Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

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Calificaciones de los administradores

Debiera haber una reforma cabal de parte de los hombres que en la actualidad están vinculados con nuestras instituciones importantes. Algunos poseen rasgos valiosos de carácter, mientras que carecen seriamente de otros. Su carácter necesita tener una estampa distinta, que sea conforme a la semejanza de Cristo. Deben recordar todos que aún no han alcanzado la perfección, que la obra de la edificación del carácter no está ya terminada. Si anduviesen en cada rayo de luz que Dios ha dado; si se compararan a sí mismos con la vida y el carácter de Cristo, se darían cuenta que fallaron en cumplir los requerimientos de la sagrada ley de Dios y procurarían hacerse perfectos en su esfera, así como Dios es perfecto en la suya. Si estos hombres se hubiesen dado cuenta de la importancia de estas cosas, estarían hoy mucho más avanzados de lo que están en su estado actual, y mucho mejor calificados para ocupar puestos de confianza. Durante estas horas de prueba deben buscar la perfección de carácter. Deben aprender diariamente de Cristo. Están conectados con la obra de Dios no porque son hombres perfectos, infalibles, sin ningún defecto de carácter, sino a pesar de sus defectos. Dios espera que mientras estén conectados con su obra estudien constantemente y aprendan cómo imitar el Modelo. 5TPI 525.1

Jesús vinculó en su obra a Juan, Pedro y Judas, y los hizo colaboradores juntamente con él; pero al mismo tiempo ellos debían estar aprendiendo constantemente lecciones de Cristo. De su enseñanza debían asimilar lecciones que corrigiesen sus ideas erróneas y sus opiniones equivocadas concernientes a lo que constituye un carácter cristiano. Juan y Pedro no eran hombres perfectos, pero aprovechaban cada oportunidad para aprender. Pedro no aprendió a desconfiar de sí mismo, a ser cuidadoso de su persona, hasta que fue vencido por las tentaciones del diablo y negó a su Señor. Judas tuvo la misma oportunidad que tuvieron estos discípulos de aprender las lecciones enseñadas por Cristo, pero despreció su valor. Era solamente un oidor y no un hacedor. El resultado pudo verse en su traición al Señor. 5TPI 526.1

Los hombres a quienes Dios ha vinculado con sus instituciones no han de sentir que no tienen que mejorar por el mero hecho de que ocupan puestos de responsabilidad. Si han de ser hombres representativos, guardianes de la obra más sagrada que se haya encomendado a los mortales, deberán ocupar el puesto de discípulos. No deberán sentirse autosuficientes ni engreírse. Deberían siempre darse cuenta de que están pisando sobre suelo santo. Angeles del cielo están listos para servirles, y deben estar constantemente recibiendo luz e influencias celestiales, de lo contrario no serán más aptos para la obra que los incrédulos. 5TPI 526.2

Si el carácter de los hombres que trabajan en las oficinas de Battle Creek fuera transformado de tal manera que ejerciesen una influencia provechosa sobre los que están bajo su gobierno, entonces la perspectiva sería más alentadora No importa lo que los empleados allí piensen de su capacidad personal, tengo razón para decir que muchos tendrán que mejorar grandemente antes de estar capacitados para ocupar sus puestos aceptablemente. Podrán sentirse competentes para dar consejos, pero ellos mismos están en necesidad de consejos de parte de Aquel que es perfecto en sabiduría. Grandes e importantes intereses están en peligro de ser malogrados y de salir con defecto de sus manos. Si todos percibiesen más su ignorancia, y dependieran menos del yo, podrían aprender del gran Maestro la mansedumbre y humildad de corazón. 5TPI 526.3

Dios observa todo lo que transcurre en la oficina. “Tú, oh Dios, me ves”, es algo que debiera recordarse en todo momento. Los que llevan responsabilidades en la oficina deben ser corteses y bondadosos con todo el mundo. Un sentido constante de la presencia de Cristo evitaría la violación de los derechos de los demás, que es una práctica tan común en el mundo, pero que es una ofensa para Dios. El amor de Jesús debe incorporarse en las vidas de los obreros en los diferentes departamentos de la oficina, para que se haga justicia, no sólo a la obra, sino el uno para con el otro. 5TPI 527.1

La primera obra que debe hacerse, mis hermanos, es que os aseguréis de la bendición de Dios dentro de vuestros propios corazones. Luego llevadla con vosotros a vuestros hogares. Eliminad las críticas, venced vuestras maneras exigentes y permitid que prevalezcan el espíritu de alegría y de bondad. La atmósfera de vuestros hogares la llevaréis a la oficina, y una paz celestial rodeará vuestras almas. Dondequiera que reina el amor de Jesús hay ternura compasiva y preocupación por los demás. La obra más preciosa en la que mis hermanos pueden tomar parte es el cultivo de un carácter semejante al de Cristo. 5TPI 527.2

Se me mostró que los que dirigen nuestras instituciones deberían recordar siempre que hay un jefe director que es el Dios del cielo. En toda transacción de negocio dentro de cada departamento de la obra debe practicarse en forma estricta la honestidad. Debe haber firmeza en el mantenimiento del orden, pero esa firmeza debe estar mezclada con misericordia y consideración. La justicia tiene un hermano gemelo, el cual es el amor. Ambos deben mantenerse lado a lado. La Biblia debe ser nuestra guía. No hay mayor engaño que el creer que se puede hallar una guía mejor que la Palabra de Dios cuando uno está en dificultades. La Palabra bienaventurada debe ser la lámpara a nuestros pies. Los principios bíblicos deben aplicarse a la vida diaria. 5TPI 527.3