Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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El que lleva nuestras cargas

Hermano mío, recuerde que esta tierra no es el cielo. Cristo dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he venido al mundo”. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”. Juan 16:33; Mateo 5:10-12. 8TPI 139.3

Jesús no lo ha abandonado para que usted se asombre por las pruebas y dificultades que encuentra. Él se lo ha expuesto todo, como también le ha dicho que no se quede abatido ni oprimido cuando vienen las pruebas. Mire a Jesús, su Redentor; tenga ánimo y regocíjese. Las pruebas más duras de soportar son aquellas que provienen de nuestros hermanos, de nuestros amigos cercanos; pero aun estas pruebas pueden ser soportadas con paciencia. Jesús no está en la tumba nueva de José. Resucitó y ascendió al cielo para interceder allí en nuestro favor. Tenemos un Salvador que nos amó de tal manera que murió por nosotros, a fin de que por él pudiésemos tener esperanza, fuerza y valor, y un lugar con él en su trono. Él puede y quiere ayudarnos si lo invocamos. 8TPI 140.1

Si procura llevar solo sus cargas, será aplastado por ellas. Usted lleva pesadas responsabilidades. Jesús las conoce, y no lo dejará solo, si usted no lo abandona. Él se siente honrado cuando le confía la custodia de su alma como a un Creador fiel. Lo invita a esperar en su misericordia, creyendo que él no desea que lleve con su propia fuerza estas pesadas responsabilidades. Tan sólo crea, y verá la salvación de Dios. 8TPI 140.2

¿Siente usted su insuficiencia para el puesto de confianza que ocupa? Gracias a Dios por esto. Cuanto más sienta su debilidad, tanto más inclinado estará a buscar un auxiliador. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Santiago 4:8. Jesús quiere que usted sea feliz y alegre. Quiere que haga lo mejor que puede con la capacidad que Dios le ha dado, y luego confíe en que el Señor le ayudará, y suscitará a quienes le habrán de ayudar a llevar las cargas. 8TPI 140.3

No permita que le hagan daño las palabras crueles de los hombres. ¿No dijeron los hombres cosas crueles acerca de Jesús? Usted yerra, y a veces puede dar ocasión a que se hagan declaraciones inclementes, cosa que nunca hizo Jesús. Él era puro, inmaculado, y sin contaminación. No espere usted mejor suerte en esta vida que la que tuvo el Príncipe de gloria. Cuando sus enemigos vean que pueden hacerle daño, se regocijarán, y Satanás también. Mire a Jesús, y trabaje sinceramente para su gloria. Mantenga su corazón en el amor de Dios. 8TPI 140.4