Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Son necesarias las reprobaciones fieles
Escribí el siguiente testimonio, recibido en la visión del 5 de enero de 1875, en mi tienda, entre los servicios de la reunión campestre de agosto de aquél año. Se inicia con las condiciones en que se encontraba _____ en enero de ese mismo año. Los acontecimientos del siguiente verano justificaron plenamente la aparente severidad del testimonio. En septiembre leí algunos fragmentos a esa iglesia y, bajo nuestra dirección, se inició una gran obra; por lo que, con la esperanza de que sea de utilidad para esa iglesia y otras, doy el testimonio en esta humilde obra. 4TPI 185.1
Las tinieblas toman el control allí donde debería gobernar el Espíritu de Dios. Sin embargo, pocos de los que se enrolan en la obra se dan cuenta de la necesidad del esfuerzo personal y la responsabilidad individual que requieren todas las responsabilidades que asumen. La mayoría las consideran al mismo nivel que las empresas ordinarias. 4TPI 185.2
La soberbia domina en muchos que deberían saber que una vida de amor sacrificado es una vida de paz y libertad. Los que buscan la felicidad mediante la autocomplacencia y cuidando principalmente sus propios intereses han emprendido el camino equivocado si desean asegurarse alguna felicidad en la tierra. Quien es infiel en los más insignificantes deberes, lo será también en los mayores. El que descuida el fiel cumplimiento de las pequeñas tareas que se le confían demuestra que es incapaz de llevar responsabilidades más pesadas e indica que no se ha entregado en cuerpo y alma a la labor y que no piensa, siquiera un momento, en la gloria de Dios. 4TPI 185.3
Algunos se afanan por definir los deberes ajenos y se aperciben de toda la importancia que es inherente a las responsabilidades que tales deberes conllevan. Sin embargo, son incapaces de darse cuenta de los suyos. La fidelidad personal y la responsabilidad individual son necesarias, en especial, en el Instituto de Salud [el sanatorio], en las oficinas, en la iglesia y en la escuela. Si todos los que están relacionados con esas instituciones escucharan atentamente lo que Jesús les ordena hacer, en lugar de detenerse a preguntar qué debería hacer tal o cual hombre, seríamos testigos de un gran cambio en todos los departamentos de la obra. Si en todos los corazones reinaran las palabras: “Debo escuchar las enseñanzas de Cristo y obedecer su voz, nadie puede hacer mi trabajo en mi lugar, la atención de los demás nunca puede subsanar mi negligencia”, veríamos que la causa de Dios avanzaría hasta metas nunca alcanzadas. 4TPI 185.4
No hacer nada, esperar a que los demás actúen, trae la debilidad espiritual. Retener las propias energías es una manera segura de perderlas. Jesús requiere una obediencia explícita y una sumisión dispuesta de todos sus siervos. En el servicio a Cristo no debe haber contención ni autoindulgencia. No hay acuerdo posible entre Cristo y Belial. ¡Cuánta falta de dedicación a la obra de Dios, cuánta falta de preocupación ha habido en _____! 4TPI 186.1
El corazón de A no se ha consagrado a Dios. Tiene capacidades y talentos por los que tendrá que rendir cuentas al Dador de todas las cosas. Su corazón no está consagrado y su vida es indigna de su profesión; por más que haya estado vinculado con la sagrada obra de Dios durante numerosos años. ¡Cuánta luz ha tenido, qué privilegios! Ha disfrutado de las más extrañas oportunidades para desarrollar un verdadero carácter cristiano. Las palabras de Cristo, cuando lloró sobre Jerusalén, son aplicables a su caso: “¡Oh, si también tu conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”. Lucas 19:42. A, la condena de Dios cuelga sobre su cabeza, “por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”. Lucas 19:44. 4TPI 186.2
B tiene el mismo tipo de carácter, aunque no es tan soberbio. Ambos aman más los placeres que a Dios. Su conducta contradice en todo una vida cristiana. Carecen de estabilidad, sobriedad y dedicación a Dios. En B, la obra de gracia también es muy superficial. Desea ser cristiano, pero no se esfuerza por mantener la victoria sobre el yo y actuar según sus convicciones de lo que es justo o erróneo. Dios sólo acepta acciones, no palabras ociosas o intenciones vacías. 4TPI 186.3
A, ha escuchado las palabras de reprensión de Dios, sus consejos, sus advertencias, así como sus súplicas amorosas. Pero no basta con escuchar. “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Santiago 1:22. Dejarse llevar por la corriente, y gritar “¡Hosanna!” con la multitud, es fácil. Pero en la tranquilidad de la vida diaria, cuando no hay ninguna excitación o exaltación, llega la prueba de la verdadera cristiandad. Es entonces cuando su corazón se enfría, su celo desfallece y los ejercicios religiosos se vuelven desagradables para usted. 4TPI 186.4
Sin duda alguna, usted descuida hacer la voluntad de Dios. Cristo dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. Juan 15:14. Ésta es la condición que se nos impone, ésta es la prueba que pone de manifiesto el carácter de las personas. Los sentimientos son a menudo engañosos y las emociones no son una salvaguarda segura; porque son variables y están sujetos a circunstancias externas. Muchos se pierden porque confían en las impresiones de sus sentidos. La clave es: ¿Qué hace por Cristo? ¿Cuáles son sus sacrificios? ¿Y sus victorias? El espíritu soberbio vencido, la tentación de descuidar los deberes resistida, las pasiones subyugadas y una obediencia dispuesta y alegre rendida a la voluntad de Cristo son, de largo, las mayores pruebas de que se es un hijo de Dios, libre de la piedad espasmódica y la religión emocional. 4TPI 187.1
Hermanos, ambos sienten aversión a la reprensión, siempre ha despertado en sus corazones el desafecto y la murmuración contra su mejor Amigo, quien siempre ha buscado su bien y a quien ustedes le deben todo el respeto por un sinfín de razones. Se han separado de él y han ofendido al Espíritu de Dios al levantarse contra las palabras que ha dado a sus siervos al respecto de su conducta. No han escuchado a esas admoniciones y, por lo tanto, han rechazado el Espíritu de Dios y lo han alejado de sus corazones. Su comportamiento se ha vuelto despreocupado e indiferente. 4TPI 187.2
Hermano A, durante los muchos años que ha sido bendecido con la gran luz que Dios ha permitido que brillara sobre su camino, usted debería haber ganado una gran experiencia. Escuché una voz que decía de usted: “Es un árbol estéril. ¿Por qué esas ramas estériles echan su sombra sobre el suelo que podría ocupar un árbol que lleva fruto? Córtalo para que no inutilice la tierra”. Luego escuché la voz suplicante de la Misericordia, diciendo: “Ten un poco de paciencia. Cavaré sus raíces, lo podaré. Dale otra oportunidad; si aun así no da fruto, córtalo”. A ese árbol improductivo se le ha concedido un poco más de tiempo de gracia, un poco más de tiempo para que una vida malgastada florezca y lleve fruto. ¿Aprovechará la oportunidad? ¿Recibirá las advertencias del Espíritu de Dios? Las palabras que Jesús pronunció cuando Jerusalén menospreció la salvación que, por gracia, le ofrecía el Redentor también se le dicen a usted: “¡Jerusalén, Jerusalén [...] cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” Mateo 23:37. Cristo suplicó, invitó; pero el pueblo a quien había de salvar no correspondió su amor. Usted no ha sido mejor en su tiempo que aquellos pobres, engañados y enceguecidos judíos. Podría haber aprovechado los benditos privilegios y las oportunidades que se le brindaban, perfeccionando un carácter cristiano; pero su corazón se ha vuelto rebelde y no está dispuesto a humillarse para convertirse realmente y vivir en obediencia a los designios de Dios. 4TPI 187.3
Los sentimientos de rencor y murmuraciones que algunos han expresado también han encontrado abrigo en su alma, aunque no se haya atrevido a hablar claramente al respecto. Mejor habría sido para la obra y para todos aquellos que están relacionados con ella que usted hubiera sido apartado de ella ya hace años. Cuanta más luz ha recibido, cuantos más privilegios ha disfrutado, menor ha ido la sinceridad y la justicia que ha manifestado. Su corazón era carnal y ha descuidado la palabra explícita de Dios. Aunque a su alrededor han abundado las advertencias y los consejos, y ha tenido las pruebas más claras de que Dios estaba en esa obra y que le hablaba su voz, ha rechazado las solemnes reprensiones, considerándolas livianas, y ha seguido adelante con su soberbia. 4TPI 188.1
A veces se han despertado sus temores; pero, aun así, nunca se dio cuenta de su desdichada condición espiritual y del absoluto peligro que corría. Una y otra vez, ha vuelto a caer en el mismo estado de indiferencia y soberbia. Su arrepentimiento nunca ha sido suficientemente profundo como para llegar a una reforma total. Su tarea sólo ha sido superficial, no una transformación completa, necesaria para hacerlo aceptable a Dios. “El que me sigue”, dice Jesús, “no andará en tinieblas”. Juan 8:12. Sin embargo, durante la mayor parte de su vida pretendidamente cristiana usted ha andado en tinieblas porque no se ha vinculado con el cielo y recibido la pura luz del Espíritu de Dios. 4TPI 188.2
Si estuviera en comunión diaria con el Señor y cultivase el amor por las almas, abandonaría el yo y sería un sincero obrero de la viña del Señor. Percibiría cómo la fiel ejecución de los deberes de la vida lo mantendría alejado del amor a sí mismo y la autocomplacencia. No ha sido diligente, no ha buscado obtener una mejor experiencia en el día a día. En este momento debería ser un hombre solvente en cualquier puesto de responsabilidad, pero la soberbia ha marcado todo cuanto ha tocado su mano. Ha sido hábil para conseguir sus propios propósitos, pero no ha ganado sabiduría con la experiencia de tantos años. 4TPI 189.1
B se ha infatuado. Podría haber avanzado con firmeza, creciendo en gracia, pero la apariencia externa le ha parecido más importante que los adornos internos, tales como el vestido de un espíritu manso y pacífico, que Dios considera de gran valor. Los no creyentes que han sido empleados por la obra, pero que no han disfrutado de la luz de la verdad presente que ustedes sí han disfrutado, han sido mucho más fieles y conscientes de su tarea que ustedes, a quienes me dirijo. Si se hubiesen reunido diligentemente con Cristo, muchos de ellos estarían ahora con nosotros en la verdad. Pero las vidas de ambos fueron para ellos piedra de tropiezo. Dios mira a esas personas con una piedad y una aprobación mayores que a aquellos que creen la verdad, pero que lo niegan con sus obras. La fe que se deja a un lado según las conveniencias y se usa como si de un vestido se tratara no es la religión de Cristo, sino un artículo espurio que no resistirá las pruebas de este mundo. 4TPI 189.2
La verdadera religión se muestra siempre con claridad en nuestras palabras, en nuestro comportamiento y en todas las acciones de la vida. Los seguidores de Cristo no deben divorciar la religión de los negocios. Deben ir de la mano y los mandamientos de Dios deben ser estrictamente respetados en todos los detalles de los asuntos materiales. Saber que somos hijos de Dios debería elevar el tono del carácter aun en los deberes cotidianos de la vida, impidiendo que seamos perezosos para los negocios y favoreciendo un espíritu ferviente. Una religión así soporta el escrutinio del mundo con una gran conciencia e integridad. 4TPI 189.3
Cada obrero debería considerarse como un mayordomo de Dios y desempeñar su labor con exactitud y fiel vigilancia. Constantemente debería preguntarse: “¿Lo que hago está de acuerdo con la voluntad de Dios? ¿Será del agrado del Redentor?” La religión de la Biblia eleva la razón hasta el punto de que Cristo se mezcla con todos los pensamientos. Cada acción, cada palabra y cada momento de nuestras vidas deberían llevar el carácter distintivo de nuestra santa fe. El fin de todas las cosas está al alcance de la mano y no tenemos tiempo para la ociosidad o la vida de placeres, que está en franca oposición con los propósitos de Dios. 4TPI 189.4
El Señor no es cosa de broma. Los que se olvidan de su misericordia y sus bendiciones en este tiempo de oportunidad traerán sobre sí tinieblas impenetrables y se convertirán en candidatos para la ira de Dios. La maldición del Todopoderoso visitó Sodoma y Gomorra por causa de sus pecados e iniquidades. En nuestros días hay quienes han abusado igualmente de la misericordia de Dios y han ridiculizado sus advertencias. Sin dejar de ser reprobable, era menos intolerable la conducta de Sodoma y Gomorra que la de aquellos que, llevando el nombre de Cristo, lo deshonran con sus vidas impías. Todos ellos se están ganando una temible condena en el día en que la ira de Dios los visite con su juicio. 4TPI 190.1
Por causa de su ignorancia, la situación de los pecadores que no han gozado de la luz y de los privilegios que los adventistas del séptimo día han podido gozar será más favorable ante Dios que aquella de los que son infieles mientras están vinculados con su obra y profesan amarlo y servirlo. Cristo vertió lágrimas en el monte; su corazón estaba angustiado y roto porque su pueblo escogido no correspondía a su amor y le mostraba ingratitud. Había trabajado incansablemente para salvarlo del destino que estaba a punto de traer sobre sí, pero su pueblo rechazó su misericordia y no sabía el tiempo de su visitación. Su tiempo de privilegios llegaba a su fin, pero sus ojos estaban tan ciegos que no era capaz de verlo. 4TPI 190.2
Jesús recorrió con su mirada a lo largo de los siglos hasta el fin de los tiempos y, viendo los casos de todos los que habían pagado su amor y admoniciones con soberbia y descuido, y los de todos aquellos que algún día lo harían, les dirigió esas solemnes palabras que declaran su desconocimiento del tiempo de su visitación. Los judíos juntaban sobre sus cabezas las tenebrosas nubes de la condena; muchos hoy en día, de manera similar, atraen sobre sí la ira de Dios porque desaprovechan las oportunidades que se les brindan, se mofan de los consejos y del amor de Jesús y menosprecian y odian a sus siervos porque dicen la verdad. 4TPI 190.3
En ningún lugar de la faz de la tierra ha brillado tanta luz como en _____. Ni siquiera la antigua Jerusalén había sido tan favorecida con el resplandor de los rayos celestiales iluminando el camino que debía seguir su pueblo. Aun así, no anduvieron en obediencia fiel, bajo la radiante luz, sirviendo a Dios de día y de noche. El resultado de abandonar la luz revelada por el Espíritu del Señor es una religión enfermiza y enana. La energía y el amor crecen a medida que los ejercitamos. Las gracias cristianas sólo se desarrollan mediante el cultivo cuidadoso. 4TPI 191.1