Consejos para los Maestros

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Capítulo 78—Una educación misionera

En la obra de salvar almas, el Señor convoca a obreros que tienen diferentes planes e ideas y diversos métodos de trabajar. Pero con esta diversidad de mentes, se ha de revelar una unidad de propósito. A menudo, en lo pasado, la obra que el Señor quería que prosperase ha sido estorbada porque los hombres procuraron poner un yugo sobre sus colaboradores que no seguían los métodos que ellos consideraban los mejores. CM 517.1

No se puede dar un modelo exacto para el establecimiento de las escuelas en nuevos campos. El clima, los alrededores, la condición del país, y los medios disponibles para trabajar, todo esto debe desempeñar un papel en la formación de la obra. Las bendiciones de una educación completa darán éxito a la obra misionera cristiana. Por su medio se convertirán almas a la verdad. CM 517.2

“Vosotros sois la luz del mundo”, declara Cristo. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Mateo 5:14, 16. En estos últimos días la obra de Dios en la tierra ha de reflejar la luz que trajo Cristo al mundo. Esta luz ha de disipar las densas tinieblas de los siglos. Hombres y mujeres que están en las tinieblas del paganismo deben ser alcanzados por quienes estaban antes en una condición similar de ignorancia, pero que recibieron el conocimiento de la verdad de la Palabra de Dios. Estas naciones paganas aceptarán ávidamente la instrucción que se les ha de dar en el conocimiento de Dios. Muy preciosa es para Dios su obra en la tierra. Cristo y los ángeles celestiales están velando sobre ella en todo momento. A medida que nos acerquemos a la venida de Cristo, más obra misionera debemos hacer. El mensaje del poder renovador de la gracia de Dios será proclamado a todo país y clima, hasta que la verdad circunde el mundo. Entre los que serán sellados habrá quienes vendrán de toda nación, tribu, lengua y pueblo. De todo país se reunirán hombres y mujeres que estarán delante del trono de Dios y del Cordero exclamando: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Apocalipsis 7:10. Pero antes que esta obra sea realizada, debemos experimentar aquí en nuestro propio país la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones. CM 517.3