La Educación Cristiana

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Capítulo 65—La educación más esencial para los obreros evangélicos

Hay obreros cristianos que no recibieron educación en ningún colegio, porque les era imposible conseguirla; pero Dios ha dado evidencia de que los ha escogido y ordenado, para que vayan y trabajen en su viña. Los ha hechos eficaces colaboradores suyos. Tienen un espíritu susceptible de ser enseñados; sienten que dependen de Dios; y el Espíritu Santo está con ellos para ayudarles en sus flaquezas. Vivifica y vigoriza la mente, dirige los pensamientos y ayuda eficazmente en la presentación de la verdad. ECR 471.1

Cuando el obrero se halla delante de la gente para impartir las palabras de vida, se oye en su voz el eco de la voz de Cristo. Es evidente que anda con Dios, que ha estado con Jesús y ha aprendido de él. Ha introducido la verdad en el santuario íntimo del alma; es para él una realidad viviente; y presenta la verdad con demostración del Espíritu y poder. La gente oye la grata proclama; Dios habla a su corazón por el hombre consagrado a su servicio. ECR 471.2

Cuando el obrero ensalza a Jesús por el Espíritu, se vuelve realmente elocuente. Es fervoroso y sincero, y muy amado de aquellos por quienes trabaja. ¡Qué pecado recaería sobre cualquiera que escuchase a un hombre tal simplemente para criticarle, tomar nota de sus faltas de gramática o su pronunciación incorrecta, y ridiculizar esas faltas! ... ECR 471.3

El orador que no ha tenido educación cabal puede a veces caer en errores de gramática o de pronunciación; tal vez no emplee las expresiones más elocuentes, o las imágenes más bellas; pero si se ha alimentado él mismo del pan de vida, si bebió de la fuente de vida, puede alimentar a las almas hambrientas, y dar agua de vida al sediento. Sus defectos serán perdonados y olvidados. Sus oyentes no sentirán cansancio ni disgusto, sino que agradecerán a Dios por el mensaje de gracia a ellos enviado por su siervo. ECR 471.4