Manuscritos Inéditos Tomo 1 (Contiene los manuscritos 19-96)

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Manuscrito 22—Declaraciones para ser usadas en el libro de Francis D. Nichol

Ahora el camino está completamente despejado para que Jaime siga adelante con la publicación de Present Truth. Los apreciamos mucho y nos encanta saber de ustedes. Deberíamos haberles escrito antes, pero no hemos tenido residencia fija, ya que hemos estado viajando, bajo la lluvia, la nieve y el viento, con el niño de un sitio para otro. No tenía tiempo para contestar ninguna carta y a Jaime le ocupó todo el que tenía escribir para la revista y publicar el himnario. No tenemos muchos momentos de ocio. Ahora que nos hemos establecido, puedo disponer de más tiempo para escribir.— Carta 4, 1850, p. 1 (al hermano Collins y su esposa, 10 de febrero de 1850). MI1 33.1

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Solicitado por F. D. Nichol (1897-1966) para escribir sobre Elena G. de White. Sus obras sobre ella fueron Ellen G. White and Her Critics [E.G. White y sus críticos] y Why I Believe in Mrs. E. G. White [Por qué creo en la Sra. White].

Querido hermano Hastings, no se entristezca como los que no tienen esperanza. La tumba solo podrá retenerla un instante. Confíe en Dios y cobre ánimo, querido hermano, pues usted se reencontrará con ella dentro de poco. * No dejaremos de orar para que la bendición de Dios descanse sobre su familia y sobre usted. Dios será su sol y su escudo. Estará junto a usted en su honda aflicción y sus pruebas. Soporte bien la prueba y recibirá una corona de gloria con su compañera cuando aparezca Jesús.— Carta 10, 1850, p. 2 (al hermano Hastings, 18 de marzo de 1850). MI1 34.1

Tuve el privilegio de pasar dos semanas con mi hijo mayor. Es un niño encantador. Se encariñó tanto conmigo que le resultó difícil separarse de mí; pero como empleamos todo nuestro tiempo en escribir, y en el plegado y empaquetado de revistas, me fue negado el privilegio de su compañía. Mi otro chiquitín está a muchos cientos de kilómetros de mí. A veces Satanás me tienta a quejarme y a pensar que mi suerte es ingrata, pero me niego a albergar esta tentación. No quisiera seguir viviendo a no ser que pueda vivir para hacer algún bien a los demás.— Carta 30, 1850, pp. 2, 3 (al hermano Loveland y su esposa, 13 de diciembre de 1850). MI1 34.2

El viernes 19 de marzo de 1896 me levanté temprano, sobre las tres y media de la madrugada. Mientras escribía sobre el capítulo 15 de Juan, de repente me sobrecogió una paz maravillosa. Sentí que toda la habitación se llenaba de una atmósfera celestial. Una presencia pura y santa parecía llenar mi cuarto. Dejé la pluma y estaba expectante por ver qué me comunicaría el Espíritu. No vi a nadie, ni oí ninguna voz audible; pero un guardián celestial parecía estar allí junto a mí. Percibí que estaba en presencia de Jesús. Me resulta imposible explicar o describir la dulce paz y la luz que yo sentía que habían llenado mi habitación. Me rodeó una atmósfera pura y santa, y me vinieron a la mente asuntos del máximo interés y trascendencia. Se expuso ante mí una línea de acción como si la presencia invisible me hablara. El asunto sobre el que había estado escribiendo fue como si me hubiera desparecido del pensamiento y se ofreció ante mí otro asunto con nitidez. Me sentí tremendamente sobrecogida cuando las ideas se grabaron en mi pensamiento.— Ms 12, 1896, p. 1 (manuscrito sin título, 20 de marzo de 1896). MI1 34.3

Hubo algunas cosas que hicieron del vestido reformado * una evidente bendición. Con él no podían llevarse de ninguna manera los ridículos aros, que estaban de moda por entonces. No resultaban aconsejables las faldas largas, que se arrastraban por el suelo y recogían la suciedad de las calles. Pero ahora se ha adoptado un estilo de vestir más sensato, que no usa aquellos censurables aditamentos. Puede descartarse el estilo de vestido a la moda, y debería serlo por cuantos lean la Palabra de Dios. El tiempo pasado en promover el vestido reformado debería dedicarse al estudio de la Palabra de Dios. MI1 35.1

La forma de vestir de nuestro pueblo debería ser lo más sencilla posible. Pueden usarse la falda y el vestido a la francesa que he mencionado, lo cual no significa que deba establecerse únicamente ese patrón y nada más, siempre que el estilo sea simple, como el representado por ese vestido. MI1 35.2

Algunos han supuesto que el propio patrón presentado era el que todas habían de adoptar. Esto no es así. Pero algo así de simple sería lo mejor que podríamos adoptar en [estas] circunstancias. No me ha sido dado ningún estilo determinado como regla exacta para guiar a todas en su forma de vestir. [...] El Señor no ha indicado que sea deber de nuestras hermanas volver al vestido reformado. Deberían llevarse vestidos simples. Poned a prueba vuestro talento, hermanas mías, en esta reforma esencial.— Carta 19, 1897, pp. 2, 3 (al hermano J. H. Haughey, 4 de julio de 1897). MI1 35.3

El siguiente párrafo se seleccionó en razón de la fraseología paralela de Primeros escritos, cap. 21, pp. 95, 96. MI1 35.4

No ha estado dispuesto a aguantar la reprensión, sino que ha estado listo para sublevarse en su interior y justificarse, era rico y aumentó en bienes, tenía un espíritu íntegro, se enfadaba, y todo esto ha sido alimentado y fomentado por algunos de la iglesia. * Si los que llevan en la iglesia semanas y meses no han aprendido la rectitud del camino, y lo que es ser cristianos, y no pueden oír todas las santas verdades de la Palabra de Dios, mejor sería que fueran cortados de Israel. El día está demasiado avanzado para dar leche como alimento. Si almas que llevan uno o dos meses en la verdad, que están a punto de entrar en el tiempo de angustia como nunca fue, no pueden oír toda la verdad ni tolerar el alimento sólido de la rectitud del camino, ¿cómo se mantendrán firmes en el día de la batalla? Los que ahora abrazan el mensaje del tercer ángel deben aprender en pocos meses las verdades que llevamos años aprendiendo. Tuvimos que buscar y aguardar la apertura de la verdad, recibiendo un rayo de luz aquí y un rayo allí, trabajando y suplicando que Dios nos revelara la verdad. Pero ahora la verdad es nítida; sus rayos están concentrados. Ahora, cuando es presentada como debiera, la deslumbrante luz de la verdad puede ser vista y puesta en uso en el corazón. No hay necesidad ya de leche cuando las almas están convencidas de la verdad. Tan pronto se cede a la convicción de la verdad y el corazón está dispuesto, la verdad debería tener su efecto; la verdad actuará como la levadura y purificará y eliminará las pasiones del corazón natural. Es una deshonra que quienes llevan años en la verdad hablen de alimentar con leche a las almas que llevan meses en la verdad. Demuestra que saben poco de la dirección del Espíritu del Señor y que no son conscientes del tiempo en que vivimos. Los que abrazan la verdad ahora tendrán que aligerar el paso. Tendrá que haber un quebranto del corazón ante el Señor, un desgarro del corazón y no del atavío.— Ms 1, 1854, pp. 2, 3 («Reproof for Adultery and Neglect of Children» [Reprensión del adulterio y el descuido de los hijos], 12 de febrero de 1854). MI1 35.5

Si se le encomendara a usted la tarea de ocuparse de los escritos del Antiguo Testamento y del Nuevo, vería grandes mejoras que podrían hacerse, grandes adiciones y eliminaciones y cambios de expresión; usted introduciría palabras e ideas que cuadraran con su criterio de cómo debería aparecer. Entonces tendríamos la vida y las expresiones de Fannie Bolton, que usted consideraría una portentosa mejora, pero contaría con la desaprobación del Señor.— Carta 7, 1894, p. 1 (a Fannie Bolton, 6 de febrero de 1894). MI1 36.1

Si puedo presentar a la gente los hechos del caso tal como son, puede que evite que algunos naufraguen en la fe. Me han hecho algunas preguntas sumamente frívolas relativas a los testimonios que el Señor me da.— Carta 180, 1906, p. 1 (al hermano Nicola y su esposa, 15 de junio de 1906). MI1 37.1

Un mensajero del cielo me indicó que no asumiera la carga de seleccionar y dar respuesta a todos los dimes y diretes y a todas las dudas que están surgiendo en muchas mentes. Se me ordenó: «Levántate como mensajera de Dios en cualquier sitio, en cualquier lugar, y presenta el testimonio que yo te daré. Sé libre. Presenta los testimonios que el Señor tiene para que los des como amonestación, como advertencia, en la tarea de alentar y dar ánimo, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28: 20)».— Ms 61, 1906, p. 1 («Hold Fast the Beginning of Your Confidence» [Retén el comienzo de tu confianza], 3 de junio de 1906). MI1 37.2

Deseo ardientemente que entienda todo con claridad. Tenía el propósito de haber respondido a su carta del 26 de abril mucho antes, pero he tenido muchas cosas importantes en la cabeza que requerían atención en primer lugar. MI1 37.3

He recibido respuestas para algunas de las preguntas que usted formula en su carta. He recibido la instrucción de que, como respuesta a algunas de sus preguntas, lo remita a declaraciones ya publicadas.— Carta 224, 1906, p. 1 (al pastor W. S. Sadler, 6 de julio 1906). MI1 37.4

Invierto en la obra de Dios todos los medios de los que, de una u otra forma, puedo disponer. Envié mil dólares al pastor para contribuir al comienzo de la obra en la ciudad de Nueva York [...]. MI1 37.5

Así precisamente contribuí al avance de la obra en Australia. [...] Pedí dinero prestado para la construcción de lugares de reunión y para proporcionar infraestructuras para carpas. [...] Usé las regalías de mis libros para contribuir a la puesta en marcha de una escuela en Melbourne, y luego pedí dinero prestado a los que estaban interesados en la obra. [...] MI1 37.6

Además de lo que he invertido en Australia y en Europa, también he entregado donativos para los estados del Sur. He pedido dinero prestado para enviárselo cuando pasaban por estrecheces. Seguiré haciendo MI1 37.7

cuanto pueda por ayudar a los territorios necesitados. El tiempo es corto, y deseo ver el dinero de nuestro pueblo que está inmovilizado en los bancos puesto en circulación donde pueda ayudar a la obra de Dios. MI1 38.1

Cuando reciba lo que he invertido en mis libros, espero tener dinero suficiente para devolver lo que he pedido prestado y tener más de mi propio dinero para usarlo.— Carta 103, 1904, pp. 1, 3, 4 (al hermano Craw, 24 de febrero de 1904). MI1 38.2

Patrimonio White, Washington, D. C.