Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
La prueba
Apreciado hermano G: Deseo que acepte la luz de la verdad y salga de las tinieblas. Ha sido tentado intensamente por Satanás; y él lo ha usado como instrumento para estorbar la obra de Dios. Él ha tenido éxito con usted, pero esto no significa que debe continuar en el sendero del error. Observo su caso con gran preocupación, porque Dios le ha dado mucha luz. En su enfermedad durante el otoño pasado, Dios en su misericordia estaba tratando de que usted pudiera llevar frutos para su gloria. 4TPI 87.1
La desconfianza estaba tomando posesión de su corazón y el Señor lo afligió con una experiencia necesaria para su caso. Él nos bendijo al orar por usted y también lo bendijo a usted en respuesta a nuestras oraciones. El Señor tuvo a bien unir nuestros corazones en amor y confianza. El Espíritu Santo se manifesto y el poder de Dios obró en usted en respuesta a nuestras oraciones; pero Satanás vino después con tentaciones y usted no le cerró la puerta, así que entró en su corazón y desde entonces ha estado ocupándolo. El plan del maligno es trabajar primero sobre la mente de las almas y a través de ellas, influir en otras. Él ha buscado interferir en nuestro camino y estorbar nuestras labores en el mismo lugar donde nuestra influencia debería actuar en favor de la prosperidad de la causa de Dios. 4TPI 87.2
El Señor le permitió trabajar en _____ con un propósito sabio, que pusiera de manifiesto sus defectos de carácter y los venciera. Cuando las cosas no salen como usted quiere, se enoja rápidamente. Su impaciencia e irritabilidad tienen que ser vencidas o su vida será un fracaso, perderá el cielo y sería mejor que no hubiera nacido. 4TPI 87.3
Nuestros casos se hallan pendientes en el tribunal del cielo. Día tras día rendimos allí nuestras cuentas. Cada cual será recompensado según sus obras. Los holocaustos y sacrificios no eran aceptables para Dios en los tiempos antiguos, a menos que fuese correcto el espíritu con que se ofrecía el don. Samuel dijo: “¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en obedecer a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención que el sebo de los carneros” 1 Samuel 15:22. Todo el dinero de la tierra no puede comprar la bendición de Dios ni asegurarnos una sola victoria. 4TPI 87.4
Muchos harían cualquier sacrificio menos el que deben hacer, que consiste en entregarse a sí mismos, en someter su voluntad a la voluntad de Dios. Cristo dijo a sus discípulos: “Si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 18:3. Ésta es una lección de humildad. Debemos todos llegar a ser humildes como niños a fin de heredar el reino de Dios. 4TPI 88.1
Nuestro Padre celestial ve el corazón de los hombres y conoce su carácter mejor que ellos mismos. Ve que algunos tienen susceptibilidades y facultades que, debidamente encauzadas, podrían emplearse para su gloria, para ayudar en el adelantamiento de su obra. Él prueba a estas personas y en su sabia providencia las coloca en diferentes puestos y circunstancias, para que revelen lo que está en su corazón y los puntos débiles de su carácter, que ellas mismas desconocen. Les da oportunidad de corregir estas debilidades, de pulir las toscas aristas de su naturaleza y de prepararse para su servicio, a fin de que cuando él las llame a obrar estén listas y los ángeles del cielo puedan unir sus labores con el esfuerzo humano en la obra que debe ser hecha en la tierra. 4TPI 88.2
A los hombres a quienes Dios destina para ocupar puestos de responsabilidad, él les revela en su misericordia sus defectos ocultos, a fin de que puedan mirar su interior y examinar con ojo crítico las complicadas emociones y manifestaciones de su propio corazón, y notar lo que es malo, para que puedan modificar su disposición y refinar sus modales. En su providencia, el Señor pone a los hombres donde él pueda probar sus facultades morales y revelar sus motivos, a fin de que puedan mejorar lo que es bueno en ellos y apartar lo malo. Dios quiere que sus siervos se familiaricen con el mecanismo moral de su propio corazón. A fin de lograrlo, permite con frecuencia que el fuego de la aflicción los asalte para que se purifiquen. “¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadoras. Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia”. Malaquías 3:2, 3. 4TPI 88.3
La purificación del pueblo de Dios no puede lograrse sin que dicho pueblo soporte padecimientos. Dios permite que los fuegos de la aflicción consuman la escoria, separen lo inútil de lo valioso, a fin de que el metal puro resplandezca. Nos hace pasar de un fuego a otro, probando nuestro verdadero valor. Si no podemos soportar estas pruebas, ¿qué haremos en el tiempo de angustia? Si la prosperidad o la adversidad descubren falsedad, orgullo o egoísmo en nosotros, ¿qué haremos cuando Dios pruebe la obra de cada uno como por fuego y revele los secretos de todo corazón? 4TPI 89.1
La verdadera gracia está dispuesta a ser probada; y si estamos poco dispuestos a que el Señor nos escudriñe, nuestra condición es verdaderamente grave. Dios es refinador y purificador de las almas; en el calor del horno, la escoria queda para siempre separada del verdadero oro y plata del carácter cristiano. Jesús vigila la prueba. Él sabe lo que es necesario para purificar el metal precioso a fin de que refleje el esplendor de su amor divino. 4TPI 89.2
Dios acerca a los suyos a sí mismo mediante pruebas difíciles, mostrándoles su propia debilidad e incapacidad y enseñándoles a confiar en él como su única ayuda y salvaguardia. Así logra su objetivo. Así quedan preparados para que se los emplee en cualquier emergencia, para desempeñar importantes puestos de confianza y para lograr los grandes fines para los cuales les fueron dadas sus facultades. Dios prueba a los hombres a la derecha y a la izquierda, y así los educa, prepara y disciplina. Jesús, nuestro Redentor, representante y cabeza del hombre, soportó este proceso de prueba. Sufrió más de lo que nosotros podemos ser llamados a sufrir. Llevó nuestras enfermedades y fue tentado en todo como nosotros. No lo sufrió por su propia culpa, sino por causa de nuestros pecados; y ahora, fiando en los méritos de nuestro Vencedor, podemos llegar a ser vencedores en su nombre. 4TPI 89.3
La obra de refinamiento y purificación que Dios ejecuta debe proseguir hasta que sus siervos estén tan humillados, tan muertos al yo que, cuando sean llamados al servicio activo, sean sinceros en buscar la gloria de Dios. Entonces él aceptará sus esfuerzos; no obrarán impetuosamente, por impulso; no se apresurarán y pondrán en peligro la causa del Señor, siendo esclavos de tentaciones y pasiones, ni seguirán sus propios ánimos carnales encendidos por Satanás. ¡Oh, cuán terriblemente mancillada queda la causa de Dios por la perversa voluntad del hombre y su genio insumiso! ¡Cuánto sufrimiento trae él sobre sí al seguir sus propias y temerarias pasiones! Dios arroja vez tras vez a los hombres al suelo, y aumenta la presión hasta que la perfecta humildad y una transformación de carácter los pongan en armonía con Cristo y el espíritu del cielo y sean vencedores de sí mismos. 4TPI 89.4
Dios ha llamado a hombres de diferentes estados y los ha ido probando para ver qué carácter desarrollarían, para ver si se les podía confiar la guardia del fuerte en _____ y para ver si suplirían o no las deficiencias de los hombres que ya estaban allí, y si, al ver los fracasos de ellos, rehuirían el ejemplo de los que no son aptos para dedicarse a la sacratísima obra de Dios. Él ha seguido a los hombres de _____ con continuas amonestaciones, reproches y consejos. Ha derramado gran luz sobre los que ofician en su causa allí, para que el camino les fuese claro. Pero si ellos prefieren seguir su propia sabiduría, despreciando la luz, como la despreció Saúl, se extraviarán seguramente y causarán mucha perplejidad a la causa. Delante de ellos han sido puestas la luz y las tinieblas, pero con demasiada frecuencia han elegido las tinieblas. 4TPI 90.1
El mensaje de Laodicea se aplica a los hijos de Dios que profesan creer en la verdad presente. La mayoría de ellos son tibios y sólo profesan la verdad. Tienen el nombre de cristianos, pero nada de celo. Dios indicó que quería, en el corazón de la obra, hombres que corrigiesen el estado de cosas que existía allí y permaneciesen como fieles centinelas en su puesto del deber. Les ha dado luz con respecto a todo punto, para instruirlos, estimularlos y confirmarlos, según lo requería el caso. Pero a pesar de todo esto, los que debieran ser fieles y veraces, fervientes en el celo cristiano y de espíritu misericordioso, los que debieran conocer y amar fervientemente a Jesús, ayudan al enemigo a debilitar y desalentar a aquellos a quienes Dios está empleando para fortalecer la obra. El término “tibio” se aplica a esta clase de personas. Profesan amar la verdad, pero son deficientes en la devoción y el fervor cristiano. No se atreven a abandonar del todo la verdad y correr el riesgo de los incrédulos; pero no están dispuestos a morir al yo y seguir de cerca los principios de su fe. 4TPI 90.2
La única esperanza de los laodicenses consiste en tener una visión más clara de su situación delante de Dios, un conocimiento de la naturaleza de su enfermedad. No son ni fríos ni calientes; ocupan una posición neutral, y al mismo tiempo se lisonjean de que no les falta nada. El Testigo Fiel aborrece esa tibieza. Abomina la indiferencia de esa clase de personas. Dice: “¡Ojalá fueses frío, o caliente!” Apocalipsis 3:15. Como el agua tibia, le causan náuseas. No son ni despreocupados ni egoístamente tercos. No se empeñan cabal y cordialmente en la obra de Dios, identificándose con sus intereses; sino que se mantienen apartados y están listos para abandonar su puesto cuando lo exigen sus intereses personales y mundanos. Falta en su corazón la obra interna de la gracia. De los tales se dice: “Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. vers. 17. 4TPI 91.1
La fe y el amor son el oro puro, o las verdaderas riquezas que el Testigo Fiel les aconseja a los tibios que compren. Por ricos que seamos en los tesoros terrenales, toda nuestra riqueza no nos habilita para comprar los preciosos remedios que curan esa enfermedad del alma que se llama tibieza. El intelecto y las riquezas terrenales eran impotentes para suprimir los defectos de la iglesia de Laodicea o para remediar su deplorable condición. Sus miembros eran ciegos, y sin embargo creían que nada les faltaba. El Espíritu de Dios no iluminaba sus mentes, y ellos no percibían su estado pecaminoso; por lo tanto, no sentían necesidad de ayuda. 4TPI 91.2
El no poseer las gracias del Espíritu es triste en verdad; pero es una condición aun más terrible hallarnos así, destituidos de la espiritualidad y de Cristo y, sin embargo, tratar de justificarnos diciendo a aquellos que se alarman por nosotros que no necesitamos sus temores y compasión. ¡Terrible es el poder del engaño en la mente humana! ¡Qué ceguera la que pone la luz en lugar de las tinieblas y las tinieblas en lugar de la luz! El Testigo Fiel nos aconseja que compremos de él oro afinado en el fuego, vestiduras blancas y colirio. 4TPI 91.3
El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor. Enriquece el corazón, porque ha sido refinado hasta su máxima pureza, y cuanto más se prueba, tanto más resplandece. La vestidura blanca es la pureza de carácter, la justicia de Cristo impartida al pecador. Es a la verdad una vestidura de tejido celestial, que puede comprarse únicamente de Cristo, para una vida de obediencia voluntaria. El colirio es aquella sabiduría y gracia que nos habilitan para discernir entre lo malo y lo bueno, y para reconocer el pecado bajo cualquier disfraz. Dios ha dado a su iglesia ojos que él quiere que sean ungidos con sabiduría para que vean claramente; pero muchos sacarían los ojos de la iglesia si pudiesen, porque no quieren que sus obras salgan a luz, no sea que resulten reprendidos. El colirio divino impartirá claridad al entendimiento. Cristo es el depositario de todas las gracias. Él dice: “Yo te aconsejo que de mí compres”. Apocalipsis 3:18. 4TPI 91.4
Tal vez algunos digan que esperar el favor de Dios por nuestras buenas obras es exaltar nuestros propios méritos. A la verdad, no podemos comprar una sola victoria con nuestras buenas obras; sin embargo, no podemos ser vencedores sin ellas. La compra que Cristo nos recomienda consiste tan sólo en cumplir con las condiciones que él nos ha dado. La verdadera gracia, que es de valor inestimable, y que soportará la prueba y la adversidad, se obtiene únicamente por la fe y por una obediencia humilde acompañada de oración. Las gracias que soportan las pruebas de la aflicción y la persecución, y la evidencia de su pureza y sinceridad, son el oro que es probado en el fuego y hallado puro. Cristo ofrece vender al hombre este precioso tesoro: “Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego”. Apocalipsis 3:18. El cumplimiento muerto y frío del deber no nos hace cristianos. Debemos salir de la condición de tibieza y experimentar una verdadera conversión, o no llegaremos al cielo. 4TPI 92.1
Se me llamó la atención a la providencia de Dios entre su pueblo, y se me mostró que cada prueba del proceso de refinamiento y purificación impuesto a los que profesaban ser cristianos demostraba si algunos eran escoria. El oro fino no aparece siempre. En toda crisis religiosa, algunos caen bajo la tentación. El zarandeo de Dios avienta multitudes como hojas secas. La prosperidad contribuye a que ingresen en la iglesia multitudes que meramente profesan la religión. La adversidad las elimina de la iglesia. El espíritu de esta clase de personas no es firme en Dios. Se separan de nosotros porque no son de los nuestros; porque cuando la tribulación o la persecución surgen por causa de la Palabra, muchos se escandalizan. 4TPI 92.2
Recuerden los tales cuando, hace sólo unos meses, estaban juzgando los casos de otros que se hallaban en condición similar a la que ahora tienen ellos. Recuerden cuidadosamente de qué se preocuparon con respecto a los tentados. Si alguno les hubiese dicho que a pesar de su celo y trabajo para corregir a los otros se habían de encontrar, a la larga, en una situación semejante de tinieblas, habrían dicho, como le dijo Hazael al profeta: “¿Es tu siervo perro, que hará esta gran cosa?” 2 Reyes 8:13. 4TPI 93.1
Se engañan a sí mismos. Durante la calma, ¡qué firmeza manifiestan! ¡Cuán buenos marinos parecen ser! Pero cuando se presentan las furiosas tempestades de las pruebas y las tentaciones, sus almas naufragan. Puede que haya hombres que tengan excelentes dones, mucha capacidad, espléndidas cualidades; pero un defecto, un sólo pecado albergado, ocasionará al carácter lo que al barco una tabla carcomida: un completo desastre y una ruina absoluta. 4TPI 93.2
Apreciado hermano, Dios, en su Providencia, le trajo de su granja a _____ para que pasara por pruebas que, de otro modo, no habría podido pasar. Le ha dado algunos testimonios de reprobación que usted ha aceptado, en apariencia; pero su espíritu se endurecía constantemente cuando se le reprendía. Es como aquellos que dejaron de andar con Jesús después que les revelara verdades ocultas y prácticas. Hermano, no se ha aferrado a la fe para corregir los defectos de su carácter. No ha humillado su espíritu orgulloso ante Dios. Se ha obstinado en luchar contra el Espíritu de Dios que se revelaba en la reprobación. Su corazón carnal e indómito no está sujeto a control alguno. No se ha disciplinado. Una y otra vez, sus humores descontrolados, su espíritu de insubordinación, han ganado el dominio sobre toda su persona. ¿Cómo puede un alma impulsiva e insubordinada vivir entre los ángeles? El cielo no puede admitirla, lo sabe bien. Si es así, empiece inmediatamente a corregir el mal que hay en su naturaleza. Conviértase y sea como un niño. 4TPI 93.3
Hermano, tiene un espíritu orgulloso que se cree superior a los demás. Abandone todo esto. Sus familiares tienen miedo de sus explosiones de ira. Su madre, temerosa de Dios, ha hecho todo lo posible para calmarlo y tranquilizarlo, ha intentado borrar cada causa que pudiera alterar o irritar a su hijo. Pero la persuasión, las súplicas y los intentos de pacificación lo han hecho considerar que ese carácter impulsivo no tiene remedio y que sus amigos tienen el deber de soportarlo. Las excusas y la humillación, antes que solucionar el mal, lo han favorecido. 4TPI 93.4
No ha combatido ese espíritu desdichado para conquistarlo. Cada vez que un obstáculo se ha interpuesto en su camino, ha considerado que la provocación era suficientemente fuerte para olvidarse de su humanidad y de que fue creado a imagen y semejanza de Dios. Ha desfigurado y distorsionado esa imagen. Ha perdido el autocontrol y ha dejado de tener poder sobre su voluntad. Se ha vuelto obstinado, y ha cedido al poder de Satanás cada vez que se ha abandonado a la pasión y al autogobierno, cada vez que ha permitido que sus sentimientos dominaran su juicio, su voluntad obstinada y descontrolada. El Señor vio que usted no se conoce a sí mismo y que, a menos que se viera a sí mismo y la pecaminosidad de su vida bajo la luz de la verdad, a menos que viera cuán gravosas son a los ojos de Dios esas explosiones de ira que se volvían más fuertes a cada aparición, con toda certeza fracasaría en su intento de ganar un trono junto al sufriente Hombre del Calvario. 4TPI 94.1
Hermano G, Dios lo llama para que se arrepienta y se convierta, y se vuelva como un niño. A menos que la verdad tenga una influencia santificadora sobre su vida y amolde su carácter, no tendrá herencia en el reino de Dios. La Providencia del Señor lo escogió para que estuviera conectado más directamente con su causa y obra. Lo aceptó como a un soldado indisciplinado, recién entrado en el ejército, y lo sometió a normas, reglas y responsabilidades para que se puliera. Al principio usted obraba con nobleza e intentaba mantenerse fiel en su puesto. Soportaba las pruebas mejor que nunca. Pero Satanás vino con tentaciones engañosas y cayó presa de ellas. El Señor se apiadó de usted y puso su mano sobre usted para salvarlo. Le dio una experiencia rica que ha desaprovechado. Como los hijos de Israel, pronto se olvidó de los cuidados de Dios y su gran misericordia. Hermano G, fue sanado en respuesta a las oraciones y Dios le dio una nueva vida. Pero ha permitido que los celos y la envidia entraran en su alma y lo ha decepcionado. Su designio era que fuera llevado allí donde pudiera desarrollar su carácter, allí donde pudiera ver y corregir sus defectos. 4TPI 94.2
En su infancia y su juventud, su educación no fue la correcta. Ahora debe aprender las lecciones de autocontrol que debería haber aprendido en sus primeros años. Dios le trajo a un entorno nuevo para que su Santo Espíritu lo disciplinara, para que usted pudiera adquirir la fuerza moral y el autocontrol que hicieran de usted un conquistador. Será necesario el mayor esfuerzo, la determinación más perseverante y resuelta y la máxima energía para controlar su yo. Su espíritu se ha endurecido demasiado tiempo ante la reprensión y su carácter se ha airado como un león enjaulado cuando su voluntad ha sido contrariada. Usted mismo deberá darse la educación que debieron darle sus padres. Cuando era joven, el retoño podía haber sido dominado fácilmente. Pero ahora, después que ha crecido, retorcido y atormentado, será tarea difícil. Sus padres permitieron que se deformara y ahora, sólo por la gracia de Dios unida a sus esfuerzos persistentes, podrá conquistar su voluntad. Por los méritos de Cristo puede abandonar lo que desfigura y deforma el alma y desarrolla un carácter deforme. Debe apartar el viejo hombre con sus errores y tomar el hombre nuevo, a Cristo Jesús. Adopte su vida como su guía y sus talentos e intelecto serán dedicados al servicio de Dios. 4TPI 95.1
¡Ojalá las madres trabajaran sabiamente, con calma y determinación, para formar y dominar los caracteres carnales de sus hijos! ¡Cuánto pecado sería cortado de raíz y cuántas pruebas ahorraría la iglesia! ¡Cuántas familias serían felices cuando ahora son desdichadas! Muchas almas se habrán perdido eternamente porque sus padres fueron negligentes con la disciplina de sus hijos y no les enseñaron disciplina y sumisión en su juventud. Domar las faltas y suavizar los arrebatos no es cortar el mal de raíz. Es la prueba de la ruina de miles de almas. Los padres deberán responder ante Dios por su negligencia y falta de valor en el deber. 4TPI 95.2
Hermano G, le falta tiempo para ponerse al mando y empezar a dictar órdenes a los demás; pero no está dispuesto a darse órdenes a sí mismo. Su orgullo se enciende al menor intento. El egoísmo y un espíritu arrogante son dos elementos rebeldes de su carácter. Quienes tienen un carácter como el suyo deben morir al yo y trabajar con celo si no quieren perder el cielo. A diferencia de los padres aficionados al error, Dios no entra en componendas con este elemento. 4TPI 95.3
En mi última visión se me mostró que si rechaza la reprensión y la corrección, si escoge su propia vía y no se disciplina, ya no será de utilidad para Dios y su santa obra. Si se hubiera dedicado a poner su propia alma a bien con el Señor, habría visto que tiene tanto trabajo por hacer con usted mismo que no habría tenido tiempo para malgastar con las supuestas ofensas del hermano H y no habría murmurado a sus espaldas. La obra de los últimos treinta años debería inspirar confianza en la integridad del hermano H. “Pagad a todos lo que debéis: [...] al que honra, honra”. Romanos 13:7. 4TPI 96.1
Los hombres que ocupan puestos de responsabilidad deben progresar continuamente. No deben aferrarse a los métodos antiguos y creer que no es necesario convertirse en obreros que empleen métodos científicos. Aunque cuando viene al mundo el hombre es el más impotente de los seres que ha creado Dios, y es el más perverso por naturaleza, es capaz, sin embargo, de progresar constantemente. Puede ser ilustrado por la ciencia, ennoblecido por la virtud, y puede progresar en dignidad mental y moral, hasta alcanzar una perfección de la inteligencia y una pureza de carácter tan sólo un poco inferiores a la perfección y la pureza de los ángeles. Con la luz de la verdad que resplandece sobre los intelectos humanos y el amor de Dios que se derrama en su corazón, no podemos concebir lo que pueden llegar a ser ni cuán grande obra pueden hacer. 4TPI 96.2
Sé que el corazón humano está ciego con respecto a su verdadera condición; pero no puedo dejar sin hacer un esfuerzo por ayudarlo. Lo amamos, y queremos verlo progresar hacia la victoria. Jesús lo ama. El murió por usted y quiere que se salve. No deseamos obligarlo a quedar en _____; pero queremos que haga una obra cabal en beneficio de su propia alma, que corrija todos los males que haya allí y que haga todo esfuerzo posible para dominar el yo, no sea que pierda el cielo. Esto es algo que no debe permitir. Por amor a Cristo, resista al diablo y él huirá de usted. 4TPI 96.3