Testimonios para la Iglesia, Tomo 6

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Los esfuerzos personales

Los siervos del Señor no sólo deben predicar la Palabra desde el púlpito, sino también deben mantenerse en contacto personal con la gente. Cuando se predica un sermón, se siembra una preciosa semilla; pero, si no se realiza un esfuerzo personal para cultivar el terreno, la semilla no se arraiga. A menos que el corazón sea enternecido y subyugado por el Espíritu de Dios, la mayor parte del sermón se perderá. Observad a las personas que en la congregación dan muestras de estar interesadas, y habladles después del servicio. Unas pocas palabras en privado harán mucho más que todo el sermón. Indagad cómo les han parecido los temas a los oyentes, y preguntadles si el asunto ha quedado claro en sus mentes. Actuando con bondad y cortesía mostradles que tenéis genuino interés en ellos y preocupación por sus almas. Muchos han sido inducidos a pensar que como pueblo no creemos en la conversión. Cuando les pidamos que vengan a Cristo, sus corazones se enternecerán y el prejuicio se desvanecerá. 6TPI 74.2