La Educación Cristiana

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Capítulo 67—Los jóvenes como misioneros

Los jóvenes que desean entrar en el campo como ministros o colportores, deben recibir antes un grado adecuado de preparación mental, como también una preparación especial para su vocación. Los que no son educados, preparados y refinados, no están listos para entrar en el campo donde personas de poderosa influencia por sus talentos y educación combaten contra las verdades de la Palabra de Dios. No pueden tampoco arrostrar con éxito las extrañas formas del error, religiosas y filosóficas combinadas, cuyo desenmascaramiento requiere conocimiento tanto de la verdad científica como de la bíblica. ECR 476.1

Especialmente los que tienen el ministerio en vista, necesitan sentir la importancia del método bíblico en la preparación ministerial. Han de participar cordialmente en el trabajo y, mientras estudian en las escuelas, aprender del gran Maestro su mansedumbre y humildad. Un Dios que cumple su pacto ha prometido que en respuesta a la oración su Espíritu será derramado sobre los que aprenden en la escuela de Cristo, para que puedan ser ministros de justicia. ECR 476.2

Hay que hacer un trabajo duro para desalojar de la cabeza el error y las falsas doctrinas, con el propósito de que la verdad y la religión de la Biblia puedan hallar cabida en el corazón. Los colegios fueron establecidos entre nosotros como un medio ordenado por Dios para educar a los jóvenes para los diversos departamentos de la labor misionera. Es voluntad de Dios que formen no sólo unos pocos obreros, sino muchos. Pero Satanás, que está resuelto a derrotar este propósito, ha conseguido muchas veces para sí a aquellos a quienes Dios quería preparar para los puestos de utilidad en su obra. Son muchos los que trabajarían si se les invitase a servir, y salvarían sus almas trabajando. La iglesia debe sentir su gran responsabilidad por ocultar la luz de la verdad y restringir la gracia de Dios dentro de sus propios y estrechos límites, cuando el dinero y la influencia debieran emplearse copiosamente para enviar personas competentes al campo misionero. ECR 476.3

Centenares de jóvenes debieran estar preparándose para desempeñar una parte en la obra de diseminar las semillas de la verdad junto a todas las aguas. Queremos hombres que contribuirán a los triunfos de la cruz; hombres que perseverarán bajo los desalientos y las privaciones; que tendrán el celo, la resolución y la fe indispensables en el campo misionero. ... ECR 477.1