La Educación Cristiana

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Capítulo 68—La obra misionera de los estudiantes

No basta llenar la mente de los jóvenes con lecciones de profunda importancia; deben aprender a impartir lo que han recibido. Cualquiera que sea el puesto o las posesiones de la persona que conozca la verdad, la Palabra de Dios le enseña que todo lo que tiene le ha sido dado en cometido. Le es prestado para probar su carácter. De sus negocios mundanales, talentos, recursos y oportunidades de servir, de todo, en fin, tendrá que dar cuenta a Aquel a quien pertenece por la creación y la redención. Dios nos concede sus dones para que podamos ministrar a otros y llegar a ser así semejantes a él. El que procura obtener conocimiento para poder laborar en favor de los ignorantes que perecen, desempeña su parte en cumplir el gran propósito de Dios para con la humanidad. En el servicio abnegado para beneficiar a otros alcanza el alto ideal de la educación cristiana. ECR 481.1

Entre los alumnos de nuestras escuelas hay quienes tienen preciosos talentos, y debe enseñárseles a usar estos talentos. Nuestras escuelas deben ser dirigidas de tal manera que maestros y estudiantes se vuelvan cada vez más eficientes. Poniendo fielmente en uso práctico aquello que han aprendido, aumentarán su capacidad de usar el conocimiento. ECR 481.2

Es necesario para su completa educación que los estudiantes tengan tiempo para hacer obra misionera, tiempo para familiarizarse con las necesidades espirituales de las familias que viven en derredor de ellos. No deben estar tan recargados de estudios que no tengan tiempo para usar el conocimiento que han adquirido. Tienen que ser estimulados a hacer esfuerzos misioneros en favor de los que están en el error, llegando a conocerlos y llevándoles la verdad. Trabajando con humildad, buscando sabiduría de Cristo, orando y velando en oración, pueden comunicar a otros el conocimiento que ha enriquecido sus vidas. ECR 481.3

Los maestros y estudiantes de nuestras escuelas necesitan el toque divino. Dios puede hacer por ellos mucho más de lo que ha hecho, porque en lo pasado han restringido su camino. Si se estimula el espíritu misionero, aun cuando quite algunas horas al programa de los estudios regulares, se recibirá mucha bendición del cielo, con tal que haya más fe y celo espiritual, mejor comprensión de lo que Dios quiere hacer. ECR 482.1

Hay muchas actividades en las cuales los jóvenes pueden hallar oportunidad de hacer esfuerzos útiles. Hay que organizarlos y educarlos cabalmente en grupos para que trabajen como enfermeros, visitadores evangélicos, obreros bíblicos, colportores, ministros y evangelistas misioneros médicos. ECR 482.2

Al finalizar los cursos hay oportunidad para que muchos vayan al campo como colportores evangélicos. El colportor fiel entra en muchos hogares, donde deja material de lectura que contiene la verdad para este tiempo. Nuestros estudiantes deben aprender a vender nuestros libros. Hay necesidad de que hombres de profunda experiencia cristiana, hombres de mente bien equilibrada, fuertes y bien educados, se dediquen a este ramo de la obra. Algunos tienen el talento, la educación y la experiencia que los capacitarían para educar a los jóvenes en el colportaje de tal manera que se obtenga mucho más de lo que se hace ahora. Los que poseen esta experiencia tienen un deber especial que cumplir en la enseñanza de los demás. ECR 482.3

La obra del colportaje es uno de los instrumentos señalados por Dios para difundir el conocimiento de la verdad para este tiempo. El esfuerzo hecho en algunas escuelas para hacer circular Lecciones Prácticas del Gran Maestro ha demostrado lo que pueden realizar los alumnos en el colportaje. El Señor ha bendecido los esfuerzos hechos para aliviar de deudas nuestras escuelas, y los que han participado en la obra han obtenido una experiencia excelente. Al entrar en ella desinteresadamente, han recibido gran bendición. Muchos han adquirido así un conocimiento de cómo vender nuestros libros mayores. ECR 482.4

Dondequiera que sea posible, los estudiantes deben participar durante el año escolar en la obra hecha en las ciudades. Deben hacer obra misionera en las ciudades y pueblos circundantes. Pueden organizarse en grupos que hagan obra caritativa. Deben asumir una visión amplia de sus actuales obligaciones para con Dios. No tienen que mirar hacia adelante a un tiempo en que, después que las clases han terminado, harán alguna obra grande para Dios, sino que deben estudiar ahora, durante su vida estudiantil, para ver cómo pueden unirse con Cristo en un servicio abnegado por los demás. ECR 483.1

Hay poder en el ministerio del canto. Los estudiantes que han aprendido a cantar dulces himnos evangélicos con melodía y claridad, pueden hacer una buena obra como evangelistas cantores. Hallarán muchas oportunidades para emplear el talento que Dios les ha dado y llevarán melodía y alegría a muchos lugares solitarios, oscurecidos por el pesar y la aflicción, cantando para aquellos que tienen pocas veces el privilegio de asistir a una iglesia. ECR 483.2

Estudiantes, salid a los caminos y los vallados. Esforzaos por alcanzar a los de las clases superiores tanto como a los de las clases humildes. Entrad en los hogares de los ricos como en los de los pobres, y a medida que tengáis oportunidad, preguntad: “¿Les agradaría que cantásemos algunos himnos evangélicos?” Luego al enternecerse los corazones, se abrirá el camino para que ofrezcáis algunas palabras de oración pidiendo la bendición de Dios. Pocos se negarán a escuchar. Un ministerio tal es verdadera obra misionera. ECR 483.3

Estudiantes, educaos para hablar el lenguaje de Canaán. Poned a un lado toda conversación insensata y broma, todas las diversiones triviales. Por la fe, asíos de las promesas de Dios y resolved que seréis cristianos aquí en la tierra, mientras os preparáis para ser trasladados. Si os despojáis de todo lo que estorba al progreso en la vida cristiana, el Espíritu Santo obrará sobre vuestra mente, y llegaréis a ser pescadores de hombres. La salvación de Dios saldrá de vosotros como una lámpara que arde. Si vuestro propio corazón está lleno de la luz celestial, dondequiera que estéis esparciréis luz sobre los demás. El Señor bendecirá vuestro servicio, y veréis su salvación. ECR 483.4

Al tercer ángel se lo vió volando por en medio del cielo, proclamando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. El mensaje no pierde nada de su poder en su vuelo hacia adelante. Juan vió la obra crecer hasta que toda la tierra quedaba llena de la gloria de Dios. Con celo y energía intensificada, hemos de llevar adelante la obra del Señor hasta el fin del tiempo. ECR 484.1

En el hogar, en la escuela, en la iglesia, hombres, mujeres y jóvenes han de prepararse para dar el mensaje al mundo. Nuestras escuelas deben ser cada vez más eficaces y seguras desde un punto de vista humano, más semejantes a las escuelas de los profetas. Los maestros deben andar muy cerca de Dios. El Señor pide jóvenes fuertes, consagrados y abnegados que avancen hacia el frente, y que, después de un corto tiempo pasado en la escuela, salgan preparados para dar el mensaje al mundo. ECR 484.2

De nuestros colegios y escuelas preparatorias deben ser enviados misioneros a los campos lejanos. Mientras están en la escuela, aprovechen los estudiantes toda oportunidad de prepararse para este trabajo. Aquí se los prueba, para ver cuál es su adaptabilidad, y si tienen confianza en el cielo. Si tienen una relación viva con el cielo, ejercerán una buena influencia sobre aquellos con quienes lleguen a tratar. ECR 484.3