Manuscritos Inéditos Tomo 2 (Contiene los manuscritos 97-161)
Manuscrito 108—Cómo estudiar la Biblia
El que procura la verdad y acepta la Biblia como la Palabra inspirada de Dios, debe poner a un lado toda idea previa y aceptar la Palabra con sencillez. Debería renunciar a toda práctica pecaminosa y entrar al lugar santísimo con un corazón enternecido y subyugado, preparado a escuchar lo que Dios dice. 2MI 85.1
No lleven sus credos a la Biblia, ni lean las Escrituras a la luz de dicho credo. En caso de que encuentren que sus propias opiniones se oponen a un sencillo «Así dice el Señor”, o a cualquier mandamiento o prohibición que él haya expresado, obedezcan la Palabra de Dios antes que a los dichos de los hombres. Toda controversia o disputa debe ser resuelta por un «Escrito está”. 2MI 85.2
El error del católico romano es que interpreta la Biblia según las opiniones de los sacerdotes y dirigentes de la iglesia, de los padres de la misma, o de otros intérpretes católicos. Debemos leer la Biblia como la Palabra de Dios 2MI 85.3
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Solicitado por T. Housel Jemison para utilizarlo en una clase universitaria de principios de interpretación profética. dirigida a nosotros, poniendo a un lado todo credo o precepto de cualquier iglesia. La Luz del mundo nos permitirá distinguir entre la verdad y el error.
Antes de leer la Biblia hemos de permitir que el corazón sea conmovido y subyugado por un espíritu de oración. La verdad triunfará cuando el espíritu de verdad coopere con el sumiso estudiante de la Biblia. Cuán preciosa es la idea de que el Autor de la verdad aún vive y reina. Pídanle que impresione sus mentes con la verdad. Entonces, la búsqueda de la verdad les será de provecho. Cristo es el gran Maestro de sus seguidores, y él no permitirá que ustedes caminen en oscuridad. 2MI 86.1
La Biblia se interpreta a sí misma. Con hermosa sencillez, un pasaje encaja con la verdad de otro pasaje, hasta que la Biblia se unifica en un todo armonioso. La luz emanará de un texto para iluminar a otro texto de la Palabra que parecía ser más oscuro. 2MI 86.2
Los que con humildad de corazón escudriñen las Escrituras con el sincero deseo de conocer y obedecer la verdad, no serán abandonados para que caminen en la oscuridad. Jesús dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» [Juan 14: 6]. Toda la Biblia constituye una revelación de Cristo. Ustedes pueden leer las Escrituras desde el amanecer hasta la noche, pero a menos que sometan humildemente sus voluntades a la voluntad de Dios, no recibirán el conocimiento salvador del evangelio. Al contemplar la verdad expresada en forma sencilla, pongan a un lado sus engañosas opiniones, sin importar cuán apreciadas sean para su egoísta corazón. Algunos tomarán un texto, lo sacarán de su legítimo contexto, y lo tergiversarán para que apoye alguna idea preconcebida. Al unir pasajes aislados de las Escrituras, ellos podrían engañar a los demás. Lo que aparenta ser una prueba bíblica de sus creencias no lo es en absoluto, ya que las Escrituras no se han utilizado en su legítimo contexto. De esa forma el error es a menudo magnificado y la verdad es minimizada. Los que violentan las Escrituras para apoyar errores, deshonran en gran manera a Dios y el día del Juicio serán responsables de la desobediencia de aquellos que mediante sus sofisterías han sido llevados a irrespetar la ley divina. 2MI 86.3
Los que desean conocer la verdad en cuanto al sábado del Señor, no serán abandonados al designio de presuntuosas conjeturas. Tampoco deben depender de las enseñanzas patrísticas, o de cualquier otro agente humano; sino de las palabras que salen del Creador de los cielos y de la tierra. La Biblia es la inspirada Palabra de Dios. En ella se encuentran las leyes del cielo. Unicamente en la Biblia podemos aprender la verdad con respecto al sábado. La Palabra de Dios es clara. El cuarto mandamiento es definido y explícito, y el mismo revela el origen divino del sábado. Además, el Señor le dijo a Moisés: 2MI 86.4
«Tú hablarás a los hijos de Israel y les dirás: “En verdad vosotros guardaréis mis sábados, porque es una señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el sábado, porque santo es para vosotros; el que lo profane, de cierto morirá. Cualquier persona que haga alguna obra en él, será eliminada de su pueblo. Seis días se trabajará, pero el día séptimo es día de descanso consagrado a Jehová. Cualquiera que trabaje en sábado, ciertamente morirá”. Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel, celebrándolo a lo largo de sus generaciones como un pacto perpetuo. Para siempre será una señal entre mí y los hijos de Israel, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y descansó» [Éxo. 31: 1317]. 2MI 87.1
Que el Señor nos ayude a buscarlo de todo corazón, para que lo encontremos. Él no puede ser burlado. Los que tuvieron la oportunidad de encontrar la senda de la verdad, y que presuntuosamente se apartaron de la misma, reconocerán su terrible error algún día, cuando sea demasiado tarde. La vida eterna es para los que continúen obedeciendo a Dios. Cristo ha pagado por nuestra salvación. «Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» [Juan 1: 12]. 2MI 87.2
«Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí» [Juan 5: 39]. 2MI 87.3
Cuando Jesús les dijo a sus seguidores que escudriñaran las Escrituras, él se refería a los escritos del Antiguo Testamento, puesto que el Nuevo aún no se había redactado. La Biblia contiene muchos elementos: historia, biografías, cantos y alabanzas, oraciones y profecías. Pero todo es inspirado por Dios y «útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia» [2 Tim. 3: 16]. En el término «escritura» se incluye todo el tesoro de revelación y conocimiento, en cualquier forma que sea manifestado. 2MI 87.4
Que nadie procure limitar la circulación de las Escrituras. Dios habla a través de diferentes canales, y las sagradas verdades deben ser procuradas de la misma forma que el minero busca el oro. Dios ha prometido que guiará a toda verdad, a todos los que desean ser enseñados. 2MI 87.5
La Biblia es el libro educativo más importante del mundo, y debería ser utilizado en cada escuela. Con independencia de cual haya sido su idea o enseñanza previa, para muchas mentes la simple lectura de la Palabra de Dios los llevará a la convicción; y aunque en muchos casos la Palabra podría ser mal utilizada o mal interpretada, con el paso de los años muchos podrán distinguir entre la verdad y el error, al recordar sus enseñanzas. Ojalá que no se nos incluya en el grupo que intenta limitar la circulación de las Escrituras.— Manuscrito 142, s. f. 2MI 88.1
Si ustedes leen la Biblia cuidadosamente, podrán reconocer la reforma que necesitan hacer con el fin de ser fieles pastores del rebaño del Señor. Comparen un texto con otro, y luego abran su propio corazón. Obtengan luz para ustedes y luego valiéndose de su propia experiencia presenten al pueblo de Dios de qué está formado el carácter cristiano. Si sus vidas son una representación de la verdad que santifica el carácter, el poder del Espíritu Santo acompañará sus palabras, y serán una carta viva, conocida y leída por todos [...]. 2MI 88.2
El hombre camal siempre continúa siendo el mismo. Él es lo que las tendencias hereditarias, su origen, su educación y sus circunstancias lo hayan hecho. Sin embargo, cuando el hombre camal sea transformado por la gracia de Cristo, la transformación se verá en el hombre nuevo, en el nuevo corazón, en renovados propósitos e impulsos. La palabra de Cristo, esa palabra de espíritu y vida, es recibida; luego, comeremos la carne y beberemos la sangre del Hijo de Dios. Después saldrá a relucir un fruto en el corazón, fruto en los labios, fruto en el carácter. Algunos llevarán treinta, otros sesenta, y otros cien veces más.— Carta 13, 1888, pp. 1, 2, 4 (a E. P. Daniels, 3 de julio de 1888). 2MI 88.3
Todo el que toma parte activa en esta obra como colaborador con Cristo, no tan solo debe estar dispuesto a predicar la verdad, sino a practicarla. Nuestro Señor dijo de los profesos eruditos y religiosos de su tiempo: «Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. También vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición” [Mat. 22: 29; 15: 3]. Él anhelaba llenar a toda la nación con el espíritu de su misión de amor, para que ustedes se unan a él en la obra de salvar al mundo. El Espíritu Santo descendería hoy sobre nuestros obreros si ellos lo buscaran con fervor. No habría cambios en el plan divino para que ocurran cambios notables en el mundo religioso. Los hombres y las mujeres deben levantarse ante la emergencia; deben recibir el dorado aceite, la divina entrega de ricas bendiciones. Eso les permitirá levantarse y resplandecer ya que su luz ha llegado y la gloria del Señor ha venido sobre ellos. 2MI 88.4
Los que pretenden creer la Palabra de Dios mientras se apegan a sus propios rasgos de carácter heredados y cultivados, son las mayores piedras de tropiezos que encontraremos al presentar las grandes y sagradas verdades para este tiempo. Los que creen en la verdad presente deben practicar la verdad y vivir la verdad. Han de estudiar la Palabra y comer la Palabra; es decir, comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Tienen que incorporar esa Palabra, que es espíritu y vida, a su vida diaria y real. Es el pan del cielo, y ella le dará vida al mundo. A todo hombre y mujer que coma de ese pan que descendió del cielo, les será dado poder. ¿No podemos asimilar eso? ¿Es que no podemos comprenderlo? ¿Por qué es tan cerrada nuestra imaginación? «Esta es la voluntad del que me ha enviado” dijo Cristo, «que todo aquel” (cuán abarcante, cuán amplia), «que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final” [Juan 6:40]. Si esta, la vida de Cristo, está en nosotros ¿qué no podremos lograr en su nombre? «Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio Potestad de ser hechos hijos de Dios» [Juan 1: 12]. 2MI 89.1
La cultura cristiana acompañará los esfuerzos de todo el que practique la verdad en forma fiel, en cualquier circunstancia. Pero hay demasiada superficialidad en todo. Existe un filón de metal precioso hasta ahora en manos de unos cuantos. Cavar cuidadosa y metódicamente nos pondrá en posesión de innumerables recursos, representados por el aceite dorado que fluye de las dos ramas de olivo por tubos de oro, y de allí a fuentes de oro, para luego salir y enriquecer a otros. 2MI 89.2
Necesitamos hombres y mujeres de gran corazón y mentes equilibradas, que sean verdaderos cristianos y que den testimonio de que se están alimentando de la Palabra de Dios, tanto en nuestro medio como en el extranjero. Los que son de nuestra fe, y los que no lo son, observarán que esos hombres y mujeres han estado con Jesús y han aprendido de él. Ellos notarán que están unidos en yugo con Cristo, y que tiran del yugo con él, que son estudiantes aptos y que de él aprenden su mansedumbre y humildad de corazón. Ellos no se quejarán del yugo de Cristo, o murmurarán cuando levanten sus cargas. Marcharán hacia delante con gozo, cantando; sí, llevando en sus corazones una melodía dedicada a Dios. El yugo de Cristo es fácil y ligera su carga. 2MI 89.3
Bien, es importante que aquellos que estudian las Escrituras decidan respecto a qué y cómo entenderán la Palabra, o si se alimentarán de ella o no. La Palabra de Dios, si se ingiere, proveerá fibras y músculos espirituales. Los que comen y digieren esta Palabra, la practicarán. Sus ojos, ungidos con el colirio celestial, verán otras enseñanzas en la Santa Palabra, además de aquellas identificadas por los lectores cuyos corazones no están limpios, purificados y ennoblecidos. Bajo la influencia del Espíritu Santo, la conciencia reconocerá una elevada y pura norma de justicia que avergüenza a las ideas bajas y baratas del lector superficial cuya mente está corrompida por el pecado. Ellos ven que los hacedores de la Palabra son los únicos justificados ante Dios. Aquellos que escuchan pero no actúan, por escuchar no son mejores en ningún sentido: ni en lo moral ni en lo espiritual. Los que esté dispuestos a negar al yo y a hacer cualquier tipo de sacrificio por amor a Cristo, podrán ser maestros porque sus enseñanzas y sus ejemplos están en armonía.— Carta 34, 1896, pp. 35 (al hermano y hermana Hare, 19 de diciembre de 1896). 2MI 89.4
El beneficio que representa la verdad para nosotros, depende no tanto del conocimiento que obtenemos por el estudio sino de la pureza de nuestro propósito y de la sinceridad de nuestra fe. No es suficiente leer las instrucciones que registra la Palabra de Dios. Debemos leer mientras meditamos y oramos, llenos del ferviente deseo de ser ayudados y bendecidos. Además, la verdad que aprendemos debe ser aplicada a la experiencia diaria. Los que han obtenido una verdadera vislumbre de los enmarañados engaños de Satanás para estos últimos días, caminarán con temor y temblor y en gran humildad, buscando a cada paso la dirección divina. Los ángeles de Dios los instruirán. El Espíritu Santo abre los ricos tesoros de la verdad a los humildes y contritos de corazón. Una fuente ha sido abierta para Judá y Jerusalén, en la que podemos lavarnos y limpiarnos. Aquel que purifique su alma mediante la obediencia de la verdad, reconocerá y apreciará el amor y la misericordia con la que Dios ha sembrado la senda de sus hijos. Él reconocerá que las sendas fabricadas por los seres humanos conducen a la ruina eterna.— Carta 69, 1901, pp. 6, 7 (a los directores de la obra médica misionera, 10 de abril de 1901). 2MI 90.1
Cristo estuvo familiarizado con las Escrituras, pues enfrentó todas las tentaciones del diablo con un «Escrito está”. Los argumentos y las razones no habrían sido de valor, pero un «Escrito está» demostró que Cristo, el que fue tentado en todo, tenía sus pies sobre la roca firme e inamovible. Debemos aprender esas lecciones de la Palabra, grabándolas en las páginas de la memoria, preparándonos para enfrentar a Satanás con la única arma que lo derrotará: «Escrito está». Todo lo que ha sido escrito en la ley y en los profetas es verídico, y lleva en sí mismo pruebas de verdad. Nada se obtiene al esforzarse por demostrar el origen divino de la Biblia mediante argumentos. Ella es su propio exponente. Ella porta sus propias claves; las Escrituras interpretan a las Escrituras. Si no reconocemos la verdad contenida en la Biblia es porque nuestras opiniones y prejuicios no han sido colocadas en el umbral de la investigación. «Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» [2 Corintios 4: 3, 4]. «La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios» [1 Cor. 1: 18].— Manuscrito 40, 1895, p. 2 («Education” [La educación], s. f.). 2MI 90.2
Tengo advertencias que debo dar a nuestro pueblo. Tiene que haber una más vida y más espiritualidad en nuestra presentación de las Escrituras. En cada iglesia deberían celebrarse solemnes reuniones de oración, pedir al cielo manifestaciones especiales de la gracia divina. Cada maestro debe humillar su propio corazón, dominar su carácter impulsivo. No existe una revelación más directa de la verdad. Aquel que presente la verdad de las profecías en la forma correcta, utilizará las Escrituras para explicar las mismas. Él hará que la Biblia sea su propia expositora.— Manuscrito 27, 1908, 1 («Truth to Be Maintained» [La verdad debe ser conservada], 5 de mayo de 1908). 2MI 91.1
Recuerden que las cualidades más noble de la mente jamás podrán sustituir a la legítima sencillez, a la genuina piedad. La Biblia puede ser estudiada como cualquier rama del conocimiento humano; pero si lo hacemos así no podremos captar su belleza ni la evidencia de su poder para salvar el alma. Si la práctica de la Palabra no se lleva a la vida, es porque la espada del Espíritu no ha herido el camal corazón humano, y porque se ha escudado en fantasía poética. El sentimentalismo lo ha arropado tanto que el corazón no ha sentido lo suficiente la agudeza de su filo al perforar y podar los altares pecaminosos donde se adora el yo. «La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” [Hebreos 4: 12].— Manuscrito 64, 1895, p. 3 («Sanctified Humility» [Una humildad santificada], s. f.). 2MI 91.2
Aquellos que escudriñan las Escrituras y que procuran sinceramente entenderlas, revelarán la santificación del Espíritu gracias a su creencia en la verdad, ya que la atesoran en sus mismos corazones y poseen esa fe que obra por amor y purifica el alma. Toda su fibra espiritual y sus músculos son nutridos por el Pan de vida que comen.— Carta 88, 1900, p. 7 (a los administradores y maestros de la escuela en Avondale, 13 de abril de 1900). 2MI 91.3
Que los siervos de Dios prediquen un «Así ha dicho el Señor”. Es necesario que se familiaricen con las instrucciones de Dios, leyendo y estudiando cada frase, cada palabra, con corazones sosegados y obedientes al acercarse a Dios, para que el Consolador los instruya. Las enseñanzas de Cristo son nuestras lecciones para el presente, nuestras lecciones para el mañana. Cuando se estudien con mayor frecuencia, mejor se entenderán.— Manuscrito 22, 1890, pp. 15, 16 (diario personal, 10 de enero de 1890). 2MI 92.1
Jesús nos ha enviado una carta desde el cielo que nos brinda un relato del amor que ha derramado sobre nosotros. Si se estudia, esta carta llevará consuelo a los afligidos y esperanza a los que perecen.— Carta 98b, 1896, p. 5 (a «My Very Dear Sister» [A mi muy querida hermana], 21 de mayo de 1896). 2MI 92.2
El redentor del mundo dio su vida como un continuo sacrificio para salvar a los seres humanos. Él se distanció del reino de los cielos y se consagró a la tarea de atender las dolencias de la sufriente humanidad [...]. 2MI 92.3
El carácter es influencia. El carácter gobierna la mente de la misma forma que la mente gobierna la carne y lleva a otras mentes a manifestar empatia; hay una nueva fortaleza, se ha desarrollado un nuevo gusto moral.— Manuscrito 11, 1892, 6, 10 («Stewards of God’s Gifts” [Mayordomos de los dones de Dios], s. f.). 2MI 92.4
Patrimonio White,
13 de agosto de 1959