La Educación Cristiana

64/201

Agentes misioneros

Hablo a los padres y a las madres: Podéis ser educadores en vuestros hogares; podéis ser agentes misioneros espirituales. Sentid vuestra necesidad de ser misioneros en el hogar, de mantener su atmósfera libre de la influencia de las palabras apresuradas y duras, de hacer de él un lugar donde los ángeles puedan venir a bendecir y dar éxito a los esfuerzos hechos. ECR 167.1

Unanse los padres en proveer un lugar para la instrucción diaria de sus hijos eligiendo como maestro a una persona capaz de enseñar, y que, como siervo consagrado de Cristo, crezca en conocimiento mientras imparte instrucción. El maestro consagrado al servicio de Dios podrá hacer una obra definida en el servicio misionero, e instruirá a los niños en los mismos ramos. ECR 167.2

Cooperen los padres y las madres con él, trabajando fervientemente por la salvación de sus hijos. Si los padres quieren comprender la importancia de estos pequeños centros de educación, cooperando en la obra que el Señor desea que se haga en este tiempo, los planes del enemigo para con nuestros hijos serán frustrados en gran parte. ECR 167.3

“Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella”. Proverbios 22:6. A veces los niños se sienten tentados a tascar el freno bajo la restricción; pero en la vida ulterior bendecirán a sus padres por el cuidado fiel y la estricta vigilancia que los guardó y guió en sus años de inexperiencia. ECR 167.4

*****

Los padres deben tener siempre presente el objeto que se ha de alcanzar: la perfección del carácter de sus hijos. Los padres que educan correctamente a sus hijos, desarraigando de sus vidas todo rasgo impropio, los están preparando para llegar a ser misioneros de Cristo en verdad, justicia y santidad. El que en su infancia presta servicio a Dios, añadiendo a su “fe virtud, y en la virtud ciencia; y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y en la paciencia temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad” (2 Pedro 1:5-7), se está preparando para oír y responder al llamamiento: “Hijo, sube más alto; entra en la escuela superior”. ECR 167.5

¿Os parece que no aprenderemos nada allí? No tenemos la menor idea de lo que se abrirá entonces delante de nosotros. Con Cristo andaremos al lado de las aguas vivas. Nos revelará la hermosura y gloria de la naturaleza. Nos revelará lo que él es para nosotros, y lo que somos para él. Conoceremos entonces la verdad que no podemos conocer ahora, por causa de nuestras limitaciones finitas. ECR 168.1

Ni la escuela de iglesia ni el colegio proporcionan, como el hogar, las oportunidades para asentar el carácter de un niño sobre el debido fundamento. ECR 168.2