Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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La experiencia de Pablo

Copenhague, Dinamarca, 17 de julio de 1886

Pablo era un hombre que sabía lo que era ser partícipe de los sufrimientos de Cristo. Estaría demás que yo repitiera la historia de sus tribulaciones. Su vida era de constante actividad, a pesar de que era víctima de muchas enfermedades. Lo perseguían constantemente el odio y la mala voluntad de los judíos. Ellos se oponían a él implacablemente y hacían todo lo que estaba a su alcance para impedir su obra. Sin embargo, su voz repercute hasta nuestros tiempos, diciendo: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. 2 Corintios 4:17, 18; Romanos 8:18. No es exagerada la valoración de Pablo de los privilegios y ventajas de la vida cristiana. Yo hablo sin titubeos sobre este asunto, porque sé por experiencia que lo que él dice es verdad. 8TPI 137.2