Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Nuestras publicaciones
La obra grandiosa y admirable del último mensaje evangélico debe continuar hoy como nunca antes. El mundo debe recibir la luz de la verdad por el ministerio evangelizador de la palabra, efectuado por nuestros libros y periódicos. Nuestras publicaciones deben demostrar que el fin de todas las cosas está próximo. Tengo orden de decir a nuestras casas editoriales: “Alzad el estandarte; alzadlo más alto. Proclamad el mensaje del tercer ángel de manera que se oiga en el mundo entero. Debe verse claramente que aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús Apocalipsis 14:12. Que nuestras publicaciones proclamen el mensaje como testimonio para todo el mundo”. 9TPI 50.1
Nuestros obreros deberían ser animados a dedicar su atención especialmente a libros que establezcan las pruebas de nuestra fe, libros que enseñen las doctrinas de la Biblia y preparen un pueblo capaz de soportar las pruebas de los angustiosos días que nos esperan. Después de haber llevado a la gente a la luz de la verdad, por medio da instrucciones bíblicas impartidas con espíritu de oración, y mediante el uso juicioso de nuestros impresos, debemos enseñarles a ser obreros de Dios en palabra y doctrina. Debemos motivarlos a distribuir los libros que tratan temas bíblicos, libros cuyas enseñanzas preparen a un pueblo que sea capaz de permanecer firme, que esté aferrado a la verdad y tenga sus lámparas encendidas. 9TPI 50.2
Hemos permanecido adormecidos en lo que atañe a la obra que podría llevarse a cabo por la difusión de publicaciones bien preparadas. Prediquemos ahora mismo la Palabra con energía resuelta, mediante el uso juicioso de periódicos y libros, para que el mundo comprenda el mensaje que Jesús dio a Juan en la isla de Patmos. Que toda persona que profesa el nombre de Cristo testifique: “El fin de todas las cosas es inminente; preparémonos para ir al encuentro de nuestro Dios”. 9TPI 51.1
Nuestros impresos debieran circular en todas partes. Publíquense en muchos idiomas. El mensaje del tercer ángel debe darse por este medio tanto como en la predicación de viva voz. Despertad, vosotros que creéis en la verdad para este tiempo. Os incumbe el deber de proveer todos los medios posibles para ayudar a que los que comprenden la verdad puedan proclamarla. Parte del dinero que produce la venta de nuestras publicaciones debe usarse para aumentar nuestro equipo de trabajo, a fin de poder así producir una cantidad mayor de impresos destinados a abrir los ojos que no ven y a preparar el terreno de los corazones. 9TPI 51.2
Existe el peligro de que nos dejemos invadir por un espíritu de mercantilismo y absorbernos tanto en los negocios terrenales, que las verdades de la Palabra de Dios no se manifiesten en nuestra vida. El amor a los negocios y a las ganancias se vuelve cada vez más dominante. Hermanos míos, que vuestras almas se conviertan sinceramente. Si hubo alguna vez un tiempo en que fuese necesario comprender nuestras responsabilidades, es ahora, cuando la verdad está caída en la calle y la rectitud no puede entrar. Satanás ha descendido con gran poder, para obrar con todas las seducciones de falsedad e injusticia en aquellos que perecen; y todo lo que es susceptible de ser removido lo será; solamente subsistirán aquellas cosas que no puedan ser sacudidas. 9TPI 51.3
El Señor vendrá muy pronto; estamos entrando en escenas de calamidades. Los agentes de Satanás aunque invisibles, se esfuerzan por destruir las vidas humanas. Pero si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, contemplaremos su gracia y su salvación. El Señor viene para establecer su reino sobre la tierra. Que nuestras lenguas sean santificadas y empleadas para su gloria. Trabajemos ahora como nunca antes. Se nos exhorta a instar “a tiempo y fuera de tiempo”. 2 Timoteo 4:2. Debemos crear oportunidades para la presentación de la verdad, y aprovechar toda ocasión que se nos presente para atraer a la gente al Salvador. 9TPI 51.4
Como pueblo, debemos volver a convertimos, para que nuestra vida santificada anuncie la verdad tal cual es en Jesús. Al mismo tiempo que repartimos nuestras publicaciones podemos, con el corazón ardiente y palpitante, hablar del amor del Salvador. Sólo Dios puede perdonar los pecados; si no comunicamos este mensaje a los inconversos, nuestra negligencia puede implicar su perdición. Nuestros periódicos contienen verdades bíblicas benditas y salvadoras, y muchas personas pueden contribuir a su venta. El Señor nos pide a todos que nos esforcemos para salvar a los que perecen. Satanás está obrando y procura seducir aun a los mismos escogidos. Ahora es el momento de trabajar con vigilancia. Debe darse publicidad a nuestros libros y periódicos; el Evangelio de la verdad presente debe ser dado sin tardanza a nuestras ciudades. ¿Cumpliremos con nuestro deber? 9TPI 52.1
Si la vida y la enseñanza de Cristo son el tema de nuestra constante atención, todo lo que suceda nos servirá de tema para hacer presentaciones impresionantes. Así predicaba Cristo el Evangelio en todas partes; mientras hablaba, su pequeño auditorio aumentaba hasta transformarse en una multitud. Los evangelistas actuales deben ser colaboradores de Cristo. Como los primeros discípulos, ellos tienen la misma segura promesa: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todos los gentiles, bautizándolos en nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:18-20. 9TPI 52.2
La obra que el pueblo de Dios debe realizar está estipulada en la Palabra inspirada: “Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío a mi mensajero delante de tu faz, que apareje tu camino delante de ti”. Marcos 1:2-3.” He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma toma contentamiento: he puesto sobre él mi espíritu, dará juicio a las gentes... No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley”. Isaías 42:1, 4. 9TPI 52.3
Dios invita a los hombres a escudriñar diligentemente las exigencias de su ley. Su palabra es sagrada, infinita. La causa de la verdad debe brillar y destacarse como una lámpara encendida. Un estudio concienzudo de la Palabra hará conocer la verdad. El pecado y el error no podrán permanecer, pero la ley de Dios será justificada. “Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones; para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”. Isaías 42:5-7. Los cristianos deben buscar su luz en la Palabra de Dios, y luego con fe, dar esta luz a los que moran en tinieblas. 9TPI 52.4
Sanatorio, California,
24 de mayo de 1908.