José dirigió con toda calma sus ojos hacia el cielo en procura de ayuda, se desprendió de su vestimenta externa, dejándola en manos de su tentadora, y mientras sus ojos se iluminaban con resolución decidida en lugar de la pasión impura, exclamó: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Ganó la victoria; huyó de su tentadora; se salvó.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1097. HHD 189.2

Sansón en su peligro tenía a su alcance la misma fuente de poder que José. Podía elegir el bien o el mal según le placiera. Pero en lugar de aferrarse de la fortaleza de Dios, permitió que las malas pasiones de su naturaleza obtuvieran el dominio. Las facultades de raciocinio fueron pervertidas; la moral se corrompió... José era un ente moral libre... Podía elegir la senda de la pureza, la santidad y el honor, o la senda de la inmoralidad y la degradación. Eligió el camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, bajo una tentación similar, que él mismo se había echado encima, dio rienda suelta a la pasión. Descubrió que la senda por la cual había entrado terminaba en vergüenza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la historia de José!—The Signs of the Times, 13 de octubre de 1881. HHD 189.3

Mediante principios firmes, y una confianza inquebrantable en Dios, puede resplandecer la virtud y la nobleza de carácter, y aunque rodeado por el mal, ninguna man cha necesita quedar sobre su virtud e integridad.—Spiritual Gifts 3:145. HHD 189.4