Joyas de los Testimonios 1

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Los embajadores de Cristo*

Los embajadores de Cristo tienen una obra solemne e importante, que algunos consideran con demasiada ligereza. Mientras Cristo es ministro del santuario celestial, es también, a través de sus delegados, ministro de su iglesia en la tierra. Habla al pueblo por medio de hombres elegidos, y lleva a cabo su obra por su intermedio, como cuando, en los días de su humillación, andaba visiblemente en la tierra. Aunque han pasado siglos, el transcurso del tiempo no ha cambiado la promesa que hizo al separarse de sus discípulos: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:20. Desde la ascensión de Cristo hasta el presente, hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad de él, han tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, dirige su obra por intermedio de estos subpastores. De modo que la posición de los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan la doctrina, viene a ser muy importante. Ruegan a la gente, en lugar de Cristo, que se reconcilie con Dios. 1JT 525.1

La gente no debe considerar a sus ministros como meros oradores, sino como embajadores de Cristo, que reciben su sabiduría y poder de la gran Cabeza de la iglesia. El pasar por alto y despreciar la palabra hablada por el representante de Cristo, es no sólo manifestar falta de respeto al hombre, sino también al Maestro que lo envió. El está en el lugar de Cristo; y la voz del Salvador debe ser oída en su representante. 1JT 525.2