Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

31/95

Oposición a las advertencias fieles

El 3 de enero de 1875 se me mostró que, antes de que Dios pueda hacer algo por ellos, los que están en California y profesan creer la verdad tienen mucho trabajo por hacer. Muchos se engañan a sí mismos con la idea de que están a bien con Dios, y no ven que los principios de la verdad no habitan en sus corazones. Estas personas sólo pueden volver al orden mediante la búsqueda perseverante, diligente y sincera del consejo del Testigo Fiel. Se encuentran en una condición fría, formal y apartada de Dios. A ellos van dirigidas las palabras del Testigo Fiel: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: ‘Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad’; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Apocalipsis 3:15-19. 4TPI 225.1

Hermano G, no responde a las llamadas de Dios. Su fuerza espiritual y su crecimiento en la gracia serán proporcionales a la labor de amor y las buenas obras que haga alegremente por su Salvador, el cual no ha escatimando nada, ni siquiera su propia vida, para salvarlo. El apóstol ordena: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Gálatas 6:2. No basta con que profese fe en los mandamientos de Dios; debe participar de la labor. Usted es un transgresor de la ley de Dios. No lo ama con todo su corazón, con toda su fuerza y toda su mente; y tampoco obedece los últimos seis mandamientos porque no ama a su prójimo como a sí mismo. Su amor por sí mismo es mayor que el que siente por Dios y por su prójimo. Guardar los mandamientos de Dios nos exige más de lo que usted está dispuesto a dar. Dios le pide buenas obras, abnegación, sacrificio y dedicación a la búsqueda del bien de los demás, para que, valiéndose de usted como su instrumento, las almas puedan ser traídas a la verdad. 4TPI 225.2

Ciertamente, ninguno de nosotros se salvará únicamente por haber hecho buenas obras; pero sin buenas obras es imposible que alguien se salve. Después de haber hecho todo cuanto esté en nuestras manos, en nombre de la fuerza de Jesús deberemos decir: “Somos siervos inútiles”. No debemos pensar que hemos hecho grandes sacrificios y que, por lo tanto, merecemos una gran recompensa por nuestros flacos servicios. 4TPI 226.1

La autojustificación y la seguridad carnal se han cernido sobre usted como si de aros de acero se tratase. Debe ser celoso y arrepentirse. Se ha equivocado al mostrarse tolerante con los desafectos cuyas conductas estaban en oposición con la obra que el Señor, mediante sus siervos, estaba llevando Su corazón no estaba a bien con Dios y no recibió la luz que él le envió. Predispuso su obstinada voluntad a resistir la reprensión que el Señor le enviaba con amor. Sabía que era cierta, pero quiso cerrar los ojos a su verdadera condición. Tanto si escucha el llamado de reprensión y advertencia que Dios le ha enviado como si lo desoye, tanto si se reforma como si persiste en sus defectos de carácter, llegará un día en que se dará cuenta de lo que habrá perdido al ponerse en una posición desafiante, combatiendo en espíritu contra los siervos de Dios. Su sentimiento de amargura hacia el hermano H es desconcertante. Él se ha esforzado, se ha desvivido y se ha sacrificado por llevar a cabo la obra de Dios en aquella costa. Aun así, su ceguera, causada por una vida y un corazón sin consagrar, lo ha empujado a atreverse, junto con I y J, a tratar cruelmente al siervo de Dios. “No toquéis [...] a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (1 Crónicas 16:22; Salmos 105:15), dijo Dios. No es asunto vano para usted alinearse, como así ha hecho, contra los hombres que Dios ha enviado con luz y verdad para el pueblo. Cuide que su influencia no aparte las almas de la verdad que declaran los siervos que Dios ha enviado porque una terrible desgracia se cierne sobre usted. 4TPI 226.2

Satanás lo ha usado como su agente para insinuar dudas y reiterar las insinuaciones y malas interpretaciones que se originan en un corazón sin santificar que Dios habría limpiado de toda contaminación. Sin embargo, usted no quiso recibir instrucción, rehusó la corrección, rechazó las reprobaciones y obró siguiendo sus propia voluntad y su propia costumbre. Esta raíz de amargura extravía las almas y, por culpa de todos esos interrogantes, se vuelven murmuradoras, por lo que se alejan tanto de Dios que el testimonio y la reprobación que él envía no puede alcanzarlas. La sangre de esas almas recaerá sobre usted y sobre los espíritus con los que ha estado en armonía. 4TPI 226.3

Como siervos suyos, Dios nos ha dado una tarea por cumplir. Nos dio un mensaje para que lo lleváramos a su pueblo, durante treinta años hemos recibido las palabras de Dios y las hemos repetido a su pueblo. La responsabilidad que aceptamos con tanta oración y meditación nos ha hecho temblar. Hemos sido embajadores de Dios que, como sustitutos de Cristo, suplican a las almas que se reconcilien con Dios. Hemos advertido de los peligros que Dios nos ha mostrado que acechaban a su pueblo. Dios nos encargó una tarea. ¿Cuál será, pues, la condición de aquellos que no quieran escuchar las palabras que Dios les envía porque contrarían sus deseos o reprenden sus errores? Si usted está plenamente convencido de que no hemos hablado en nombre de Dios, ¿por qué no obra de acuerdo con su fe y corta toda relación con las personas que se encuentran sometidas a un engaño tan grande como este pueblo? Si se ha comportado de acuerdo con los dictados del Espíritu de Dios, usted tiene razón y nosotros estamos equivocados. Una de dos: o Dios enseña a su iglesia, reprende sus malas acciones y refuerza su fe, o no hace nada de eso; o esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no entra en componendas con Satanás. ¿Mi tarea durante los últimos treinta años lleva el sello de Dios o el del enemigo? En este asunto no hay medias tintas. Los Testimonios son del Espíritu de Dios o del demonio. Al alinearse contra los siervos de Dios, ¿está trabajando para Dios o para el maligno? “Por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:20. ¿Qué sello lleva su obra? Valdrá la pena mirar con espíritu crítico el resultado de su conducta. 4TPI 227.1

No es nada nuevo que un hombre sea engañado por el archiembaucador y se alinee contra Dios. Considere su conducta con espíritu crítico antes atreverse a ir más allá en la senda que está siguiendo. Los judíos se engañaron a sí mismos. Rechazaron las enseñanzas de Cristo porque sacaba a la luz los secretos de sus corazones y reprendía sus pecados. No quisieron acercarse a la luz por temor de que sus acciones fuesen reprobadas. Prefirieron las tinieblas a la luz. Cristo dijo: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas”. Juan 3:19. Los judíos persistieron en rechazar a Cristo hasta que, víctimas de su propio engaño y desviación, pensaron que al crucificarlo le hacían un servicio a Dios. Ese fue el resultado de rechazar la luz. Usted corre el peligro de sufrir un engaño similar. Sería bueno para su alma, hermano G, que considerara dónde acaba la senda que ahora sigue. Dios puede prescindir de usted, pero usted es incapaz de hacer nada sin Dios. Él no obliga a nadie para que crea. Pone la luz delante de los hombres y Satanás presenta sus tinieblas. Mientras que el embaucador grita constantemente: “La luz está aquí, esta es la verdad”, Jesús dice: “Yo soy la verdad, tengo palabras de vida eterna. Si alguno me sigue, no andará en tinieblas”. Dios nos da todas las pruebas suficientes para inclinar nuestra fe hacia el lado de la verdad. Si nos rendimos a Dios escogeremos la luz y rechazaremos las tinieblas. Si deseamos mantener la independencia del corazón natural, y rechazamos la corrección de Dios, como los judíos, nos obstinaremos en llevar a cabo nuestros propósitos y nuestras ideas aun ante las más claras pruebas, y estaremos en peligro de sufrir un engaño tan grande como el que ellos sufrieron. En nuestra infatuación podemos llegar tan lejos como ellos y aun suponer que estamos haciendo la obra de Dios. 4TPI 227.2

Hermano G, no seguirá en el cargo que ahora ocupa. El camino que ha iniciado se aparta de la senda verdadera y lo separa del pueblo al que Dios está probando para purificarlo para la victoria final. O se une a este cuerpo y se esfuerza honestamente para responder a las súplicas de Cristo o su incredulidad será cada vez mayor. Uno tras otro, los puntos establecidos de la fe del cuerpo serán objeto de sus cuestionamientos, su opinión se hará cada vez más independiente y se hará más y más oscura respecto de la obra de Dios para este tiempo. Finalmente, confundirá la luz con las tinieblas y las tinieblas con la luz. 4TPI 228.1

Satanás tiene mucho poder para apresar las almas confundiendo las mentes de aquellos que no aceptan la luz y los privilegios que les envía la Providencia. Las mentes que se someten al control de Satanás son llevadas constantemente de la luz y la verdad al error y las tinieblas. Por menor que sea la ventaja que le dé a Satanás, él seguirá exigiéndole más y estará al acecho para obtener el mayor provecho de cualquier circunstancia que favorezca su causa y la ruina de su alma. 4TPI 228.2

Hermano y hermana G, ninguno de ustedes se encuentra en una posición segura. Menosprecian las reprensiones. Si en lugar de palabras duras hubiesen escuchado palabras amables, si hubiesen recibido alabanzas y adulaciones, ahora se encontrarían en una situación muy distinta respecto de su creencia en los Testimonios. En estos últimos tiempos algunos clamarán: “Decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras”. Isaías 30:10. Este no es mi cometido. Dios me puso para reprender a su pueblo y, tan cierto como que ha puesto sobre mi una pesada carga, considerará a todos aquellos a quienes se proclama este mensaje como responsables del modo en que lo traten. Dios no debe ser tratado con desconsideración. La paga de los que menosprecien su obra estará de acuerdo con sus actos. Yo no escogí esta desagradable tarea. No me trae la alabanza o el favor de los hombres. Es una labor que pocos serán capaces de apreciar. Todos los que, con sus tergiversaciones, celos, sospechas e incredulidad, creando en las mentes de otros prejuicios contra los Testimonios que Dios me ha dado, limitan mi labor y hacen que mi trabajo sea doblemente duro tienen un asunto pendiente con Dios. Por mi parte, yo seguiré adelante en la medida en que la Providencia y mis hermanos vayan abriéndome camino. En nombre de mi Redentor y con su fuerza haré cuanto pueda. Advertiré, aconsejaré, reprenderé y alentaré tal como dicta el Espíritu de Dios, tanto si se me escucha como si se me silencia. Mi deber no es complacerme, sino hacer la voluntad de mi Padre celestial, el cual me ha encargado la obra. 4TPI 229.1

Cristo advirtió a sus discípulos: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:15-20. Hermano G, tiene delante de usted una prueba, puede pasarla si tal es su deseo. No es preciso que permanezca en la incertidumbre y la duda. Satanás está al alcance de la mano para sugerir una gran variedad de dudas, pero si abre los ojos a la fe encontrará suficientes pruebas para creer. Sin embargo, Dios nunca eliminará las causas de la duda. Quienes prefieren permanecer en un ambiente de dudas e incredulidad pueden disfrutar de un privilegio nada envidiable. Dios da suficientes pruebas para que las mentes sinceras puedan creer. Pero quien, amparándose en la existencia de ciertas cosas que esta mente finita no puede entender, no reconoce el peso de la evidencia quedará en el ambiente frío y helado de la incredulidad y la duda; su fe naufragará. Parece que usted consideró una virtud alinearse en el bando de los que dudan en lugar de tomar partido por los que creen. Jesús jamás elogió la incredulidad, jamás planteó dudas. Sus milagros fueron prueba para su nación de que él era el Mesías; aun así, algunos consideraron que dudar de él era una virtud y, razonando según la mente humana, en todas y cada una de la buenas obras del Salvador encontraron algún aspecto digno de censura o cuestión. 4TPI 229.2

El centurión que deseaba que Cristo fuera y sanara a su siervo se sentía indigno de que Jesús entrara bajo su techo; su fe en el poder de Cristo era tan fuerte que creía que bastaría con pedirle tan sólo una palabra para que el milagro fuera obrado. “Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: ‘De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes’. Entonces Jesús dijo al centurión: ‘Ve, y como creíste, te sea hecho’. Y su criado fue sanado en aquella misma hora”. Mateo 8:10-13. 4TPI 230.1

Jesús alabó la fe en contraste con la duda. Mostró que los hijos de Israel tropezarían a causa de su incredulidad, la cual los llevaría a rechazar la gran luz y acabaría con su condenación y rechazo. Tomás declaró que no creería sin haber puesto antes su dedo en las llagas de las manos del Señor e introducir la mano en su costado. Cristo le dio las pruebas que deseaba y luego reprendió su incredulidad: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”. Juan 20:29. 4TPI 230.2

En este tiempo de tinieblas y error, los hombres que profesan ser seguidores de Cristo parecen pensar que tienen la libertad de recibir o rechazar a los siervos del Señor según su deseo y conveniencia sin que por ello sean considerados responsables de sus acciones. La incredulidad y la oscuridad los dominan. Sus sentidos están adormecidos por la incredulidad. Violan sus conciencias y se vuelven infieles a sus convicciones, a la vez que su fuerza moral se debilita. Ven a los demás en la misma luz que ellos están. 4TPI 231.1

Cuando Cristo envió a los doce, les ordenó: “Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. Y al entrar en la casa, saludadla. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad”. Mateo 10:11-15. Les advirtió que se guardaran de los hombres porque serían librados a los concejos y azotados en las sinagogas. 4TPI 231.2

El corazón de los hombres no es hoy menos duro que cuando Cristo vino a la tierra. Como el pueblo hizo cuando él estuvo en la tierra, harán todo cuanto esté en su poder para ayudar al gran adversario en su tarea de dificultar tanto como sea posible la labor de los siervos de Cristo. Flagearán con la lengua, difamando y esparciendo falsedades. Criticarán los esfuerzos que el siervo de Dios les pida que hagan y harán que se vuelvan en contra de él. Con sus perversas conjeturas verán fraude y doblez allí donde sólo haya perfecta integridad y justicia. Acusarán de tener motivaciones egoístas a los siervos de Dios, cuando el mismo Dios los guíe, y cuando incluso sean capaces de dar la propia vida si Dios así lo demanda, si al hacer así pueden hacer que la causa del Señor avance. Quienes menos hacen, quienes menos invierten en la causa de la verdad, son los más proclives en expresar falta de fe en la integridad de los siervos de Dios que en la gran obra ocupan una posición de responsabilidades pecuniarias. Los que confían en la obra de Dios están dispuestos a arriesgar algo por su avance, y su prosperidad espiritual estará proporcionada a sus obras de fe. La palabra de Dios es nuestro modelo y, sin embargo, ¡cuán pocos la siguen! Nuestra religión tendrá escaso valor para nuestros amigos si sólo es teórica y no tiene una aplicación práctica. Muchos que profesan seguir la Biblia llevan con ellos la influencia del mundo y la soberbia. Son como una nube que hiela el aire en que otros se mueven. 4TPI 231.3