La Educación Cristiana

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Capítulo 52—Cómo pasar las fiestas

La recreación es necesaria para los que se dedican al trabajo, físico, y es aún más esencial para aquellos cuya labor es principalmente mental. No es esencial para nuestra salvación, ni para la gloria de Dios, mantener la mente trabajando constante y excesivamente, ni siquiera en temas religiosos. Hay diversiones como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar, porque el cielo las condena. Estas diversiones abren la puerta a un gran mal. No son benéficas en su tendencia, sino que tienen una influencia excitante y producen en algunas mentes una pasión por los juegos que los llevará a jugar por dinero y a la disipación. Todos estos juegos deben ser condenados por los cristianos, y deben sustituirse por algo que sea perfectamente innocuo. ECR 371.1

Vi que nuestras fiestas no deben celebrarse de acuerdo con la manera en que las celebra el mundo, y sin embargo, no deben pasar inadvertidas, porque ello producirá descontento en nuestros hijos. Existe durante esos días el peligro de que nuestros hijos estén expuestos a las malas influencias y salgan corrompidos por los placeres y la excitación del mundo. Estudien, pues, los padres la manera de ofrecerles algo que reemplace esas diversiones peligrosas. Denles a comprender que buscan su bien y felicidad. ECR 371.2

Unanse varias familias que viven en una ciudad o pueblo, y dejando las ocupaciones que los han cansado física y mentalmente, realicen una excursión al campo, al lado de un hermoso lago o a un lindo bosque, donde el panorama de la naturaleza sea hermoso. Deben proveerse de alimentos sencillos e higiénicos, las mejores frutas y cereales, y tender la mesa a la sombra de un árbol o bajo la bóveda celeste. El viaje, el ejercicio y el escenario despertarán el apetito, y disfrutarán de una comida que los reyes podrían envidiar. ECR 371.3

En tales ocasiones, los padres y los hijos deben sentirse libres de cuidados, trabajos y perplejidades. Los padres debieran hacerse niños con sus hijos y acomodarlo todo tan placenteramente para ellos como sea posible. Dedíquese todo el día a la recreación. ECR 372.1

A aquellos cuyo empleo sea sedentario o los obligue a estar entre cuatro paredes, el ejercicio al aire libre les resultará benéfico para la salud. Todos los que puedan hacerlo deben considerar como un deber el seguir esta conducta. No perderán nada, sino que ganarán mucho. Podrán volver a sus ocupaciones con nueva vida y valor, para dedicarse a su trabajo con celo, y estarán mejor preparados para resistir las enfermedades.—Testimonies for the Church 1:514, 515. ECR 372.2

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Muchos permiten a los jóvenes asistir a partidas de placer, pensando que la recreación es esencial para la salud y la felicidad; pero ¡qué peligros hay en este camino! Cuanto más se complace el deseo de placer, tanto más se cultiva y más fuerte se vuelve. La experiencia de la vida consiste mayormente en complacencia propia y diversión. Dios nos ordena ser cuidadosos.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 330, 331. ECR 372.3