Elena De White: Mujer De Visión

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EL NUEVO POZO

Elena de White recomendó que Palmer obtuviese los servicios de un buen pocero adventista que ella conocía, Salem Hamilton, quien entonces estaba viviendo en Nebraska. Por consiguiente, se lo llamó para que viniese al Oeste para excavar el pozo. MV 483.7

He aquí el relato de Palmer: MV 484.1

Con qué ansiedad examinamos el terreno e hicimos la prueba con la varita “mágica” para buscar agua y discutimos las posibilidades... MV 484.2

Finalmente elegimos un lugar y comenzamos a cavar a través de la tierra seca donde el polvo volaba a más de 6 metros (20 pies) debajo de la superficie [por el hecho de estar todo completamente seco] (Ibíd.). MV 484.3

El sitio escogido era una hondonada justo debajo de la institución. El Sr. Hamilton y sus ayudantes continuaron cavando cada vez más hondo. MV 484.4

Elena de White, que deseaba ansiosamente estar cerca de las actividades del sanatorio, pudo alejarse de Elmshaven y viajar al sur, llegando a la propiedad de Potts el lunes 7 de noviembre. Hamilton había llegado a una profundidad de 24 metros (80 pies) en el pozo. De día en día ella escuchaba con interés los informes del progreso efectuado, y frecuentemente hablaba con Hamilton. Cierto día ella preguntó: “¿Qué va a hacer, Hno. Hamilton?” MV 484.5

‘Tengo una pregunta que hacerle a usted —respondió él—. Si usted me contesta eso, yo le daré mi respuesta. ¿El Señor le dijo que comprara esta propiedad?” MV 484.6

“¡Sí, sí! —replicó Elena de White—. Tres veces se me mostró que deberíamos conseguir esta propiedad en particular”. MV 484.7

“Está bien —dijo el Sr. Hamilton—. Tengo mi respuesta. El Señor no nos daría un elefante sin proveer de agua para que pueda beber” (Johns y Utt, p. 146). Declaró que continuaría excavando. MV 484.8

Ahora él había pasado más allá del nivel de los 24 metros (80 pies), y todavía no había ni una señal de humedad. Pero un día le pareció que oyó el sonido de una corriente de agua en la grava, en el fondo del pozo. Cuando Palmer visitó el lugar y miró hacia el fondo del pozo, el Hno. Hamilton le dirigió la palabra desde abajo con voz fuerte: “Sr. Palmer, ¿se animaría a bajar? Pienso que hay agua a poca distancia de aquí”. Palmer bajó y oyó claramente “como el tintineo de una campana o el sonido de una pequeña cascada en las profundidades de un bosque” (Id., pp. 146-147). MV 484.9

Hamilton había abierto un túnel en una dirección, pero en vano. Ahora hizo un túnel en otra dirección, y con un golpe vigoroso de su pico se abrió paso a través de la arcilla para encontrarse con una magnífica corriente de agua tan grande como el brazo de un hombre. El pozo comenzó rápidamente a llenarse. Ni siquiera hubo tiempo para sacar todas las herramientas. Esa noche el agua subió 5 metros (15 pies) en el pozo (Ibíd.). MV 484.10

Excitadamente E. R. Palmer y W. C. White se fueron de prisa al cuarto de Elena de White para anunciar las buenas nuevas. Escribiendo sobre esto a sus nietos al día siguiente, ella dijo: MV 484.11

“Ayer de mañana el Hno. Palmer vino a mi cuarto en compañía de vuestro padre... y nos dijo que había 5 metros (15 pies) de agua en el pozo. Esta mañana había casi 6 metros de agua (20 pies) y sus herramientas están en el fondo del pozo. No puedo expresarles cuán contentos nos hace esto a todos. ¡Abundancia de agua para todos los propósitos! Esto no puede estimarse con oro o plata. El agua significa vida... El Señor ha contestado todas nuestras expectativas, y tendremos razones para dar gracias... Quiero alabar al Señor con mi corazón y alma y voluntad” (Id., p. 147). MV 484.12

Ella escribió en su diario: MV 485.1

El agua es ahora una certeza. Los árboles tendrán su porción refrescante. El Hno. Palmer estaba tan contento. Expresó su gratitud a Dios por esta gran bendición, porque el trabajo y el dinero invertido para la maquinaria para la planta de agua habían traído su recompensa (MS 147, 1904). MV 485.2

El jueves anterior al adelanto en el pozo, un grupo del sanatorio, incluyendo a W. C. White, E. S. Ballenger, H. E. Osborne y la Sra. Josephine Gotzian, salieron para solicitar apoyo financiero para el proyecto. Manejaron 32 kilómetros (20 millas) hasta San Pascual, y luego a Escondido, visitando familias e iglesias y hablando de las necesidades y providencias de Dios en conexión con el sanatorio propuesto. Pudieron levantar $1.600 en efectivo para ayudar a llevar adelante el proyecto. Pudieron llevar consigo a la casa la mitad de esa cantidad. También habían solicitado ayuda material que los agricultores podían proveer de sus tierras. Estaban contentos con el dinero en efectivo porque, anticipando un pozo próspero, Palmer había comprado un motor, caños y bombas, y necesitaba dinero para pagar la cuenta vencida e impaga. MV 485.3

Cuando el grupo regresó de Escondido el martes, se encontraron con el alegre informe de que los poceadores habían encontrado una abundante corriente de agua pura. Unos pocos días más tarde llegó al sanatorio un tiro de cuatro caballos remolcando un carro grande, pesado, que traía regalos de las iglesias de San Pascual y Escondido. Esta donación oportuna incluía papas, calabazas y fruta envasada. De especial importancia, el regalo incluía dos magníficas “vacas Jersey” (RH, 16 de marzo, 1905). MV 485.4

En cuanto a la organización para manejar el negocio del sanatorio recién establecido, se hicieron y discutieron varias propuestas, y se buscó consejo de los hermanos de la Asociación. Finalmente se decidió establecer una compañía de acciones, no para hacer ganancias sino para administrar el negocio, y animar a aquellos que pudieran hacerlo a invertir en la institución. El plan se siguió con algunas adaptaciones durante los próximos dos o tres años hasta que la Asociación del Sur de California estuvo en condiciones de hacerse cargo de la administración y de las responsabilidades del Sanatorio de Paradise Valley. MV 485.5

De esa manera Elena de White, a través del discernimiento que recibió me diante las visiones, a través de su persistencia, a través de su esfuerzo al solicitar la cooperación de aquellos que confiaban que el Señor estaba hablando a través de ella, y a través de su considerable inversión financiera personal, guió en el establecimiento de este primer sanatorio adventista en el sur de California. MV 485.6