Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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¿Generosidad estando vivo o legados dejados al morir?

El Señor quiere que la muerte de sus siervos sea considerada como una pérdida, por causa de la influencia benéfica que ejercieron y las muchas ofrendas voluntarias que dieron para alimentar la tesorería de Dios. Los legados que se dejan al morir son un mísero substituto de la benevolencia que uno podría hacer mientras vive. En verdad, los siervos de Dios deben hacer sus testamentos cada día en buenas obras y ofrendas generosas a Dios. No deben permitir que la cantidad dada a Dios sea desproporcionalmente pequeña cuando se la compara con la cantidad dedicada a su propio uso. Al hacer así su testamento diariamente, recordarán aquellos objetos y amigos que ocupan el mayor lugar en sus afectos. CMC 340.2

Su mejor amigo es Jesús. Él no les privó de su propia vida, sino que por amor de ellos se hizo pobre, a fin de que por su pobreza fuesen enriquecidos. Merece todo el corazón, toda la propiedad, todo lo que ellos tienen y son. Pero muchos de los que profesan ser cristianos postergan los requerimientos de Jesús en la vida, y le insultan dejándole una mínima donación al morir. Recuerden todos los que pertenecen a esta clase que este robo a Dios no es una acción impulsiva sino un plan bien considerado, en cuyo prefacio dicen: “En pleno goce de mis facultades”. Después de haber defraudado a la causa de Dios en vida, perpetúan el fraude después de muertos, y esto con el pleno consentimiento de sus facultades mentales. Un testamento tal es lo que muchos se conforman con tener por almohada mortuoria. Su testamento es parte de su preparación para la muerte, y está preparado de manera que sus posesiones no perturben sus horas finales. ¿Pueden los tales pensar con placer en lo que se requerirá de ellos cuando hayan de dar cuenta de su mayordomía? CMC 340.3

Debemos todos ser ricos en buenas obras en esta vida, si queremos obtener la vida futura, inmortal. Cuando el juicio sesione, y los libros se abran, cada uno será recompensado según sus obras. Hay, matriculados en el registro de la iglesia, muchos nombres al frente de los cuales está anotado el robo en el libro mayor del cielo. Y a menos que esas personas se arrepientan y obren por el Maestro con generosidad desinteresada, participarán ciertamente de la condenación del mayordomo infiel. CMC 341.1