Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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Es necesario ser precavidos

Actualmente tenemos gran necesidad de ser precavidos. “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal”. Romanos 16:17-19. 8TPI 179.1

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” 1 Corintios 1:10. Esta es la voluntad de Dios respecto a nosotros. ¿La obedeceremos? “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. vers. 18-24. 8TPI 179.2

¡Qué cambio se vería si todos los que ocupan puestos importantes se dieran cuenta de que están trabajando bajo el ojo escrutador de Dios! Lo que se necesita ahora es la obra franca del Espíritu de Dios sobre la mente y el corazón. Faltando esto, nuestros esfuerzos serán infructíferos. Cuando el Espíritu nos amolde y nos forje, nuestras palabras y hechos expresarán una gratitud profunda. 8TPI 180.1