Testimonios para la Iglesia, Tomo 1

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Las especulaciones

Vi que algunos se han excusado de ayudar la causa de Dios porque se encontraban endeudados. Si hubieran examinado cuidadosamente sus corazones, habrían descubierto que el egoísmo era la verdadera razón por la que no presentaban ofrendas voluntarias a Dios. Algunos se mantendrán siempre endeudados, porque debido a su codicia, la mano prosperadora de Dios no los acompañará para bendecir sus empresas. Aman este mundo más de lo que aman la verdad. No están siendo preparados para el reino de Dios. 1TPI 206.1

Cuando circulan por el país noticias de un nuevo invento, ciertas personas que profesan creer la verdad encuentran los medios para reunir recursos e invertirlos en la nueva empresa. Dios conoce los corazones. Conoce todo motivo egoísta, por lo que permite que surjan circunstancias que prueben los corazones de su pueblo profeso a fin de desarrollarle el carácter. En algunos casos el Señor permitirá que esas personas sigan en sus negocios hasta que lleguen a un fracaso completo. Su mano está contra ellos para frustrar sus esperanzas y esparcir lo que poseen. Los que realmente se sienten interesados en la causa de Dios y están dispuestos a entregar algo para su progreso, encontrarán que ha sido una inversión segura. Algunos tendrán cien veces tanto en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero. Pero no todos recibirán ciento por ciento en esta vida, porque no podrían soportarlo. Si se les diera mucho, se convertirían en mayordomos insensatos. El Señor retiene para el propio bien de ellos; pero su tesoro en el cielo estará asegurado. ¡Cuánto mejor es una inversión como ésta! 1TPI 206.2

El deseo que algunos de nuestros hermanos poseen de obtener recursos rápidamente, los induce a dedicarse a nuevas empresas y a invertir recursos, pero con frecuencia sus esperanzas de ganar dinero no se realizan. Pierden lo que hubieran podido gastar en la causa de Dios. Existe una infatuación en estas nuevas empresas. Y a pesar de que estas cosas han sucedido tantas veces, y la gente tiene ante ella el ejemplo de otros que han realizado inversiones y han fracasado rotundamente, aprenden con mucha lentitud. Satanás los fascina y los embriaga con la anticipación de ganancias. Pero cuando fracasan sus esperanzas experimentan muchos desánimos como resultado de sus aventuras insensatas. Cuando pierden los recursos, lo consideran una desgracia personal, como su pérdida. Pero deben recordar que son recursos ajenos lo que están manejando, que son solamente mayordomos, y que Dios siente desagrado por la forma insensata en que manejan los recursos económicos que podrían haberse utilizado para promover la causa de la verdad presente. En el día de rendimiento de cuentas, el mayordomo infiel deberá dar cuenta de su mayordomía. 1TPI 206.3

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