Consejos para los Maestros

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Una lección objetiva

La parábola del buen pastor representa la responsabilidad de todo ministro y de todo cristiano que ha aceptado un puesto como maestro de los niños y jóvenes. La oveja que se extravió del redil no fue seguida con palabras duras y látigo, sino con atrayentes invitaciones a volver. Las noventa y nueve que no se habían extraviado, no exigían la simpatía y el tierno y compasivo amor del pastor. Pero éste sigue a las ovejas y a los corderos que le han causado la mayor ansiedad y despertado más profundamente sus simpatías. Deja al resto de las ovejas, y dedica todas sus energías a hallar a la que se había perdido. CM 189.1

Y luego viene otro cuadro, ¡alabado sea Dios! El pastor vuelve con la oveja, llevándola en los brazos, y regocijándose en cada paso. “Gozaos conmigo—dice—porque he encontrado mi oveja que se había perdido”. Lucas 15:6. Estoy muy agradecida porque tenemos el cuadro de la oveja hallada. No se nos presenta a la imaginación el cuadro de un pastor entristecido que vuelve sin la oveja. Esta es la lección que los subpastores han de aprender, la del éxito alcanzado al traer de vuelta al redil la oveja y los corderos. CM 189.2

La sabiduría, el poder y el amor de Dios, son sin paralelo. Son la garantía divina de que ni siquiera una de las ovejas y corderos que se extravían, son pasados por alto, y ni uno queda sin recibir socorro. Una cadena de oro—la misericordia y la compasión del poder divino—se arroja en derredor de cada una de esas almas en peligro. CM 189.3