Manuscritos Inéditos Tomo 1 (Contiene los manuscritos 19-96)
Manuscrito 23—El estudio de las profecías
Aparecerán verdades pasadas por alto. El Señor se propone que, en la revelación de la verdad en todas las épocas, la doctrina de la gracia se despliegue gradualmente a la comprensión humana. Si perseveramos en el conocimiento del Señor, sabremos que su salida está dispuesta como el alba. Su verdad se despliega como la oscuridad de la aurora da paso al resplandor del mediodía. En estas reuniones hemos quedado plenamente convencidos de ello. MI1 39.1
He recibido una bendición al oír de labios humanos la presentación de la rica verdad compuesta por el Santo Espíritu de Dios, que presenta los requisitos de Dios —una obediencia santa y perfecta—, que muestra que se dio al Padre completa satisfacción en su Hijo unigénito como Cordero sin mancha y sin contaminación, y que, por los méritos y la virtud del carácter de Cristo, cuantos creen en él pueden ser hechos completos en él. MI1 39.2
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Solicitado por el pastor Leroy E. Froom (1890-1974) para la clase de Historia de la interpretación profética en el Seminario y para su posterior publicación en Ministry.
El reino de los cielos, en el sentido de la verdad celestial, es como «un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mat. 13: 44), y remueve la tierra por todas partes para poder adueñarse de sus tesoros. MI1 40.1
Así, al explorar el campo y cavar en busca de las preciosas joyas de la verdad, se descubren tesoros ocultos. Inesperadamente encontramos una mena preciosa que ha de ser recogida y atesorada. Y la búsqueda ha de continuar. Hasta ahora, la mayor parte del tesoro encontrado estaba cerca de la superficie y se encontró enseguida. Cuando la búsqueda se lleva a cabo debidamente, se ponen todos los medios para mantener un entendimiento y un corazón puros. Cuando la mente se mantenga receptiva y escudriñe constantemente el campo de la revelación, encontraremos ricos depósitos de verdad, nos serán reveladas viejas verdades con nuevos enfoques, y aparecerán verdades que han sido pasadas por alto en la búsqueda.— Ms 75, 1897, p. 3 («The Position God’s People Should Occupy» [La posición que debería ocupar el pueblo de Dios], 1897). MI1 40.2
Cavar a fondo en las minas de la verdad. Es preciso que los miembros de la iglesia de Dios sean instruidos y formados, renglón tras renglón, como en un estudio bíblico. El noventa por ciento de nuestro pueblo, incluidos muchos de nuestros maestros y de nuestros pastores, se contentan con verdades superficiales. MI1 40.3
En la Biblia se compara a la verdad con «un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mat. 13:44). Este hombre desea tener el privilegio de explorar cada rincón del campo para apropiarse de todos sus tesoros. Emplazo a mis hermanos, en el nombre del Señor, para que caven un pozo bien profundo en las minas de la verdad.— Ms 35, 1901 («Consumers, but not Producers” [Consumidores, pero no productores], 25 de abril de 1901). MI1 40.4
Fundamentos profundos y sólidos. Es preciso que muchos que trabajan como ministros del evangelio estudien la Palabra. La revelación es algo dado a conocer, que todos han de entender. Hemos de profundizar para llegar a la verdad. Oremos al Señor para entender su Palabra. Quienes se percatan de su necesidad de ayuda especial de Dios, pedirán, a Aquel que es la Fuente de toda sabiduría, que supla sus necesidades. Pidámosle que ilumine nuestro entendimiento, para que podamos aprender a transmitir la luz a los demás. Concentrémonos en la tarea. No hemos de quedarnos nunca satisfechos con un conocimiento parcial de la verdad, y sacar conclusiones basándonos en meras suposiciones.— Ms 174, 1899, pp. 7, 8 («Thoughts on Daniel and the Revelation» [Reflexiones sobre Daniel y el Apocalipsis], 3 de marzo de 1901). MI1 40.5
Grandes verdades bajo la basura. Grandes verdades han sido enterradas bajo los sofismas del error, pero serán descubiertas por el escudriñador diligente, que, cuando encuentra y abre el cofre de las preciosas joyas de la verdad, no es que estemos ante un fraude; porque todos los que valoran estas joyas pueden llegar a poseerlas, y entonces también ellos tendrán un cofre para abrirlo a los demás. El que imparte no se priva del tesoro; porque cuando lo examina para poder presentarlo de forma que atraiga a otros, encuentra nuevas riquezas.— Ms 88, 1898, p. 6 («The Parable of the Householder” [La parábola del padre de familia], 10 de julio de 1898). MI1 41.1
Abordar grandes temas. Hermanos míos, el valor de las evidencias de la verdad que hemos recibido durante el pasado medio siglo supera toda estimación. Estas evidencias son un tesoro oculto en un campo. Busquenlas. Estudien las verdades bíblicas que llevan cincuenta años llamándonos a salir del mundo. Presenten esta evidencia en términos claros y nítidos. Es necesario que los que llevan tiempo en la verdad, y los que han recibido la verdad recientemente, sigan cavando en busca del tesoro celestial enterrado. Todos hemos de hacerlo. Hemos de escudriñar la Palabra de Dios. Reaviven las evidencias dadas en el pasado. Cristo dijo: «Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5: 39). MI1 41.2
Los que se presentan ante el pueblo como maestros de la verdad han de abordar los temas vitales. No han de perder un tiempo precioso en hablar de temas triviales. Que estudien la Palabra y que prediquen la Palabra. Que la Palabra esté en sus manos como una cortante «espada de dos filos” (Heb. 4: 12), y que dé testimonio de las verdades pasadas y muestre lo que ha de ser en el futuro. MI1 41.3
Cristo descendió del cielo para presentar a Juan las grandes y mara-villosas verdades que han de conformar nuestra vida, y que hemos de proclamar al mundo. Hemos de estar al corriente de los tiempos, dando un testimonio claro y bien razonado, guiados por la unción del Espiritu Santo.— Ms 31, 1906, pp. 5, 6 («Be Vigilant» [Estén alerta], 2 de abril de 1906). MI1 41.4
Más luz profética. Brillará más luz sobre todas las grandes verdades de la profecía, y llamarán la atención y resultarán esclarecedoras, porque los brillantes rayos del Sol de fusticia iluminarán el conjunto. [...] MI1 42.1
El Señor quiere impartimos más luz. Desea que tengamos revelaciones nítidas de su gloria, que los pastores y el pueblo se fortalezcan con su poder. Cuando el ángel estaba a punto de desplegar ante Daniel las profecías de trascendental interés, las cuales habían de registrarse para nosotros, que hemos de ser testigos de su cumplimiento, el ángel dijo: «Esfuérzate y cobra aliento” (Dan. 10: 19). Hemos de recibir exactamente la misma gloria que fue revelada a Daniel, porque es para el pueblo de Dios en estos últimos días, para que pueda emitir un certero sonido de trompeta.— Ms 18, 1888, p. 13 («Religious Liberty” [Libertad religiosa], 1888). MI1 42.2
No perder tiempo en minucias. Hemos de proclamar el mensaje del tercer ángel a un mundo que perece, y no hemos de permitir que nuestra mente se desvíe con minucias que, en la práctica, no llevan a nada bueno. Si nuestros hermanos quisieran considerar los trascendentales asuntos relativos a la vida eterna y a la muerte eterna, muchas de las cuestiones menores que tanto desean clarificar se aclararían solas. MI1 42.3
El Señor emplaza a sus siervos que lo sirven a que proclamen el mensaje de la verdad, espaciándose en aquello que es de máxima importancia. Cuando Jesús nos guíe junto a las aguas vivas que fluyen del trono de Dios, nos explicará muchos de los misterios de la Biblia que no podemos abarcar. Él es el gran Maestro de su Palabra, que no puede ser plenamente comprendida en esta vida, pero que en la vida futura estará revestida con el brillo de la luz de la clara comprensión.— Carta 16, 1903, p. 7 (al pastor S. N. Haskell y su esposa, lº de enero de 1903). MI1 42.4
Ahora vemos solo una sombra. Los que sostienen opiniones y conceptos descabellados, y se han encariñado con ellos, los mantienen como algo demasiado valioso como para renunciar a ellos para obtener el conocimiento más deseable de la auténtica relevancia de la Palabra de Dios en todas las vicisitudes de la vida cotidiana. Así se perderá gran parte de lo que podrían haber conseguido, y la pérdida les impedirá avanzar en la luz que Dios les ha dado ocasión de obtener. No tienen hambre intelectual ni espiritual de buen alimento y de asimilarlo; por lo tanto, no podrían dar los segundos pasos hacia delante en seguimiento del Cordero por dondequiera que va. MI1 42.5
Cuanto más intensa y perseverantemente busquemos la verdad como un tesoro escondido —porque hay brillantes e importantes verdades de las que ahora únicamente discernimos las sombras—, con mayor certeza avanzaremos en la luz, como él está en la luz. Nos daremos cuenta de que el brillo y el valor de la verdad como si fueran preciosísimas joyas. Se oye la voz de Dios, pero podemos estar tan alejados de él que solo oigamos el eco. Hay palabras de instrucción procedentes de Dios día a día, y en algún momento que no sabemos puede que haya dado palabras a sus mensajeros escogidos destinadas a nosotros que perderemos por falta de discernimiento y aprecio. Luego caminamos a tientas en la incertidumbre de la noche, y no sabemos con qué tropezamos. Hay para nosotros una brillante gloria a medida que vayamos progresando, pero que puede que nunca la percibamos a menos que, en efecto, sigamos avanzando. Puede que captemos algunas chispas, pero eso es todo. No vemos el brillo de la gloria celestial.— Carta 147, 1897, pp. 6, 7 (a J. Edson White, 12 de septiembre de 1897). MI1 43.1
Estudiar para comprender mejor. Este libro [el Apocalipsis] exige un cuidadoso estudio, acompañado de oración; no vaya a ser que sea in-terpretado según las ideas de los hombres y se enmarque erróneamente la sagrada Palabra de Dios, que en sus símbolos y sus figuras significa tanto para nosotros. ¡Hay tanto que debemos entender adecuadamente para moldear nuestra línea de actuación y que no recibamos las plagas que van a caer sobre el mundo! MI1 43.2
En el Apocalipsis se representan las cosas profundas de Dios. Aquellos cuyo corazón esté completamente santificado a Dios lograrán acercarse a ver las invalorables gemas a través del telescopio de la fe. Y cuando apliquen la verdad a la práctica, dejarán su impronta en el alma misterios aún más profundos. Los que han conseguido ese honor han de comunicar a los demás lo que han recibido, y al hacerlo, los ángeles ponen la impronta en su corazón. MI1 43.3
Cuantos entiendan la Palabra de Dios se darán cuenta de que las cosas de importancia secundaria que en el pasado han ocupado su tiempo y consumido su fuerza los han privado de una experiencia y un conocimiento que podrían haber obtenido si hubieran conservado la fe sin la mancha del egoísmo. Si hubieran hecho esto, habrían experimentado el resultado de poseer la fe que obra por el amor y purifica el alma. MI1 43.4
Que nadie piense que, por no poder explicar el significado de cada símbolo del Apocalipsis, le resultará inútil escudriñar ese libro con el más profundo y serio anhelo, y el ferviente deseo de conocer el significado de las verdades que contiene. Aquel que reveló esos misterios a Juan puede ofrecer un anticipo de las cosas celestiales que han de cumplirse en el futuro, y lo hará, a quien busque la verdad con diligencia. Grandes bendiciones aguardan al «que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas» (Apoc. 1: 3).— Carta 16, 1900, pp. 2, 3 (a F. E. Belden, 27 de enero de 1900). MI1 44.1
El marco divinamente establecido. La proclamación del primer ángel, del segundo y del tercero han sido enmarcada por la Palabra de la Inspiración. No ha de quitarse ni un ápice. Ninguna autoridad humana tiene más derecho a cambiar el marco de estos mensajes que a sustituir el Antiguo Testamento con el Nuevo. El Antiguo Testamento es el evangelio en figuras y símbolos. El Nuevo Testamento es la sustancia. El uno es tan esencial como el otro. El Antiguo Testamento presenta enseñanzas impartidas por Cristo, y estas enseñanzas no han perdido su fuerza en ningún sentido. MI1 44.2
El primer y el segundo mensaje angélico fueron proclamados en 1843 y 1844, y ahora estamos en la proclamación del tercero; pero los tres mensajes han de seguir siendo proclamados. Es exactamente igual de esencial ahora que antes que les sean repetidos a los que buscan la verdad. Con la pluma y de viva voz, hemos de hacer sonar la proclamación, mostrando su orden, y la aplicación de las profecías que nos llevan al mensaje del tercer ángel. No puede haber un tercero sin el primero y el segundo. Estos mensajes hemos de comunicarlos al mundo de palabra y por escrito, mostrando en la línea de la historia profética las cosas que han sido y las cosas que serán. MI1 44.3
El libro que fue sellado no es el Apocalipsis, sino la porción de la profecía de Daniel que estaba relacionada con los últimos días. Las Escrituras dicen: «Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará” (Dan. 12: 4). Cuando el libro fue abierto, se anunció: «El tiempo no será más” (Apoc. 10: 6, RVA). El libro de Daniel está ahora abierto, y la revelación realizada por Cristo a Juan ha de llegar a todos los habitantes de la tierra. Mediante el aumento de conocimiento ha de prepararse un pueblo que pueda mantenrse firme en los últimos días. MI1 44.4
«En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: “¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!”» (Apoc. 12: 6, 7). MI1 45.1
Este mensaje, si es atendido, llamará la atención de toda nación, tribu, lengua y pueblo a un concienzudo examen de la Palabra, y sobre la verdadera luz con respecto al poder que ha cambiado el día de reposo del séptimo día de la semana convirtiéndolo en un día de reposo espurio. El único Dios verdadero ha sido abandonado, su ley ha sido descartada, su sagrada institución del sábado ha sido pisoteada en el polvo por «el hombre de pecado» (2 Tes. 2: 3). El cuarto mandamiento, tan claro y explícito, ha sido ignorado. El memorial del sábado, que declara quién es el Dios vivo, el Creador del cielo y la tierra, ha sido derribado y en su lugar se ha ofrecido al mundo un día de reposo espurio. Así se ha abierto una brecha en la ley de Dios. Un falso día de reposo no puede ser una auténtica norma. En el mensaje del primer ángel se emplaza a los seres humanos a adorar al verdadero Dios, Creador nuestro, que hizo el mundo y todas las cosas que contiene. Han rendido homenaje a una institución del papado, dejando sin efecto la ley de Jehová, pero ha de haber un aumento de conocimiento en cuanto a este asunto. MI1 45.2
El mensaje proclamado por el ángel que volaba en medio del cielo es el evangelio eterno, el mismo evangelio que fue proclamado en el Edén cuando Dios dijo a la serpiente: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón” (Gén. 3: 15). Ahí tenemos la primera promesa de un Salvador que se alzaría en el campo de batalla para impugnar el poder de Satanás y prevalecer contra él. Cristo vino a nuestro mundo a representar el carácter de Dios según se refleja en su santa ley; porque su ley es un trasunto de su carácter. Cristo era, a la vez, la ley y el evangelio. El ángel que proclama el evangelio eterno proclama la ley de Dios; porque el evangelio de salvación lleva a los seres humanos a la obediencia de la ley, mediante lo cual sus caracteres son conformados según la semejanza divina. MI1 45.3
En el capítulo 58 de Isaías se especifica la tarea de los que adoran a Dios, el Hacedor del cielo y la tierra: «Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás» (Isa. 58: 1). El memorial de Dios, el sábado, séptimo día de la semana, será enaltecido. MI1 45.4
«Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado “reparador de portillos”, “restaurador de viviendas en ruinas”. Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas “delicia”, “santo”, “glorioso de Jehová”, y lo veneras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de Jehová lo ha hablado” (Isa. 58: 12-14). MI1 46.1
La historia de la iglesia y del mundo, de los leales y los desleales, es aquí nítidamente expuesta. Los leales, bajo la proclamación del mensaje del tercer ángel, han encaminado sus pies por la senda de los mandamientos de Dios, respetando, honrando y glorificando a Aquel que creó el cielo y la tierra. Las fuerzas contrarias han deshonrado a Dios abriendo una brecha en su ley, y cuando la luz proveniente de su Palabra ha llamado la atención sobre sus santos mandamientos, revelando la brecha abierta por la autoridad papal en la ley, entonces, en un intento por eludir la condenación, los hombres han intentado destruir toda la ley. Pero ¿van a conseguirlo? No; porque cuantos quieran escudriñar las Escrituras por sí mismos verán que la ley de Dios permanece inmutable, eterna, y que su memorial, el sábado, perdurará por las edades eternas, apuntando al único Dios verdadero en distinción de todos los falsos dioses. MI1 46.2
Satanás sigue perseverando incansable en sus esfuerzos por proseguir con la conspiración que comenzó en el cielo para cambiar la ley de Dios. Ha logrado hacer creer al mundo la teoría que presentó en el cielo antes de su caída: que la ley de Dios era defectuosa y precisaba revisión. Gran parte de la iglesia cristiana nominal, por su actitud, si no por sus palabras, demuestra que ha aceptado el mismo error. Pero si se ha cambiado una jota o una tilde de la ley de Dios, Satanás ha ganado en la tierra lo que no pudo ganar en el cielo. Ha preparado su añagaza, esperando llevar cautivos a la iglesia y al mundo; pero no todos caerán en la trampa. Se está trazando una línea divisoria entre los hijos de la obediencia; entre los leales y verdaderos, y los desleales y falsos. Se están formando dos grandes grupos: los adoradores de la bestia y su imagen, y los adoradores del Dios verdadero y viviente. MI1 46.3
El mensaje de Apocalipsis 14, que proclama que la hora del juicio de Dios ha llegado, es dado en el tiempo del fin; y se representa al ángel de Apocalipsis 10 con un pie en el mar y otro pie en la tierra, mostrando que el mensaje será llevado a tierras distantes, se cruzará el océano y las islas del mar oirán la proclamación del último mensaje de advertencia al mundo. MI1 46.4
«El ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano hacia el cielo y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más” (Apoc. 10: 5, 6). MI1 47.1
Este mensaje anuncia el final de los períodos proféticos. El desengaño de lo que esperábamos ver a nuestro Señor en 1844 fue, ciertamente, amargo para cuantos anhelábamos tan ardientemente su aparición. Estaba en los planes de Dios que ese chasco se produjera y que se manifestaran los corazones. Ni una nube ha caída sobre la iglesia para la que Dios no haya hecho preparativos; ni una fuerza opositora ha surgido para contrarrestar la obra de Dios que él no la haya previsto. Todo ha tenido lugar según lo predijo por medio de sus profetas. No ha dejado a su iglesia en tinieblas, abandonada, sino que previo en declaraciones proféticas lo que ocurriría y, a través de su providencia, que actuaba en su lugar designado en la historia del mundo, ha provocado lo que su Santo Espíritu inspiró que los profetas predijeran. Todos sus propósitos serán cumplidos y establecidos. MI1 47.2
Su ley está vinculada a su majestad, y los agentes satánicos combinados con agentes humanos no pueden destruirla. Dios inspira y guarda la verdad, que perdurará y triunfará; aunque pueda parecer en ocasiones que haya sido eclipsada. El evangelio de Cristo es la ley ejemplificada en el carácter. Los engaños practicados contra ella, todo artificio para vindicar la falsedad, todo error fraguado por los agentes satánicos, acabarán siendo quebrantados eternamente, y el triunfo de la verdad será como el aspecto del sol al mediodía. El Sol de justicia «en sus alas traerá salvación”, y «¡Toda la tierra» estará «llena de su gloria (Mal. 4: 2; Isa. 6: 3; Sal. 72: 19). MI1 47.3
Cuanto Dios determinó en la historia profética para que se cumpliera en el pasado, se ha cumplido, y cuanto está por venir en su debido momento se cumplirá. Daniel, el profeta de Dios, surge en el momento y lugar oportunos. Lo mismo podemos decir de Juan. En el Apocalipsis, el León de la tribu de Judá ha abierto el libro de Daniel para los estudiosos de la profecía y, así, Daniel se levanta en su heredad (ver Dan 12: 13). Da su testimonio, lo que el Señor le reveló en visión de los acontecimientos grandes y solemnes que debemos conocer cuando estamos de pie en el umbral mismo de su cumplimiento. MI1 47.4
En la historia y la profecía, la Palabra de Dios representa el milenario conflicto entre la verdad y el error. Ese conflicto sigue su curso. Se repetirán muchas cosas ya ocurridas. Revivirán antiguas controversias, y surgirán continuamente nuevas teorías. No obstante, el pueblo de Dios, que en su creencia y en cumplimiento de la profecía ha desempeñado un papel en la proclamación de los mensajes del primero, segundo y tercer ángel, sabe dónde se encuentra. Tiene una experiencia que es más pre~ ciosa que el oro refinado. Ha de permanecer en pie firme como una roca, manteniendo el principio de su confianza inalterable hasta el fin. MI1 48.1
Un poder transformador acompañó a la proclamación de los mensajes del primer y segundo ángel, igual que acompaña al mensaje del tercero. Se fijaron convicciones duraderas en las mentes humanas. Se manifestó el poder el Espíritu Santo. Se produjo un estudio diligente de las Escrituras, punto por punto. Se dedicaron casi noches enteras al serio escudriñamiento de la Palabra. Buscábamos la verdad como quienes buscan tesoros ocultos. A nosotros el Señor se nos manifestó. Se arrojó luz sobre las profecías y nos dimos cuenta de que habíamos recibido la orientación divina.— Ms 32, 1896, pp. 1-7 («Testimony concerning the Views of Prophecy Held by Brother John Bell» [Testimonio relativo a los puntos de vista sobre la profecía defendidos por el hermano John Bell], 6 de diciembre de 1896). MI1 48.2
Cada posicionamiento será cuestionado. Se ha considerado que nuestro pueblo es demasiado insignificante para ser digno de atención, pero esto va a cambiar, y ya se están viendo cambios. El mundo cristiano está adoptando iniciativas ahora que necesariamente darán notoriedad al pueblo de Dios fiel a los mandamientos. Existe una permanente negación de la verdad de Dios, que es sustituida por teorías y falsas doctrinas de origen humano. Existen planes e iniciativas puestas en marcha para esclavizar la conciencia de los que quieran ser leales a Dios. Los poderes legislativos se opondrán al pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Toda alma será sometida a prueba. Ojalá que como pueblo seamos sabios para nosotros mismos y que por precepto y ejemplo impartamos esa sabiduría a nuestros hijos. MI1 48.3
Cada posicionamiento de nuestra fe será cuestionado, y si no somos estudiantes cabales de la Biblia, constantes, rigurosos, bien fundamentos, la sabiduría de los grandes personajes del mundo nos abrumará. La gente anda siempre ocupada, llena de ansiedad y agitación; todo el mundo sigue su propio rumbo sin tener para nada en cuenta a Dios. El mal es seguido apasionadamente como si fuera justicia, el error como si fuera verdad, y el pecado como si fuera santidad. Las tinieblas aumentan su intensidad, cubriendo la tierra, y de gran oscuridad a la gente, y, ¿dormirá el pueblo peculiar de Dios en un tiempo como este? ¿Guardarán silencio, como si estuvieran paralizados, los que tienen la verdad?— Carta 65, 1886, p. 3 (a una «hermana”, 31 de diciembre de 1886). MI1 48.4
Patrimonio White, Washington, D. C., 31 de enero de 1940