La Educación Cristiana

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Ofrezcamos a Dios lo mejor que tenemos

Los estudiantes han de ofrecer a Dios nada menos que lo mejor que poseen. El esfuerzo mental se hará más fácil y satisfactorio cuando ellos se dediquen a la tarea de comprender las cosas profundas de Dios. Cada cual debe decidir que no será un alumno de segunda categoría, que no permitirá que otros piensen por él. Debe decir: “Lo que otras mentes han adquirido en la ciencia y en la Palabra de Dios, lo adquiriré por esfuerzo esmerado”. Debe movilizar las mejores facultades de su mente, con un sentido de su responsabilidad para con Dios, y hacer lo mejor que pueda para vencer las dificultades. En cuanto sea posible, debe procurar la sociedad de los que pueden ayudarle, que pueden discernir sus errores, y ponerle en guardia contra la indolencia, la simulación y el trabajo superficial. ECR 469.3

Siempre hay que recordar a los alumnos el verdadero motivo del servicio. La preparación que reciben tiene que ayudarles a desarrollarse como hombres y mujeres útiles. Debe emplearse todo medio que los haya de elevar y ennoblecer. Enséñeseles a emplear sus capacidades en armonía con la voluntad de Dios, y recuérdeseles siempre el valor de la influencia ejercida por una vida fiel y pura. Esto les ayudará en su preparación para servir. Diariamente, crecerán más fuertes, mejor preparados por la gracia de Cristo y el estudio de su Palabra, para hacer esfuerzos agresivos contra el mal. ECR 470.1

Ningún otro conocimiento es tan firme, tan consistente, tan abarcante como el obtenido del estudio de la Palabra de Dios. En ella está la fuente de todo conocimiento verdadero.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 479-485. ECR 470.2