La Gran Esperanza

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7—Nuestra Única salvaguardia

Al pueblo de Dios se le indica que busque en las Escrituras su salvaguardia contra los falsos maestros y los espíritus de las tinieblas. Satanás emplea todo medio posible para impedir que los hombres obtengan el conocimiento de la Biblia, cuyo claro lenguaje revela sus engaños. A cada nuevo reavivamiento de la obra de Dios, él opone una actividad intensamente mayor, por lo que pronto se desplegará ante nosotros el engaño final contra Cristo y sus seguidores. La falsificación se asemejará tanto a la verdad que será imposible distinguir entre las dos cosas, a no ser con la ayuda de las Escrituras. GE 56.1

Los que se empeñan en obedecer todos los mandamientos de Dios encontrarán oposición y enfrentarán el ridículo. Para soportar la prueba deben entender la verdad de Dios tal como está revelada en su Palabra. Podrán honrarlo solo cuando tengan una correcta concepción del carácter, el gobierno y los propósitos de Dios, y cuando al mismo tiempo actúen de acuerdo con ellos. Tan solo los que han fortalecido su mente con las verdades de la Biblia permanecerán de pie en el último gran conflicto. GE 56.2

Antes de su crucifixión, el Salvador explicó a sus discípulos que él sería muerto y resucitaría. Ángeles estuvieron presentes para grabar esas palabras en la mente y el corazón de ellos. Pero las palabras fueron desterradas de la mente de los discípulos. Cuando llegó la prueba, la muerte de Jesús destruyó sus esperanzas tan completamente como si no les hubiera advertido de antemano. Así también, en las profecías, el futuro está abierto ante nosotros tal como fue presentado por Cristo delante de los discípulos. Pero las multitudes entienden estas importantes verdades de modo tan incompleto que parecen como si nunca hubiesen sido reveladas. GE 56.3

Cuando Dios envía advertencias, exige que cada persona con uso de razón preste atención al mensaje. Los terribles juicios contra el culto a la bestia y su imagen (ver Apocalipsis 14:9-11) deben inducir a todos a enterarse de lo que es la marca de la bestia y cómo evita recibirla. * Pero las masas de la gente no quieren la verdad bíblica, porque esta se opone a los deseos del corazón pecador. Y Satanás suministra los engaños que esas masas humanas aman. GE 57.1

Pero Dios tendrá un pueblo que se aferrará a la Biblia, y únicamente a la Biblia, como la norma de toda doctrina y la base de todas las reformas. Las opiniones de los hombres sabios, las deducciones de la ciencia, las decisiones de los concilios eclesiásticos, la voz de la mayoría, ninguna de estas cosas debe ser considerada como evidencia a favor o en contra de alguna doctrina. Debemos exigir un claro “Así dice el Señor”. Satanás induce a la gente a mirar a los pastores (ministros, clérigos), a los profesores de teología y a otros como su guía, en lugar de investigar las Escrituras por sí mismos. Al controlar a estos dirigentes, él puede manejar a las multitudes. GE 57.2

Cuando Cristo vino, el pueblo común lo escuchaba con alegría. Pero los principales líderes de los sacerdotes y los dirigentes se atrincheraron en sus prejuicios; rechazaron la evidencia de su condición de Mesías. Y la gente preguntaba: “¿Cómo es que nuestros gobernantes y sabios escribas no creen en Jesús?” Tales maestros condujeron a la nación judía a rechazar al Redentor. GE 57.3

La exaltación de la autoridad humana - Cristo vio proféticamente la obra de exaltación de la autoridad humana para regir la conciencia, la cual ha sido una maldición terrible en todos los siglos. Sus advertencias a no seguir a los dirigentes ciegos fueron incorporadas en los registros bíblicos como una amonestación para las futuras generaciones. GE 58.1

La Iglesia Romana les reserva a los clérigos el derecho de interpretar las Escrituras. Aunque la Reforma ofreció la Biblia a todos, el mismo principio que Roma sostuvo impide que multitudes, hoy militantes en las iglesias protestantes, investiguen la Biblia por sí mismos. Se les instruye a aceptar las enseñanzas tal como las interpreta la iglesia. Millares de personas no se atreven a recibir nada, por claro que resulte en la Biblia, que sea contrario a su credo. GE 58.2

Muchos están listos para encomendar sus almas al clero. Pasan casi completamente por alto las enseñanzas del Salvador. Pero ¿son infalibles los dirigentes religiosos? ¿Cómo podemos confiar en su dirección espiritual a menos que sepamos por la Palabra de Dios que ellos son portadores de luz? La falta de valor moral conduce a muchos a seguir a los hombres, y así se atan desesperadamente al error. Ven en la Biblia la verdad para este tiempo y sienten el poder del Espíritu Santo acompañando su proclamación; sin embargo, le permiten al clero desviarlos de la luz. GE 58.3

Satanás se asegura a las multitudes atándolas con las cuerdas de seda del afecto a los que son enemigos de la cruz de Cristo. Este vínculo puede ser el de padres, hijos, esposos o meramente un vínculo social. Las almas que están bajo su dominio no tienen el valor de obedecer sus convicciones del deber. GE 58.4

Muchos pretenden que no importa lo que uno crea, con tal que su vida sea recta. Pero la vida es modelada por la fe. Si la verdad está a nuestro alcance y la descuidamos, virtualmente la rechazamos, eligiendo las tinieblas antes que la luz. GE 58.5

La ignorancia no es excusa para el error o el pecado, cuando existen todas las oportunidades para conocer la voluntad de Dios. Un hombre que viaja llega a un lugar desde donde salen distintos caminos y donde hay postes que indican adonde conduce cada uno de ellos. Si el viajero no presta atención a las señales y toma cualquier camino que le parezca correcto, puede ser sincero, pero con toda probabilidad se hallará en el camino equivocado. GE 58.6

El primero y más elevado deber - No es suficiente tener buenas intenciones, hacer lo que uno piensa que es correcto o lo que el ministro le diga que está bien. Uno debe investigar las Escrituras por sí mismo. Tenemos un mapa que contiene todas las indicaciones para el viaje al cielo, y no debemos asumir ninguna suposición. GE 59.1

El primero y el más elevado de los deberes de todo ser racional es aprender de las Escrituras lo que es verdad, y luego andar de acuerdo con el conocimiento que se tiene y animar a otros a seguir el propio ejemplo. Hemos de formar nuestras opiniones por nosotros mismos, siendo que por nosotros mismos hemos de responder delante de Dios. GE 59.2

Hombres instruidos, con la pretensión de tener una gran sabiduría, enseñan que las Escrituras tienen un significado secreto y espiritual que no resulta claro en el lenguaje empleado. Esos hombres son falsos maestros. El lenguaje de la Biblia debe explicarse de acuerdo con su sentido obvio, a menos que se emplee un símbolo o una figura. Si los hombres solo tomaran la Biblia tal como se lee, se realizaría una obra que traería a las filas del cristianismo a millares y millares que ahora están extraviados en el error. GE 59.3

Muchos pasajes de las Escrituras -que hombres instruidos pasan por alto como algo sin importanciase hallan llenos de consuelo para el que está siendo enseñado en la escuela de Cristo. La comprensión de la verdad bíblica no depende tanto del poder del intelecto empeñado en la investigación, sino de la sencillez de propósito y del anhelo ferviente de justicia. GE 59.4

Resultados de descuidar la oración y el estudio de la Biblia - Nunca se debería estudiar la Biblia sin oración. El Espíritu Santo es el único que puede hacernos sentir la importancia de las cosas que son fáciles de entender, o impedir que malinterpretemos verdades difíciles. Los ángeles celestiales preparan nuestro corazón para que comprendamos la Palabra de Dios. Seremos cautivados por su belleza, fortalecidos por sus promesas. Las tentaciones a menudo parecen irresistibles porque la persona probada no puede recordar rápidamente las promesas de Dios y hacer frente a Satanás con las armas de las Escrituras. Pero los ángeles se hallan junto a los que están deseosos de aprender, y ellos traerán a su recuerdo las verdades que necesitan. GE 59.5

“El Espíritu Santo... os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (S. Juan 14:26). Pero las enseñanzas de Cristo deben haber sido previamente almacenadas en la mente como para que el Espíritu de Dios las refresque en nuestra memoria en tiempos de peligro. GE 60.1

El destino de innumerables multitudes de la Tierra está por decidirse. Todo seguidor de Cristo debe preguntarse fervientemente: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6). Debemos buscar ahora una experiencia profunda y viviente en las cosas de Dios. No tenemos un minuto que perder. Estamos en el terreno hechizado de Satanás. ¡No se duerman, centinelas de Dios! GE 60.2

Muchos se felicitan por los malos actos que no cometen. Pero no es suficiente que sean árboles en el jardín de Dios. Deben llevar frutos. De lo contrario, en los libros del cielo serán anotados como obstáculos en el terreno. Sin embargo el corazón de Dios, lleno de amor paciente, todavía intercede ante las almas que no han prestado atención a la misericordia divina y han abusado de su gracia. GE 60.3

En el verano no existe una diferencia notable entre los árboles de hojas perennes y los que las pierden; pero, cuando llegan las ráfagas del invierno, los de hojas perennes permanecen sin cambio, en tanto que los demás árboles pierden su follaje. Dejen que se levante la oposición y que reine la intolerancia, dejen que se encienda la persecución, y los tibios e hipócritas cederán en su fe; pero el verdadero cristiano permanecerá firme, con su fe fuerte y con su esperanza más brillante que en los días de prosperidad. GE 60.4

“Será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces. No temerá cuando llegue el calor, sino que su hoja estará verde. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:8). GE 60.5