Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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Un Dios personal creó al hombre

En la creación del hombre se manifestó la intervención de un Dios personal. Cuando hizo al hombre a su imagen, el cuerpo humano era perfecto en todos sus detalles, pero sin vida. Entonces ese Dios personal, existente de por sí, sopló en ese cuerpo el aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser vivo e inteligente que respiraba. Todas las partes del organismo humano entraron en acción. El corazón, las arterias, las venas, la lengua, las manos, los pies, los sentidos, las percepciones de la mente, todo inició su funcionamiento y todo fue puesto bajo ley. El hombre llegó a ser un alma viviente. Por Jesucristo un Dios personal creó al hombre y lo dotó de inteligencia y poder. 8TPI 276.1

Nuestra sustancia no le era oculta cuando fuimos hechos en secreto. Sus ojos vieron nuestra sustancia, aunque imperfecta, y en su libro todos nuestros miembros fueron escritos, aun cuando no existía ninguno de ellos. 8TPI 276.2

Dios quiso que el hombre, por sobre todos los seres de orden inferior, como obra culminante de su creación expresara su pensamiento y revelase su gloria. Pero el hombre no ha de exaltarse como Dios. 8TPI 276.3

“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre”. Salmos 100:1-4.
8TPI 276.4

“Exaltad a Jehová nuestro Dios,
y postraos ante su santo monte,
Porque Jehová nuestro Dios es santo”. Salmos 99:9.
8TPI 277.1