Elena De White: Mujer De Visión

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CAPITULO 33—¡“Se ME MOSTRARON” HERMOSAS PROPIEDADES!

Cuando Elena de White regresó a los Estados Unidos desde Australia en 1900, trajo en su corazón el recuerdo de visiones que se le habían dado en las que se le mostraron lugares de California adecuados para la construcción de sanatorios. Ahora, mientras viajaba en California, recordó estas visiones. MV 481.1

En agosto de 1901, mientras estaba asistiendo al campestre de Los Ángeles, comenzó a pensar en términos prácticos sobre cómo conseguir propiedades. En una visión nocturna le pareció estar en la reunión de un concilio en la que se estaba considerando el establecimiento de un sanatorio en el sur de California. Describió lo que vio y oyó en esta visión e hizo mención de Uno que a menudo la instruía en tales ocasiones. “Estaba entre nosotros Uno que presentó este asunto muy claramente y con la máxima sencillez. Nos dijo que sería un error establecer un sanatorio dentro de los límites de la ciudad” (7T, p. 85). MV 481.2

El Instructor de ella continuó: MV 481.3

Un sanatorio debiera tener la ventaja de poseer abundancia de tierra, de modo que los inválidos puedan trabajar al aire libre. Para los pacientes nerviosos, melancólicos, débiles, el trabajo al aire libre es invalorable. Permítaseles tener canteros de flores para cuidar. En el uso de un rastrillo, una azada y una pala encontrarán alivio para muchas de sus dolencias. La ociosidad es la causa de muchas enfermedades. MV 481.4

La vida al aire libre es buena para el cuerpo y la mente. Es la medicina de Dios para la restauración de la salud. El aire puro, la buena agua, la luz del sol, los hermosos contornos de la naturaleza, éstos son los medios divinos para restaurar la salud de los enfermos en una forma natural (Ibíd.). MV 481.5

Elena de White imaginó sanatorios en el campo “rodeados de flores y árboles, huertos y viñedos. Aquí es fácil para los médicos y las enfermeras extraer lecciones de las cosas de la naturaleza que enseñen sobre Dios. Que señalen a los pacientes a Aquel cuya mano ha hecho los árboles elevados, el pasto que retoña y las hermosas flores, animándoles a ver en todo capullo que se abre y en el pimpollo que florece una expresión de su amor por sus hijos” (Id., pp. 85-86). MV 481.6

Durante el campestre mismo, en el que hablaba diariamente, salió con algu nos de los hermanos a mirar dos propiedades en perspectiva. Se le instruyó que no sólo en diversas secciones de Los Angeles sino en San Diego y otros lugares de turismo en el sur de California, deberían establecerse restaurantes de salud y salas de tratamiento. Esta visita estimuló un reavivamiento del interés por la obra médico-misionera en todo el mundo, pero especialmente en el sur de California. MV 481.7