Reina Valera 1989

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Mateo 28

1 Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María para ver el sepulcro.

2 Y he aquí, hubo un gran terremoto; porque el ángel del Señor descendió del cielo, y al llegar removió la piedra y se sentó sobre ella.

3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura era blanca como la nieve.

4 Los guardias temblaron por miedo de él y quedaron como muertos.

5 Y respondiendo el ángel dijo a las mujeres: —No temáis vosotras, porque sé que buscáis a Jesús, quien fue crucificado.

6 No está aquí, porque ha resucitado, así como dijo. Venid, ved el lugar donde estaba puesto.

7 E id de prisa y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. He aquí va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. He aquí os lo he dicho.

8 Entonces ellas salieron a toda prisa del sepulcro con temor y gran gozo, y corrieron a dar las nuevas a sus discípulos.

9 Y he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: —¡Os saludo! Y acercándose ellas, abrazaron sus pies y le adoraron.

10 Entonces Jesús les dijo: —No temáis. Id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán.

11 Entre tanto que ellas iban, he aquí algunos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

12 Ellos se reunieron en consejo con los ancianos, y tomando mucho dinero se lo dieron a los soldados,

13 diciendo: “Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras nosotros dormíamos.’

14 Y si esto llega a oídos del procurador, nosotros le persuadiremos y os evitaremos problemas.”

15 Ellos tomaron el dinero e hicieron como habían sido instruidos. Y este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había mandado.

17 Cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaron.

18 Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.

19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,

20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”