Consejos para los Maestros

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Capítulo 77—Una experiencia alentadora

En la escuela de una de nuestras asociaciones, los maestros tomaron una parte destacada en cuanto a reavivar el interés en la venta de Lecciones prácticas del gran Maestro. Grupos de alumnos, después de estudiar el libro con oración, visitaron una ciudad grande cercana a la escuela, en compañía de sus maestros, y en su trabajo adquirieron una experiencia sana y sólida que aprecian más que la plata y el oro. Esta clase de obra es, de hecho, uno de los medios que Dios ha ordenado para dar a nuestros jóvenes una preparación misionera; y los que descuidan el aprovechamiento de tales oportunidades pierden en su vida un capítulo de experiencia del más alto valor. Al participar cordialmente en esta obra, los estudiantes pueden aprender a acercarse con tacto, discreción y cortesía a hombres y mujeres en todas las vocaciones de la vida, para inducirlos a considerar favorablemente las verdades contenidas en los libros que se les vende. CM 515.1

Estudiantes, vuestra voz, vuestra influencia, vuestro tiempo, todas estas cosas son dones de Dios, y deben usarse en la obra de ganar almas para Cristo. Mientras maestros y estudiantes participan de todo corazón en la venta de Lecciones prácticas del gran Maestro, adquirirán una experiencia que los hará idóneos para prestar un servicio valioso en relación con los congresos. Mediante la instrucción que puedan dar a los creyentes que asistan, y por la venta de muchos libros en los locales donde se celebran estas reuniones, los que han estado en el colegio podrán hacer su parte en alcanzar a las multitudes que necesitan que se les dé el mensaje del tercer ángel. Déjese a los maestros y alumnos llevar su parte de la carga referente a demostrar a nuestro pueblo cómo comunicar el mensaje a sus amigos y vecinos. CM 515.2

Cuando seguimos los planes ideados por el Señor, somos “colaboradores juntamente con Dios”. Cualquiera que sea nuestro puesto, presidentes de asociaciones, ministros, maestros, estudiantes o miembros laicos, el Señor nos tiene por responsables de sacar el mejor partido posible de nuestras oportunidades de iluminar a los que necesitan la verdad presente. Y uno de los instrumentos principales que ha ordenado para nuestro uso, es la página impresa. En nuestros sanatorios, colegios e iglesias, y particularmente en nuestros congresos anuales, debemos aprender a usar sabiamente este precioso instrumento. Con diligencia paciente, obreros escogidos deben instruir a nuestros hermanos acerca de cómo acercarse a los incrédulos de una manera bondadosa, conquistadora, para colocar en sus manos publicaciones que presentan la verdad para este tiempo con claridad y poder. CM 516.1

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Únicamente por la ayuda del Espíritu que en el principio “se movía sobre la faz de las aguas”; de aquella Palabra por la cual “todas las cosas... fueron hechas”; de aquella “luz verdadera, que alumbra a todo hombre” (Génesis 1:2; Juan 1:3, 9), se puede interpretar correctamente el testimonio de la ciencia. Y únicamente por su dirección, pueden discernirse las verdades más profundas. Sólo bajo la dirección del Omnisapiente podemos nosotros, en el estudio de sus obras, ser capacitados para pensar sus pensamientos en la manera como él lo hace. CM 516.2