Elena De White: Mujer De Visión

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CAPITULO 35— EL DON ESPECIAL DE ELENA DE WHITE

Elena de White tenía un don muy especial. Ella lo describió claramente: MV 515.1

Algunos han tropezado en el hecho de que dije que no pretendía ser profetisa y han preguntado: ¿Por qué? MV 515.2

No he tenido otra pretensión sino la de que se me ha indicado que soy la mensajera del Señor; que él me llamó en mi juventud para ser su mensajera, para recibir su palabra y dar un mensaje claro y decidido en el nombre del Señor Jesús. MV 515.3

En mi temprana juventud se me preguntó varias veces: ¿Es usted profetisa? Siempre he respondido: Soy la mensajera del Señor. Sé que muchos me han llamado profetisa, pero no he pretendido ese título. Mi Salvador me declaró que era su mensajera. “Tu obra —me indicó— es llevar mi palabra”... MV 515.4

¿Por qué no he pretendido ser profetisa? Porque en estos días muchos que osadamente pretenden ser profetas son un baldón para la causa de Cristo, y porque mi obra incluye mucho más de lo que significa la palabra “profeta”... MV 515.5

Dios me ha aclarado las diversas formas en las que me usaría para hacer avanzar una obra especial. Se me han dado visiones con la promesa: “Si presentas fielmente los mensajes y resistes hasta el fin, comerás del fruto del árbol de la vida y beberás del agua del río de la vida” (IMS, pp. 36-37). MV 515.6

Después de describir la amplitud de la obra que se le encargó que hiciera, ella declaró: MV 515.7

Nunca he pretendido ser profetisa. Si otros me llaman así, no les discuto. Pero mi obra ha abarcado tantos aspectos, que no puedo llamarme sino mensajera, enviada para dar un mensaje del Señor a su pueblo y para ocuparme de cualquier actividad que él me señale (Id., p. 39). MV 515.8

Debido a que en una ocasión ella mencionó a una gran concurrencia en el Tabernáculo de Battle Creek que no se consideraba una profetisa o una dirigente del pueblo, el lunes siguiente los diarios en Battle Creek proclamaron las noticias: ¡La mujer que los adventistas han considerado todos estos años como una profetisa se ha expresado ahora con franqueza y dijo que después de todo no es una profetisa! Esto naturalmente suscitó preguntas entre algunos adventistas. La Sra. White y los dirigentes de la iglesia encontraron que debía hacerse una explicación. En varias ocasiones aprovechó la oportunidad para explicar cuidadosa-mente las ideas que intentaba transmitir mediante su declaración. W. C. White arroja considerable luz sobre el asunto en la siguiente declaración: MV 515.9

Cuando ella dijo estas palabras, tenía en mente las ideas de la gente respecto a un profeta como alguien cuyo principal oficio era predecir eventos, y quería hacerles entender que ese no era su lugar en el mundo. MV 516.1