Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
El carácter sagrado de los mandamientos de Dios
Muy respetable hermano K: En enero de 1875 se me mostró que hay impedimentos en el camino de la prosperidad espiritual de la iglesia. El Espíritu de Dios está contristado porque muchos no son como debieran ser en su corazón y su vida. La fe que profesan no está en armonía con sus obras. No observan como es debido el sagrado día de reposo del Señor. Cada semana roban a Dios usurpando los extremos de su santo tiempo; y dedican a las cosas mundanales las horas que debieran dedicar a la oración y la meditación. 4TPI 244.1
Dios nos ha dado sus mandamientos, no sólo para que creamos en ellos, sino para que los acatemos. Cuando el gran Jehová echó los cimientos de la tierra y adornó el mundo entero con su manto de belleza y lo llenó de cosas útiles al hombre; cuando hubo creado todas las maravillas de la tierra y del mar, instituyó el sábado y lo santificó. Dios bendijo y santificó el séptimo día porque había descansado en él de toda su maravillosa obra de la creación. El sábado fue hecho para el hombre, y Dios quiere que en ese día dejemos de lado nuestro trabajo, así como él descansó después de trabajar seis días en la creación. 4TPI 244.2
Cuando a los que reverencian los mandamientos de Jehová se les haya dado la luz con referencia al cuarto precepto del Decálogo, lo obedecerán sin cuestionar la posibilidad o conveniencia de una obediencia tal. Dios hizo al hombre a su imagen, y luego le dio ejemplo al observar el séptimo día que había santificado. Ordenó que en aquel día el hombre lo adorara y no se entregase a ninguna ocupación mundana. Nadie que desprecie el cuarto mandamiento después de haber recibido luz acerca de las exigencias del sábado puede ser tenido por inocente a la vista de Dios. 4TPI 244.3
Hermano K, usted reconoce los requerimientos divinos con respecto a la observancia del sábado, pero sus obras no están en armonía con lo que declara ser su fe. En la medida en que infringe la ley de Dios, arroja el peso de su influencia en favor del bando incrédulo. Cuando sus preocupaciones temporales parecen requerir atención, usted viola el cuarto mandamiento sin escrúpulos. Hace de la observancia de la ley de Dios asunto de conveniencia, obedeciendo o desobedeciendo según lo exijan sus negocios o su inclinación. Esto no es honrar el sábado como institución sagrada. Usted contrista al Espíritu de Dios y deshonra a su Redentor al seguir esta conducta temeraria. 4TPI 244.4
El Señor no acepta una observancia parcial de la ley del sábado, porque ejerce peor efecto sobre la mente de los pecadores que si no profesara observar el sábado. Ellos perciben que su vida contradice su creencia y pierden la fe en el cristianismo. El Señor quiere decir precisamente lo que expresa, y el hombre no puede poner impunemente a un lado sus mandamientos. El ejemplo de Adán y Eva en el huerto nos amonesta suficientemente contra cualquier desobediencia a la ley divina. El pecado que cometieron nuestros primeros padres al escuchar las engañosas tentaciones del enemigo atrajo la culpa y el pesar sobre el mundo y obligó al Hijo de Dios a abandonar las cortes reales del cielo y ocupar un humilde lugar en la tierra. Se sometió a los insultos, al rechazo y a la crucifixión por parte de aquellos mismos a quienes venía a bendecir. ¡Qué costo infinito acompañó a aquella desobediencia en el huerto de Edén! La Majestad del cielo fue sacrificada para salvar al hombre de la condena de su crimen. 4TPI 245.1
Dios no pasará por alto ninguna transgresión de su ley, ni la considerará con más ligereza ahora que en el día en que pronunció el juicio contra Adán. El Salvador del mundo alza su voz y protesta contra aquellos que consideran los mandamientos divinos indiferentemente y con negligencia. Dice: “Cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Mateo 5:19. La enseñanza de nuestra vida se hace sentir completamente en favor de la verdad o contra ella. Si nuestras obras parecen justificar al transgresor en su pecado, si nuestra influencia resta importancia a la violación de los mandamientos de Dios, entonces no sólo somos culpables de nuestros propios actos, sino que hasta cierto punto somos responsables de los consiguientes errores ajenos. 4TPI 245.2
En el mismo principio del cuarto precepto, Dios dijo: “Acuérdate” (Éxodo 20:8), sabiendo que el hombre, dada la multitud de sus preocupaciones y dudas, se vería tentado a excusarse de satisfacer plenamente los requisitos de la ley, o, en el apremio de los negocios mundanos, se olvidaría de su importancia y santidad. “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra” (Éxodo 20:9); es decir, los quehaceres usuales de la vida, que persiguen las ganancias mundanas o el placer. Estas palabras son muy explícitas; no puede haber error. Hermano K, ¿cómo se atreve a transgredir un mandamiento tan solemne e importante? ¿Ha hecho el Señor una excepción por la cual se lo exime de la ley que él dio al mundo? ¿Son sus transgresiones omitidas en libro de registro? ¿Ha convenido él en excusar su desobediencia cuando las naciones se presenten delante de él para el juicio? No se engañe ni por un momento con el pensamiento de que su pecado no traerá su merecido castigo. Sus transgresiones serán castigadas con la vara, porque usted tuvo la luz, y anduvo sin embargo en sentido completamente contrario a ella. “Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho”. Lucas 12:47. 4TPI 245.3
Dios dio al hombre seis días para que realizara su trabajo y llevara a cabo los quehaceres comunes de la vida; pero le pide un día que él puso aparte y santificó. Lo da al hombre como día en el cual pueda descansar de su trabajo y dedicarse al culto y al mejoramiento de su condición espiritual. ¡Qué flagrante ultraje es de parte del hombre robar el día santificado de Jehová y apropiárselo para sus propios propósitos egoístas! 4TPI 246.1
Para el hombre mortal la más grosera presunción es aventurarse a hacer una especie de componenda con el Todopoderoso a fin de asegurar sus propios y mezquinos intereses temporales. Emplear ocasionalmente el sábado para los negocios seculares es una violación tan evidente de la ley como rechazarla enteramente; porque es hacer de los mandamientos del Señor un asunto de conveniencia. “Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:5), resuena con voz de trueno desde el Sinaí. Aquel que declara que las debilidades de los padres serán castigadas en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen, y que manifestará misericordia en millares de generaciones a aquellos que le aman y guardan sus mandamientos no aceptará ninguna obediencia parcial, ni ningún interés dividido. No es asunto sin importancia robar a un vecino, y grande es el estigma impuesto al culpable de semejante acto; sin embargo, el que nunca defraudaría a sus semejantes, roba sin vergüenza alguna a su Padre celestial el tiempo que ha bendecido y apartado con un propósito especial. 4TPI 246.2
Estimado hermano, sus obras difieren de la fe que profesa, y su único argumento es la miserable excusa de la conveniencia. En tiempos pasados, los siervos de Dios fueron llamados a dar su vida para vindicar su fe. La conducta que lleva no armoniza con la de los mártires cristianos, que sufrieron hambre y sed, tortura y muerte, antes que renunciar a su religión o a los principios de la verdad. 4TPI 247.1
Escrito está: “¿Qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” Santiago 2:14. Cada vez que dedica sus manos a trabajar en sábado niega virtualmente su fe. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que la fe sin obras es muerta, y que el testimonio de la propia vida proclama al mundo si se es fiel o no a la fe que se profesa. Su conducta rebaja la ley de Dios en la estima de sus amigos mundanos. Con ella les dice: “Podéis obedecer los mandamientos o no obedecerlos. Yo creo que la ley de Dios es, en cierto modo, obligatoria para los hombres; pero al fin y al cabo, el Señor no es tan escrupuloso como para exigir una observancia estricta de sus preceptos, y una transgresion ocasional no es castigada con severidad de su parte”. 4TPI 247.2
Muchos, al excusarse por violar el sábado, se refieren a su ejemplo. Arguyen que si un hombre tan bueno, que cree que el séptimo día es el día de reposo, puede dedicarse a empleos mundanos en ese día cuando las circunstancias parecen requerirlo, seguramente ellos pueden hacer lo mismo sin ser condenados. Muchas almas lo enfrentarán en el día del juicio, y presentarán su influencia como argumento para explicar su desobediencia a la ley de Dios. Aunque esto no los disculpará de su pecado, será un terrible cargo en su contra. 4TPI 247.3
Dios ha hablado, y quiere que el hombre obedezca. No pregunta si le es conveniente hacerlo. El Señor de la vida y la gloria no tuvo en cuenta su conveniencia o placer cuando dejó su puesto y elevada jerarquía para venir a ser varón de dolores y experimentado en quebranto, para aceptar la ignominia y la muerte a fin de librar al hombre de las consecuencias de su desobediencia. Jesús murió, no para salvar al hombre en sus pecados, sino de sus pecados. El hombre ha de abandonar el error de sus caminos, seguir el ejemplo de Cristo, tomar su cruz y seguirlo, negándose a sí mismo y obedeciendo a Dios a toda costa. 4TPI 247.4
Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón”. Mateo 6:24. Si somos verdaderos siervos de Dios, no habrá en nuestra mente duda alguna al respecto de si obedeceremos sus mandamientos o haremos que prevalezcan nuestros propios intereses temporales. Si los que creen en la verdad no son sostenidos por su fe en estos días comparativamente apacibles, ¿qué los sostendrá cuando venga la gran prueba y sea promulgado el decreto contra aquellos que no quieran adorar la imagen de la bestia ni recibir su marca en la frente o en la mano? Ese tiempo solemne no está lejos. En vez de volverse débiles e irresolutos, los hijos de Dios deben cobrar fuerzas y valor para el tiempo de la tribulación. 4TPI 248.1
Jesús, nuestro gran Ejemplo, enseñó mediante su vida y su muerte la más estricta obediencia. El justo murió por los injustos, el inocente por los culpables, a fin de que se preservara el honor de la ley de Dios sin que el hombre pereciese para siempre. El pecado es la transgresión de la ley. Si el pecado de Adán produjo tan indecible sufrimiento y requirió el sacrificio del amado Hijo de Dios, ¿cuál será el castigo de los que, viendo la luz de la verdad, anulan el cuarto mandamiento del Señor? 4TPI 248.2
Las circunstancias no justificarán que nadie trabaje el sábado por amor a la ganancia mundana. Si Dios excusa a un hombre, puede excusarlos a todos. ¿Por qué no habría de trabajar en sábado para ganarse la vida el hermano L, que es pobre, cuando al hacerlo podría sostener mejor su familia? ¿Por qué no podrían los otros hermanos, o todos nosotros, guardar el sábado únicamente cuando fuese conveniente hacerlo? La voz de Sinaí responde: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios”. Éxodo 20:9, 10. 4TPI 248.3
Las malas acciones perpetradas por los que creen en la verdad causan gran debilidad a la iglesia. Son piedras de tropiezo en el camino de los pecadores y les impiden venir a la luz. Hermano, Dios lo llama a ponerse completamente de su lado y a dejar que sus obras muestren que usted respeta sus preceptos y tiene por inviolable el sábado. Lo invita a despertar, a reconocer su deber y a ser fiel a las responsabilidades que le incumben. Le dirige estas solemnes palabras: “Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras; entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado”. Isaías 58:13, 14. 4TPI 248.4
Como muchos de nuestros hermanos, usted se mezcla con los transgresores de la ley de Dios, mira los asuntos desde su punto de vista y cae en sus errores. Dios visitará con sus juicios a aquellos que profesan servirle y en realidad sirven a Mammón. Los que desprecian la orden expresa del Señor para obtener ventajas personales están acumulando desgracias futuras sobre sí mismos. La iglesia de _____ debe preguntarse detenidamente si no ha hecho del templo de Dios, como los judíos, un lugar de comercio. Cristo dijo: “Mi casa, casa de oración será llamada, mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho”. Mateo 21:13. 4TPI 249.1
¿Acaso muchos de los nuestros no caen en el pecado de sacrificar su religión a la ganancia mundana, conservando una forma de piedad y, sin embargo, dedicando toda su mente a las ocupaciones temporales? Es preciso considerar la ley de Dios por encima de todo y obedecerla en el espíritu y en la letra. Si se considera livianamente la Palabra de Dios, pronunciada con pavorosa solemnidad desde el santo monte, ¿cómo se recibirán los testimonios de su Espíritu? Las mentes que están tan entenebrecidas que no reconocen la autoridad de los mandamientos del Señor, dados directamente al hombre, pueden recibir poco beneficio del débil instrumento elegido por él para instruir a su pueblo. 4TPI 249.2
Hermano, su edad no lo dispensa de obedecer los mandatos divinos. Abrahán fue probado estrictamente en su vejez. Al afligido anciano le parecían terribles e inoportunas las palabras del Señor; pero no puso en duda su justicia ni vaciló en su obediencia. Podría haber alegado que era anciano y débil, y no podía sacrificar al hijo que era el gozo de su vida. Podría haber recordado al Señor que esta orden contrariaba las promesas que le había hecho respecto de su hijo. Pero Abrahán obedeció sin una queja ni un reproche. Su confianza en Dios fue absoluta. 4TPI 249.3
La fe de Abrahán debe ser nuestro ejemplo; sin embargo, cuán pocos soportarán pacientemente una simple reprensión por los pecados que hacen peligrar su bienestar eterno. Cuán pocos reciben la corrección con humildad y sacan un beneficio de ella. La exigencia de Dios respecto de nuestra fe, nuestros servicios y nuestros afectos debe recibir una respuesta alegre. Tenemos una deuda infinita para con el Señor y debemos cumplir sin vacilación el menor de sus requerimientos. Para violar los mandamientos, no es necesario que pisoteemos todo el código moral. Si despreciamos un precepto, somos transgresores de la ley sagrada. Pero si queremos ser fieles observadores de los mandamientos, debemos observar estrictamente todo lo que Dios nos ha impuesto. 4TPI 250.1
Dios permitió que su propio Hijo sufriese la muerte en cumplimiento de la condena por la transgresión de la ley; por tanto, ¿cómo tratará a aquellos que, frente a toda esta evidencia, se aventuran en la senda de la desobediencia después de haber recibido la luz de la verdad? El hombre no tiene derecho a presentar su conveniencia o sus necesidades en este asunto. Dios proveerá; el que alimentó a Elías a orillas del arroyo, haciendo de un cuervo su mensajero, no dejará a sus fieles sufrir por falta de alimento. 4TPI 250.2
El Salvador preguntó a sus discípulos, apremiados por la pobreza, por qué se acongojaban por lo que debían comer y cómo habían de vestirse. Les dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?” Mateo 6:26. Les señaló las hermosas flores, formadas y matizadas por la mano divina, diciendo: “Y por el vestido, ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” Mateo 6:26, 28-30. 4TPI 250.3
¿Dónde está la fe del pueblo de Dios? ¿Porqué sienten sus miembros tanta duda y desconfianza respecto de Aquel que provee para sus necesidades y los sostiene por su fuerza? El Señor probará la fe de su pueblo; mandará reprensiones, que serán seguidas por aflicciones si no se escuchan estas advertencias. Quebrantará el fatal letargo del pecado a cualquier precio en aquellos que se han apartado de su fidelidad a él, y los despertará para que comprendan cuál es su deber. 4TPI 251.1
Hermano, su alma debe ser vivificada y ampliada su fe. Ha justificado durante tanto tiempo su desobediencia por un motivo u otro, que su conciencia, arrullada en el descanso, ha cesado de recordarle sus errores. Ha seguido durante tanto tiempo su propia conveniencia respecto de la observancia del sábado, que su mente, encallecida, ya no es susceptible de ser impresionada respecto de su conducta desobediente; es más, por haberse puesto usted mismo en esa condición, es el máximo responsable. Empiece en seguida a obedecer los mandamientos divinos y a confiar en Dios. No provoque su ira, no sea que le visite con terrible castigo. Vuelva a él antes que sea demasiado tarde, y halle perdón para su desobediencia. Él es rico y abundante en misericordia; le dará su paz y aprobación si se allega a él con humilde fe. 4TPI 251.2